"Te decía que me salvaste Alex." Arquee una ceja, normalizando ya el color de mis mejillas y el acelerado ritmo de mi corazón. "Ayer cuando volví a mi casa, Isabella me estaba esperando ahí, mis padres la dejaron entrar porque ella y sus padres son buenos amigos de mi familia, pero Isabella estaba a poco de entrar en celo, así que anduvo muy cariñosa cuando me encontraba en mi oficina y al llegar a mi casa lo intento también."
¡Por eso la marca de labial! Pensé, pero no lo dije, simplemente me quedé admirándolo, esperando que continuara hablando, aún yo no entraba en el tema de conversación así que no veía porque lo había salvado si lo único que hice fue llorar como un cachorro abandonado y dormir en sus brazos.
"Cuando volví a casa, ella reconoció tu olor, en todo mi cuerpo y ni siquiera quiso acercarse, después simplemente se fue."
Mi rostro seguramente enrojeció de nuevo a causa de las palabras de Lukas, aunque no me sentía mal, estaba feliz de saber que le quité de encima a la chica esa y por la sonrisa con la que él venía, me imaginé que también.
"¿A ella le gustas?"
"No lo sé, supongo." Se encogió de hombros, deteniendo su auto en la entrada de mi Universidad. "Somos amigos desde hace mucho, nuestros padres viven pensando que seríamos una pareja perfecta, imagino que tanta presión hace que ella lo considere también."
"¿A hecho cosas como esta antes?"
"Si, muchas veces." Lukas se acomodó mejor en su asiento, apagando el motor del auto. "Pero no es como que me importe, normalmente lo hace cuando está cerca de su periodo de celo, luego se disculpa. Es una buena amiga si quitas las ganas que tiene de lanzarse en busca de un Alfa."
"Creo que es en busca de ti, no de cualquier Alfa."
"Me tiene sin cuidado, no estoy interesado en ella y mi Alfa tampoco."
"¿Y siempre es así? ¿Tu Alfa y tú suelen estar de acuerdo con sus gustos?"
"Nos llevamos mejor de lo que crees, le entrego mi confianza y él no me decepciona."
Lukas hablaba con una naturalidad increíble, no me imagino que pasaría si le cedo el mando a voluntad a mi Omega, seguro para este segundo ya estaría besando los labios de Lukas, o rogándole que me lleve con él, que no quiero apartarme ni un segundo de su lado, que quiero que me... No, no quiero que me muerda. Nadie me va a morder nunca más. Primero muerto.
"Debe ser lindo tan bien con este otro lado." Suspiré, recargándome en el asiento, observando como cada vez la cantidad de personas que llegaban a la Universidad iba aumentando.
"¿Nunca lo has hecho?"
"Solo durante el celo, nunca a voluntad."
"Ese otro lado no es malo, Alex." Su pulgar acarició el dorso de mi mano y solo entonces recordé que aún su mano tomaba mi mano la mía, fue increíble, me sentía tan a gusto que casi ni lo consideré. "No es como que tú Omega vaya a ir y suicidarte, solo hace lo que tú corazón quiere y no te atreves a hacer por miedo."
"A veces el miedo es bueno, Lukas, me salva de muchas cosas."
"Confía en tu instinto, tu Omega por voluntad propia nunca te llevaría a que hagas algo malo."
¿Que diría Lukas si le dijera que mi Omega a voluntad ahora queria besar sus labios más de lo que deseaba respirar?
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Mi cabeza descansaba sobre la carpeta, con mi mano evitando que tenga contacto directo con la madera y permitiéndome disfrutar más del delicioso aroma de Lukas. Era tan patético pero tan necesario. ¿Qué diría él si supiera que cada día que nos vemos o que puedo llevarme algo de sus feromonas, las huelo hasta que el olor se haya ido por completo? ¿Se reiría de mi o me pondría como alguna de sus fans? Cómo esa tal Isabella, la chica era hermosa y no despertaba nada en él, era increíble pero tan triste, si ella no podía. ¿Qué hacia yo intentando participar en ese juego? Quedaba en último lugar.