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Siente de nuevo la vibración de su móvil, molesta. Trata de acomodarse bajo la manta, pero al moverse, termina cayendo al suelo y lastimándose. Suelta un leve quejido y se sienta de golpe, tratando de entender lo que acaba de suceder. Observa la sala de estar de su casa, un tanto confundida. Se recuesta nuevamente en la alfombra y recuerda cómo terminó ahí. Observa el techo con el dolor agudo en el pecho. Cierra los ojos, tapándoselos con el antebrazo. El lugar está en completo silencio, una paz que la rodea a pesar del dolor persistente. Se pregunta cómo terminaron así ella y su esposa. A veces quisiera saber qué fue lo que las quebró. No midió sus palabras anoche, dejándose llevar por la ira que ha estado acumulando desde el inicio de todo. Ahora se arrepiente.

Abre los ojos y aparta el antebrazo cuando su móvil vuelve a vibrar. Se sienta, recoge el teléfono de la mesa y observa el número, dando un largo suspiro antes de contestar.

— ¿Bueno? — saluda, levantándose del suelo.

— Manoban — llama su amiga desde el otro lado.

— Chaeyoung — responde, acomodándose en el sofá.

— ¿Dónde estás? Mira la hora que es — dice su amiga con tono reprobatorio.

Lisa frunce el ceño, confundida. Aleja su móvil de la oreja y observa la pantalla. Abre los ojos de par en par al darse cuenta de que está media hora tarde para el trabajo. Se levanta rápidamente, maldiciendo.

— Joder, me he quedado dormida — murmura alarmada.

Recoge apresuradamente la manta y la almohada, acomodándolas a un lado con rapidez. Toma un cepillo y pasta dental extra de su maleta y empieza a cepillarse mientras se arregla.

— ¿Qué ha pasado? Lisa, recuerda que no puedes permitirte fallos — le recuerda su amiga.

— Lo sé — responde con voz apresurada —. Anoche discutí con Jennie y me quedé dormida — explica.

— Dios, Lisa, ¿otra vez? No ha pasado ni una semana y ya van como ocho veces que pelean — dice su amiga, contando las discusiones que Lisa mencionaba constantemente.

— Ya voy en camino — informa.

— Vale, yo te cubro — responde Chaeyoung, ofreciendo su apoyo.

— Gracias, Chae. Nos vemos luego — cuelga la llamada.

Lisa suelta un leve suspiro y se dirige al pequeño espejo colgado en la pared. Arregla su cabello lo mejor que puede y luego se apresura a recoger su maleta y ponerse el abrigo. Echa un último vistazo a la sala de estar con tristeza antes de salir de la casa.

La alarma vuelve a sonar, molestando. Jennie da un leve gruñido y se tapa con las cobijas para ahogar el espantoso ruido del despertador. A pesar de eso, sigue sonando, martillándole la cabeza.

— Lisa, apaga eso — ordena, fastidiada.

Frunce el ceño al no recibir respuesta. Estira la mano para verificar si su esposa está ahí, pero al tocar la sábana, se da cuenta de que no está. Se sienta de golpe, buscándola por la habitación, pero no encuentra ni rastro de ella. El recuerdo de la amarga noche que pasaron llega a su mente, golpeándola violentamente. Siente un profundo dolor en el corazón al recordar lo que Lisa dijo. ¿Realmente Lisa piensa que su vida sería mejor sin ellas?

Inclina la cabeza hacia atrás y respira profundamente. Con un movimiento rápido, coge el despertador y lo apaga de un golpe. Luego vuelve a acostarse, acariciando el espacio vacío en la cama. Solo de imaginar despertar todos los días así, sus ojos se llenan de lágrimas. Cierra los ojos para desechar ese pensamiento. Eso nunca pasará, jamás. Lisa y ella se aman lo suficiente como para permitir que eso suceda.

𝚂𝚝𝚊𝚢 𝚆𝚒𝚝𝚑 𝙼𝚎 ~ 𝙹𝚎𝚗𝚕𝚒𝚜𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora