Capitulo 4. 💯

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Desilusión.

—¿Vas a pie? ¿Quieres un aventón?.— preguntó una voz masculina desde un auto a unos metros a mi lado.

Al principio me asusté pero después lo reconocí, era el chico que me había hablado en el entrenamiento.

—Ah, no hace falta, la parada de autobús está cerca, pero gracias.— dije sonriéndole para que me creyera.

—Anda, sube ya.— dijo él insistentemente.

No quería irme con él, en primer lugar no quería darle mi dirección a un extraño y segundo, había visto en redes sociales que los fanáticos se amontonaban a las afueras para pedir fotos o autógrafos así que sería extraño que él saliera con una chica de acá.

—Enserio no hace falta, gracias.— seguí caminando hacia las afueras, me iría por una puerta dónde solo sale el personal, así no tendría dificultad por la gente.

—Vamos no dejaré de insistir.— decía él sin moverse de su lugar.

—Para la próxima será, adiós nos vemos mañana.— dije llegando a la puerta de salida.

—Prométeme.— dijo ahora un poco más alto y con una sonrisa.

—Lo prometo.— lo dije para que se fuera porque se estaba retrasando, me podía nerviosa estar gritando ahí.

—Vale, me llamo Félix por cierto, Joao Félix.— dijo antes de arrancar y desaparecer por las grandes puertas de la ciudad deportiva.

—Felix... Con que así era que te llamabas.— dije hablando sola como loca.

Llegué a la parada de autobús y estaba cansada, era mi primer día y estube parada un buen tiempo, el autobús estaba demorando y yo ya quería irme, solo deseaba llegar a casa ducharme y al fin poder dormir.

Después de una larga espera, por fin llegó el autobús, llegué a casa más rápido de lo que pensé, me duche y me metí a la cama, estaba tan cansada que me dormí inmediatamente.

∆∆∆

Pov. Pedri.


Esa chica me dejó asustado, no quería dejar de jugar, amo el fútbol y no quiero dejar de jugar por un dolor de músculos.

—¿Que te dijo la fisio?.— me preguntó Gabi sacándome de mis pensamientos mientras salíamos del parking.

—Que tengo los músculos tensos, tendré terapia, supervisión y probablemente no juegue.— dije con desilusión.

—Joder tío, ¿Que harás?.— dudó él preocupado.

—Me dijo que no me preocupara que ella se encargaría de que estubiera bien para jugar por lo menos 30 minutos el viernes... 30 minutos tío, eso es igual a nada.— dije con frustración, esa fisio no me agrada nada.

—Por lo menos jugaras... Y que tal es ella como fisio? Luce bastante joven para tener esa profesión.— preguntó de la nada, tenía razón el tío.

—Creo que es buena, tiene manos suaves y obtiene el resultado super rápido.— dije sin interés.

—Manos suaves eh?... Tendré que comprobarlo la próxima vez.— dijo bromeando, supongo.

—Haz lo que quieras.— dije, estoy enojado, no puedo creer que esa chica me caiga tan mal desde que la vi, literalmente es como un mal presentimiento.

Pero la pregunta más ronda en mi cabeza es. ¿Porque?.

Después de dejar a Gavi en su casa, me fui directo a la mía, seguramente Fer cocinó algo rico y muero de hambre la verdad.

—¿Que tal tu día?.— preguntó Fer cuando me vió entrar a la cocina.

—Mal... Recibí malas noticias.— fui sincero, sabia que él igual descubriría que algo andaba mal.

—¿Que pasó?.— preguntó él con un tono preocupado.

—Hoy llegó la nueva Fisioterapeuta y me revisó, dijo que mis músculos están contraídos y que probablemente no juegue el viernes.— le conté con un tono triste y decepcionado.

—Oh... Lo siento hermano.— me reconfortó posando su mano sobre mi hombro.

—Necesito jugar Fer, es solo un leve dolor en los músculos, esa chavala de seguro ni sabe nada.— dije enfadado, no quería perderme el juego, mis padres vendría desde Tenerife para verme jugar después de mucho tiempo.

—Pedri no hables así, ella es profesional, sabe lo que hace y solo está tratando de prevenir.— la defendió Fer, sí quizá ella solo quiere ayudar pero yo quiero jugar y me cabrea pensar en que no podré jugar.

—Tiene 19 Fer, no debe saber mucho.— dije más calmado pero seguía cabreado con solo pensar en esa gorda.

—Pero igual debes hacerle caso, por algo es la Fisioterapeuta del Barca... Por cierto nuestros padres no podrán venir está vez.— dijo de la nada.

—¿Que?, ¿Porque?.— esto es el colmo, primero lo de la fisio y ahora esto, que desilusión.

—Tienen un problema con el restaurante, no podrán venir porque deben solucionarlo.— explicó.

—Es grave el problema?.— pregunté olvidando por completo el tema anterior, hace años una empresa quiso comprar el restaurante pero mis padres se negaron, ahora que soy famoso, nadie se a dignado a preguntar sin está a la venta siquiera.

—No, nada de lo que ellos no puedan encargarse, desde que pusieron tu foto con Messi el restaurante es un caos.— eso me calmó.

—Ya veo... Quería que me vieran jugar.— dije desilucionado, este día debería llamarse el día de las desilusiones.

—Debs hacerle caso a la fisio Pedri González.— me ordenó.

—Sisi, como digas, comamos muero de hambre.— desvié el tema.

Sabía que podía ser peligroso jugar pero por alguna razón extraña quería llevarle la contraria a la Fisio esa.

Ella fue la causa de mi primera desilusión en el futbol y definí no me agrada en lo absoluto.

Sin prejuicios - Pedri Gonzáles. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora