Después de unos segundos Lukas aparcó su carro a un lado, fuera de una tienda, no pude ver cual, porque él ya había movido su asiento para hacer más espacio y me subió a su regazo, dejando mis piernas encogidas a un lado de su cuerpo, rodeando mi cintura, atrayéndome hacía él, eso sin contar la forma en que mi corazón latió con tal fuerza que consideré que se saldría de mi pecho, o como su acto solo ayudó a aumentar las lágrimas que no dejaban de escapar de mis ojos.
"Alex, Alex, Bebé, escúchame."
Su voz sonaba tan bien, era música para mis oídos a pesar de aquel tono de tristeza, mis manos apoyadas en su firme pecho y mi cabeza escondida en su cuello, del lado contrario a donde estaba la mancha de lápiz labial, él olía bien de ese lado, no quería ni tocar el otro, sentía que me quemaría encontrarme con el aroma de Lukas combinado con otro de alguna Omega bonita, destrozándome el corazón.
"Alex, ya, deja de llorar."
Pero no me detuve, no paré incluso aunque mi Omega deseaba callarse para obedecer a Lukas y hacerlo feliz, yo solo me quedé llorando sobre sus piernas, escondiendo cada vez más mi rostro en su cuello, llenandóme de él, deseando que el dueño de aquel tan delicioso aroma sea mío para siempre.
Cuando abrí mis ojos, lo primero que observé fue el cristal que me permitía admirar las calles oscuras tan conocidas para mí, estábamos en mi vecindario. Quise apartarme para observar mejor todo, pero sentí unos fuertes brazos me continuaron mantenido cerca, sin permitirme moverme de donde sea que esté. Mi mirada giró lo suficiente para observar a quien le pertenecían aquellos fuertes brazos y entonces me sentí morir cuando me encontré con la mirada Café de Lukas, observándome con una pequeña sonrisa. Mi rostro se encendió seguramente, por el calor que sentí sobre mis mejillas y el leve mareo también, cuando mi olfato despertó lo suficiente, me sentí aún más mareado, las feromonas de Lukas llenaban todo el auto, y no era que me molestara, de hecho sentí mi cuerpo excitarse solo de saber lo mucho que debía estar oliendo a él para este segundo.
"¿Lukas, que?"
"¿Estás bien?"
Al fin sus brazos me liberaron lo suficiente para apoyar con firmeza mis manos en su pecho y alejarme un poco, admiré todo el panorama, se había hecho de noche y nosotros continuabamos en su auto, él me observaba tan atentamente e incluso pensé que quizás no me había bajado de su regazo en todo el camino hacia mi casa, aunque eso era imposible. ¿Cómo manejó conmigo inconsciente sobre sus piernas?
Una de sus manos pasó a acariciar mi mejilla y me encogi ante la dulce caricia, mi Omega ronroneó e instintivamente luego mi rostro se acercó aún más a su mano, permitiendo que continuara acariciándome, moviendo su pulgar sobre mi piel, mientras yo cerraba lentamente mis ojos.
Cuando mi mente hizo clic, me aparté tan rápido que de nuevo sentí aquel ligero mareo, y Lukas tuvo que sostenerme para que no girara la manija del auto y me lanzara contra el suelo.
"Lukas, espera, es que Isaac, él no sabe nada de mí y Nicole se iba a ir temprano y..."
Las palabras salían tan atropelladas de mi boca que ni siquiera consideré que yo mismo me entendería, pero antes de decir algo más, Lukas atrajo de nuevo mi cabeza hacía su hombro y mi cuerpo entero se estremeció, gustoso me volví a frotar contra él, cerrando mis ojos suavemente, olvidándome de absolutamente todo.
"Nicole está adentro con Isaac, ya les avisé que estás aquí. Tranquilo." Su voz relajada me transmitió aquella seguridad y afirmé con la cabeza, rozando mi nariz con la piel de su cuello.
"¿Estás bien ya? No me respondiste."
"Si... Estoy bien."
Recordé mi conversación con Liliana y la mancha en su cuello. Definitivamente yo no estaba nada, nada bien.