Arlequín (KookV/GiMin/Yoonmin/Sope/Namjin)

XI

Necesitaba aire, boqueo tratando de conseguirlo, sus ojos se apretaban con fuerza al igual que su mano que se encontraba en su pecho, los latidos de su corazón eran arritmicos, había un dolor en todo su cuerpo, una sensación que atravesó su cuerpo, erizando su piel, el ambiente se sentía demasiado frío para estar en una sala subterránea, inclusive, podía escuchsr el viento moviendo los árboles, abrió los ojos lentamente, estaba en medio de un bosque que conocía a la perfección, entrecerró los ojos, puso atención a lo que había alrededor, así, caminó lentamente hacia la luz de una casa que podía ver a una buena distancia, se quedó cerca de un árbol, mirando aquella ventana encendida los barrotes negros hacían difícil ver hacia dentro, agudizó la vista cuando la delgada cortina blanca se hizo a un lado, contuvo la respiración, una mano delgada que hacía un contraste en la penumbra se asomó, su puño estaba cerrado, sin embargo, después de unos momentos se abrió y algo cayó hacia el suelo. Jungkook quiso acercarse, pero de un instante al otro la mano desapareció rápidamente, se escondió mejor.

Su sangre hervia, sus dientes rechinaron cuando el rostro de ChanYeol se asomó por la ventana, fue un momento fugaz, pero lo suficientemente grande como para despertar el odio en él, se apartó, cerrando, poco después las luces se apagaron, Jungkook espero un par de minutos antes de terminar acercándose, miró el suelo y ahí estaba una nota arrugada.

Jungkook

La palabra estaba escrita en una perfecta caligrafía, sintió un vuelco en el pecho, una sensación que jamás había sentido antes. Esa nota no era para él, eso era obvio, era un aviso, la dejó nuevamente en el suelo y se alejó, dando pasos hacia atrás, lentamente, escondiéndose detrás de un árbol, esperando. La noche era fría, la luna estaba sobre su cabeza y cuando pensaba que estaba esperando demasiado tiempo, él apareció, contuvo la respiración, observando como caminaba de forma sigilosa hacia la casa, su postura era rígida, intimidante, lo vio tomar la nota y leerla.

—Vas bien Jimin, sólo aguanta un poco más—dijo en un susurro que se perdió en en viento, pero que Jungkook pudo ser capaz de escuchar.

Cuando se dio la vuelta, listo para irse, Jungkook pudo ver su rostro, su cabello azabache largo, pálido, con un enorme parecido a Yoongi, parecían gemelos, salvó que GiYoon tenía mayor fuerza en sus facciones, tragó en seco, ese era su padre. Contuvo la respiración esperando no ser descubierto, afortunadamente no fue así. Se quedó parado mirando a la ventana, entrecerró los ojos, ¿Por qué Jimin no permaneció con su familia antes de supuesto secuestro? ¿Qué es lo que ChanYeol había hecho en realidad? ¿Por qué mandar a asesinar a su padre y después buscarlo? No tenía sentido, ahí había mucho más. Se quitó los zapatos y caminó hacia la casa de nuevo.

Estaba frente a la puerta, sin saber qué hacer, todo a su alrededor se volvió más denso, tocó la perilla, y al girarla está se abrió con un click. Tragó en seco el nudo en su garganta, sin comprender realmente lo que estaba sucediendo, entró, con cuidado, sin hacer el menor ruido posible, camino sobre la madera fría, todo estaba oscuro, pasó por la cocina, que desprendía un aroma fétido, hizo una mueca, no se detuvo a mirar, llegó a la sala, había un desastre, muebles rotos, vidrios por doquier, daba una sensación de caos inminente, la sensación que desprendía su cuerpo era diferente a la de hace minutos, como si todo hubiese cambiado de un recuerdo a algo más complejo y extraño. Su cuerpo se erizo por completo cuando una ráfaga de viento frío entró por la ventana, afuera todo parecía tétrico, sumido en la oscuridad.

Se volvió a la puerta de madera blanca que estaba abierta bajo la escalera, dentro no se veía nada, esa puerta podría ir hacia el sótano, algo en ese lugar le mantuvo a la defensiva, caminó hacia las escaleras, subiendo lentamente, escalón por escalón, sin hacer el menor ruido, la parte de arriba estaba llena de habitaciones, la mayoría de ellas con las puertas abiertas, pasó por un par de ellas y las encontró vacías. Aspiró el aroma, había un olor penetrante, a putrefacción y azufre, siguió de largo, frente a él había otra habitación, su cuerpo hormigueo de pies a cabeza, de repente había una fuerza magnética que le atraía a la oscuridad, lo deseaba, necesitaba estar ahí, se apresuró.