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"¡Papá!"

Solté un largo quejido al oír a Isaac hablarme, su voz se escuchaba tan distante, mientras abría mis ojos lentamente para regularlos a la cantidad de luz de la habitación, observando el cuerpo de mi hijo entre mis brazos, con esos preciosos ojos azules observándome enojados, aunque cuando me vio despertar, su carita se ilumino por completo, acercandose para dejar un suave beso en mi mejilla.

De acuerdo, quizás no era normal que mi hijo sea quien me despierte, pero un sábado en la mañana, prefería dormir hasta no poder dormir más o hasta que mi pequeño me avise que tiene hambre.

Isaac es un niño muy inteligente, a veces he despertado y lo encuentro simplemente admirándome dormir, sin hacer ruido, sin moverse, el solo me mira tan cariñosamente que siento mi corazón encogerse.

El me salvó la vida desde la primera vez que abrió los ojos. Cómo persona, no me interesó mucho perder al idiota padre de Isaac, yo no estaba enamorado, puedo decir que fue una fantasía adolescente al fin y al cabo, pero la supuesta "relacion" que teníamos también era algo tóxico al final aprendí a tolerar nunca a apreciar. Por mi mente pasaba la idea de convertirme en esos tipos de Omegas que solo sirven para tener hijos y estar en casa, incluso lo habia aceptado, hasta que me entere lo de la apuesta y el chico rompió su lazo conmigo mordiendo a otra Omega, claro, a una linda, tierna y totalmente virgen.

Si bien mi lado consiente no sufrió mucho, mi Omega se dedicaba a darme los peores momentos de mi vida, me retorcía en mi cama por los fuertes dolores de cabeza y la depresión, los doctores dijieron que no había mucho que hacer, era bien sabido que cuando un Alfa abandona a su compañero, este puede hasta morir debido a su abandono total a cualquier razon para mantenerse con vida, en los noticieros eso era algo que pasaba todo el tiempo, yo era un grano de arena más, así que todo dependía de mi suerte y de que tanto mi lado Omega se haya compenetrado con su ex Alfa. Pero eso cambio el día que Isaac nació. Recuerdo haberme enamorado de esa tierna mirada azul apenas sus ojos se abrieron. No creí que fuera posible, pero puedo decir que mi Omega desarrolló un lado maternal aquel día, y desde entonces, no le hizo falta tener a su Alfa a su lado para ser feliz, siendo que su lado protector nos llevó a seguir viviendo. Yo no podía abandonar a Isaac, mis padres me dieron la espalda cuando se enteraron que fui tan fácil de dejarme morder por un idiota, eso me llevó a ser la deshonra para la familia, si me hubiera dejado morir, mi hijo estaría completamente solo para este momento.

Sali adelante, consegui un trabajo de fotógrafo de una de las revistas más conocidas del país, anteriormente había llevado un curso gratuito de fotografía, y si hay una sola cosa que puedo agradecerles a mis padres es la camara profesional que me compraron. Lo demás es historia, puedo pagar la Universidad debido a una media beca que gane porque ésta tuvo un convenio con mi escuela secundaria, después solo era cosa de sacar notas altas y mantenerlas. Mi sueldo se iba básicamente en Isaac, en la casa y comida, no es que fuera pobre, pero tampoco era una persona que malgastaba su dinero, si tenía algo ahorrado, amaba comprarle cosas a mi pequeño con tal de hacerlo feliz.

"¿Quieres leche chocolatada o jugo de manzana? Hoy tenemos ambos, así que eres libre de elegir, jovencito." Rocé mi nariz con la suya y mis dedos pasaron a su pequeña pancita, dejando que se deslicen por su piel, sacándole unas cuantas carcajadas, amaba esas risas, podía sentir como me conectaba con mi Omega y ambos estabamos de acuerdo en que era el sonido mas hermoso existente.

"Jugo." Dijo después de que su respiración se tranquilizó. Sería un buen día, lo íbamos a pasar en casa, seguro le volvería a poner la película Del Rey León, vaya que Isaac era un gran fan de todo lo relacionado con Disney.

"Oh, vamos ¿Me estás jodiendo?" Gimotee al escuchar la voz al otro lado de la línea. Tenían que estar bromeando, se supone que iba a ser un día tranquilo, en casa, con mi hijo y absolutamente ningún Alfa de las horribles calles de La Ciudad De México.

The Perfect OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora