Capitulo 5. ⚽

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No le caigo bien.

Miercoles, ya llevo tres días trabajando con el Barca y cada día ese chico me gusta más, necesito que eso cambie o estaré en grabes problemas.

Ayer en su primera terapia no me habló, solo decía lo necesario y no era mucho, me sentía incómoda y nerviosa por su comportamiento pero aun más tenerlo tan cerca y tan lejos a la vez.

Me encuentro en el campo haciendo las observaciones matutinas.

Balde cae al suelo y se queja tomándose la rodilla izquierda, los paramédicos lo atiendes y yo me acerco también.

—Ah duele!.— se quejaba, pobre chico.

—Uy... Esto no tiene buena pinta.— dije cuando revisé fugazmente su rodilla.

—¿Que?.— dijo entre quejidos.

—Probablemente te hayas dañado el tendón tibial.— dije con preocupación.

—Eso significa...?— preguntó él, supongo que con miedo de lo que pudiera responder.

—Mira, si está dañado no podrás jugar en un tiempo pero mi mi intuición se equivoca podrás jugar sin problema.— dije con pena.

—Joder que se equivoque...— fue lo único que dijo.

—Fua, parece que esta chica nos a traído mala suerte.— dijo alguien a mis espaldas, voltee para ver de quien se trataba y lo ví, era el chico guapo que me ponía de los nervios pero ahora me está poniendo de los enojos, Pedri.

—Perdona?.— le dije con indignación.

—Primero dices que yo solo podré jugar 30 minutos y ahora dices que Balde no jugará?.— me dijo con seriedad y una sonrisa socarrona, parecía que buscaba ofenderme.

—Y eso que tiene que ver con suerte?.— dije sosteniendo sus mirada.

—Simple y sencillo, ahora que tú estás aquí nos estamos desgastando, antes de que llegaras tú todo estaba bien.— dijo cruzándose de brazos, lo que decía no tenía sentido ni en lo mas mínimo.

Me levanté puesto que estaba arrodillada revisando a Balde.— Llévalo a mi consultorio por favor, Saúl.— me dirigí al médico jefe que estaba ayudándome.

—Joven, quiero informarle que yo solo hago mi trabajo, que yo haya llegado justo cuando están al borde del desgaste no es mi culpa y mucho menos se trata de suerte, no entiendo porque cree que soy la culpable de lo que está pasando cuando claramente no soy yo las que los obliga a fracturarse o desgastarse y mucho menos esforzarse demasiado... Tengan un buen entrenamiento.— dicho eso me fui directo al consultorio sin esperar más comentarios, me sentí mal por darme cuenta que Perdí pensara así de mi.

Llegué al consultorio dónde Balde se encontraba quejándose bajo del dolor.

—Balde, dime del 1 al 10 que tanto de duele?.— le dije al estar junto a la camilla.

—Primero que nada quiero disculparme por el comportamiento de Pedri, últimamente está comportándose extraño... Y en segundo lugar me duele un 8.— dijo un poco más calmado.

—Esta bien, seguro es el estrés... Un ocho?.— me puse manos a la obra a hacer el chequeo necesario, solo esperaba que se aliviara con una terapia para que pudiera jugar ya que no quería hacer realidad las suposiciones de Pedri.

—Bien Balde, según el chequeo completo es solo un músculo mal intencionado que se contrajo de golpe por un movimiento mal hecho, en el entrenamiento de mañana trata de no esforzarte mucho y te estaré supervisando, ten esperanzas seguro juegas el viernes.— le dije con una sonrisa tranquilizadora después del chequeo.

—Gracias doc... Ahora eres mi fisio favorita.— dijo sonriendo.

—De nada... No exageres, duerme bien y no te esfuerces mucho, te daré algunos ejercicios que debes realizar antes de irte a la cama.— le dije mientras escribía las indicaciones en una página ya que le había dado autorización de retirarse del entrenamiento.

Después de despedir a Balde no salí más del consultorio, no quería ver a Pedri después de lo ocurrido.

∆∆∆

Pov. Pedri.

No pude concentrarme después de lo que pasó con la fisio, ¿Acaso me había pasado con mi suposición?.

Ella se defendió con argumentos sólidos y con sentido, mientras que yo solo di mi insignificante punto de vista.

—Tio, que pasa con la fisio eh?.— me pregunta Ferran repentinamente.

—No entiendo a lo que te refieres.— le dije mirándolo con una ceja arqueada.

—Venga tío, se que algo te pasa con ella, de la nada la estás tratando mal, como si ella fuera mala gente.— explicó, yo solo le dije lo que se me vino a la mente.

—No me agrada, es todo.— dije sin darle muchas vueltas al asunto.

—Vale, lo que tú digas.— dijo con sarcasmo.

—Si...—

—Pero porque no te agrada?, te trato mal en las terapias?.— insistió después de unos segundos.

—No es eso, es buen en su trabajo.— le dije, sinceramente no había una razón aparente del porque no me molaba.

—Entonces? No será que... Te gusta en secreto?— dijo coquetamente, bromeaba, sé que bromeaba, no?.

—Que dices, claro que no, ella no es mi tipo en lo absoluto... Que horror.— dije entre risas y era cierto, ella no me atraía en lo absoluto, además las chicas que no cuidan su apariencia y peso me desagradan.

—Nunca digas nunca Potter.— dijo para acto seguido irse de mi lado.

Me quedé con la duda, porque no me agrada esa chica... Debe ser por lo mismo de su apariencia.

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Hoy es mi última terapia, me estaba dirigiendo al consultorio de la fisio, Ferran me aconsejó que le pidiera una disculpa pero lo más probable es que no lo haga.

Estaba apunto de entrar pero escuché que hablaba con alguien, no parecía que hubiera nadie más así que lo más obvio era que hablaba por teléfono.

—Que si Ruby, él dijo que yo traía mala suerte... Tremendo Caputo.— hablaba de mí? Sí, hablaba de mí.

—Ay ya se pero... Me gusta.—

Madre mía... Yo le gusto a la Fisioterapeuta?

Sin prejuicios - Pedri Gonzáles. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora