CAPÍTULO 8: LA GALA OSBORN. PARTE 3

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Spider-Man se columpia frenéticamente en el aire, no hay tiempo para trucos a medio aire, no hay tiempo para tomarse un segundo y apreciar la vista aérea que le da la ciudad. No puede darse el lujo de perder ni un solo segundo. Su objetivo es muy claro: la enorme columna de humo y fuego que se alza por el cielo de Nueva York, visible desde cualquier punto de la ciudad. Cómo es costumbre, la gente en los alrededores del hotel observa con asombro la escena, grabando con sus celulares la tétrica imagen del edificio en llamas. Spidey por fin llega al lugar, aterrizando en la iglesia frente al edificio para respirar por un segundo.

— Por dios Warren...—

MOMENTOS ANTES

...QUE HICISTE?!— Spidey interroga, acercándose a Jackal para sujetarlo por los hombros, estrellándolo nuevamente contra el piso en el techo del edificio. Jackal gruñe por el dolor, pero este rápidamente se dispersa en cuanto una sonrisa perturbadora se vuelve a formar en su rostro.

— Una declaración, por supuesto! Los dispositivos plásticos son mucho más eficaces de lo que crees pero mi punto es: Mientras Spider-Man esté cerca, nadie jamás estará seguro. Solo preguntale a Black Cat, se quedó muy alterada después de mi visita— Jackal dice burlón, manteniendo la sonrisa en todo momento.

— Felicia...QUE LE HICISTE?! QUE ESTUPIDECES ESTAS DICIENDO?!— Spider-Man continúa colérico, azotando nuevamente a Jackal contra el piso. Esta vez el tipo solo se ríe, como si el dolor fuera insignificante contra la dicha que siente en estos momentos.

— Ya lo averiguarás. Pero, a como lo veo ahora tienes dos opciones. Una: seguimos desperdiciando valiosos minutos en una exhibición de fuerza y velocidad, y dejas morir a toooda esa gente "inocente". O dos: te tomas en serio tu papel y te vas para salvar el día, dejándome ir y arriesgándote a qué continúe haciendo de tu existencia un miserable infierno. Tú escoges...HÉROE— Jackal plantea burlón, triunfante, consciente de que tiene a Spider-Man contra las cuerdas. El trepamuros voltea nuevamente hacia la columna brillante de humo que se refleja en los ojos de su máscara, ya con una clara elección en mente.

DE VUELTA AL PRESENTE

Spider-Man sacude su cabeza, disipando sus pensamientos para entrar de vuelta en la acción. Brincando desde la punta más alta de la iglesia y apoyándose de su telaraña para impulsarse de vuelta hacia el hotel. En cuanto se pega a la pared del edificio siente la intensa onda de calor golpeándolo, ya ha estado en incendios antes, pero de mucha menor magnitud, edificios de 10 pisos máximo, pero esto?? 55 pisos y muy seguramente todos repletos de gente. La buena noticia es, que no siente el calor tan intensamente, quizás es otras de las ventajas del traje que le hizo Kitty, una mejor protección contra incendios.

—Oh dios, por dónde empiezo??— Spidey se dice a sí mismo mientras corre por la pared, hacia arriba, dándose cuenta de que las personas allí son las que más complicado la tendrán para salir del edificio.

Spidey se dirige a la entrada perfecta, el enorme hueco que Jackal se encargó de dejar en su "entrada triunfal". Sin problemas llega hasta el último piso, está vez ya considerablemente maltrecho, las elegantes columnas fracturadas o incluso caídas, ya hay varios pedazos enormes de techo caídos, dejando caer cables eléctricos y el piso de mármol ya quebrado y levantado. Spidey ve a los invitados desesperados, forcejeando por abrir la puerta del salón.

— Escuchen! Tenemos que salir de aquí!— Spider-Man les grita, pero nuevamente la gente se espanta al verlo, gritando e intentando con mayor fuerza abrir la puerta. Spidey intenta acercarse a ellos, pero uno de los invitados, un hombre ya mayor usando un traje completamente blanco se para frente a él.

— DÉJANOS EN PAZ! YA HICISTE SUFICIENTE POR ESTA NOCHE!— El hombre grita colericamente, tomando un pedazo de escombro del suelo para lanzarlo al trepamuros.

El Increíble Spider-Man: Fiebre EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora