You're on your own, kid

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Cause there were pages turned with the bridges burned
Everything you lose is a step you take
So make the friendship bracelets
Take the moment and taste it
You've got no reason to be afraid
You're on your own, kid
Yeah, you can face this.

Marta

La primera sonrisa del día se la regalé al video que me envió Paula del amanecer en la playa junto a su foto más reciente en el banco que había en Castelldefels en donde fue inevitable tener que sentarme para apreciar mejor el contenido diario que tenía de la rubia de su viaje a Barcelona.

Arrugué la nariz encantada al apreciar cómo la pediatra lucía adorable con su pose de niña buena sentada en el banco café gigantesco en donde se veía diminuta no solo por el tamaño de la estructura comparado con su cuerpo menudo, sino también porque esta mañana llevaba dos trenzas de raíz que le restaban al menos diez años de encima y que le daban ese brillo especial que tenían sus ojos oscuros el cual acompañado con esa sudadera rosa que tan bien conocía y que era al menos dos tallas más grande que ella fueron los causantes de ese suspiro involuntario e inexplicable que me atacó al cerrar los ojos y ser capaz de escuchar su risa potente a pesar de los miles de kilómetros que nos separaban.

Ladeé la cabeza divertida al no poder creer que con solo tres días sin tenerla cerca la extrañaba a tal punto que aunque nunca se lo diría, mi momento favorito del día era justamente éste en donde la rubia no dudaba en saludarme con un nuevo amanecer de fondo solo porque en algún momento de nuestras conversaciones diarias le comenté que el mar me calmaba de tal forma que los amaneceres y atardeceres en la playa eran mis cosas favoritas en el mundo.

Así que Paula se había tomado a pulso aquel detalle que yo ni siquiera recordaba habérselo comentado, pero que apreciaba que ella sí lo hiciera porque desde ese momento comencé a recibir a diario cada amanecer y cada atardecer que la mayor vivía, además de muchas fotos del borde costero de Barcelona o alguna tontería que llamaba su atención y que hacían que la extrañara incluso más de lo normal, ya que parte del encanto natural de la rubia era ser capaz de dotar de magia a cosas que antes de ella no lo tenían en absoluto.

Por lo que de alguna forma que aún no lograba entender cómo siquiera sucedió, comencé a soltar un poco la rigidez y seriedad que caracterizaba desde hace tanto a mi día a día y me había dejado encantar por la forma tan peculiar que tenía Paula de ver la vida.

En donde a pesar de que no podíamos ser más diferentes, ambas habíamos logrado equilibrar nuestras personalidades a tal punto que ya no podía imaginar cómo era mi vida hace casi tres meses atrás donde no sabía de ella nada más que su nombre.

Sonreí ante aquel pensamiento absurdo antes de suspirar contenta al reproducir nuevamente el amanecer de esta mañana en donde los tonos rojizos y dorados se apoderaron de a poco del cielo mientras el mar me relajaba con su oleaje luego de una guardia agotadoramente extenuante en donde era el primer momento en que lograba sentarme, ya que habíamos tenido cirugías urgentes durante toda la noche, así que los cinco minutos de tranquilidad que evocaba aquel video se convirtieron en los dueños perpetuos de aquella sonrisa involuntaria.

Barbie 8:20 am

Hoy he hecho dos kilómetros y medio más de lo normal antes de ir a la charla sobre bronquiolitis que tengo en una hora más. Al parecer Barcelona mejora mi condición física.

Marta 8:21 am

Puede ser por la playa o las catalanas, ¿cuántas ya han conocido las supuestas habilidades que tienes?.

Barbie 8:22 am

Catalanas ninguna, creo que me está gustando más el producto extranjero de estas charlas.

¿Dónde van las hojas secas que el invierno nos dejó?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora