Cuatro días después del incidente, me encontraba con Isaac jugando videojuegos, miércoles por la tarde, las tareas ya las había acabado y el evento que me tocaba fotografíar lo tenía para el día siguiente, me encargué de dormir bien después de llegar de clases y luego fuimos solo Isaac y yo por lo que restó del día, riendo cuando mi hijo señalaba emocionado los gráficos moviéndose, no sé porque Max le compró un PS2 para su tercer cumpleaños, solo teníamos juegos de carros donde Isaac casi nunca entendía nada o uno didáctico, ese si que le agradaba, aunque cuando estaba con él, nos reíamos de ver cómo su auto chocaba, o el mio explotaba, lo que fuera, sus carcajadas llenaban mi casa, haciéndome sentir extremadamente bien.
"Isaac, debes de ser el peor jugador de la historia, y por encima de todo, el único que se ríe cuando queda en el último lugar."
Mi pequeño me observó curioso pero me continuó mostrando esa sonrisa con dos preciosos hoyuelos marcados a los lados, la cual desapareció cuando ambos escuchamos el sonido de mi celular. Iba a maldecir, pero preferí morderme la lengua hasta que observé el nombre en el identificador "Paula" aparecía en letras grandes.
"Tranquilo, tigre, es la tía Paula."
Observé a Isaac sonreír al escuchar el nombre de su tía, y luego sus manitos tomaron el control de nuevo. Inicié otra partida para que se divirtiera mientras pegaba el celular a mi oreja, oyendo la voz alegre y con ese toque mexicano que tanto caracterizaba a la castaña Omega.
"¡Alex! Hombre ¿Por qué no contestabas?"
Conocí a Paula en la Universidad, ella es una Omega relativamente normal, tiene un carácter muy agradable, aunque nunca sabe cuándo callarse, ella cuenta con todas las facilidades para tener un Beta o un Alfa cuando desee, sin embargo no ha tenido una cita hace mucho, mucho tiempo, eso según me dijo. Nos conocimos un día saliendo de clases, cuando detuve el ascensor para ella y empezó a contarme la vez que se quedo atrapada en este, fue gracioso, al final terminé invitándola a mi casa. Era una Omega, no tengo porque temer que me haga algo.
Lo curioso es que no tengo muchos amigos, Paula contaría como una de los pocos y la unica cercana de la Universidad ¿Por qué? No me llama la atención conocer personas tanto así que de la Universidad paso a la casa, o del trabajo a la casa, no salgo a citas, si voy al bar es con un único fin, entonces muchas personas me considerarán poco sociable, me imagino. No me importa, Paula es como esos chicles de los que no te puedes separar así quieras, puedo intentar desaparecerme de la faz de la tierra por una semana, y Paula es del tipo de personas que te llama todos los días hasta encontrarte. Ella te busca, porque le aburre esperar, y sinceramente se lo agradezco, de no ser por ese agradable detalle de su persona, yo no tendría absolutamente ningún amigo.
"Isaac. Es que estamos en un momento de padre e hijo." La escuché reir, ella siempre era tan alegre.
"Bueno, dale besos de mi parte. ¿De acuerdo?
"Claro, de tu parte y el triple de la mía, ya sabes."
"Perfecto, pero Alex, no es por Isaac por lo que llamé está vez." Escuché que suspiró y prepare mi odio, seguro ella también estaba tomando aire. "¡¿Cómo es eso que estabas con Lukas Urkijo en la exposición del sábado?! Dios, no puedo... Si quiera ¿Desde cuándo salen? ¿Te está cortejando? ¿Te ha mordido? ¿Es tan genial como parece?"
Lukas Urkijo, si, suena bien. El perfecto nombre para Alfa idiota engreído que se cree la gran cosa por su posición social y por ello no folla a Omegas pobres y débiles aunque estén en celo y desesperados. Si, Urkijo, el apellido de un cretino, juro que lo único bueno que he sacado de estos días en celo es saber que mi Omega debe olvidarse de él de una buena vez, no chillar de felicidad por saber su apellido como ahora. Suspiré, apoyando mi cabeza en el respaldar del sofá, debería ya haber cesado está ansiedad por él. ¿No sirve que haya pasado todo mi celo con su imagen en mi cabeza? ¿Con sus aroma? El pensar en su tacto y sus labios... Oh Alex, contrólate.