XIV

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Abrió los ojos y lo primero que pudo ver era un cielo oscuro, con oleajes rojizos, el calor era abrasador, quemaba su cuerpo, por unos segundos deseo arrancarse la piel por el picor, trató de respirar, el aire era tan caliente que su nariz y pulmones dolían, si seguía respirando, se quemaría por dentro. Se sentó, mirando alrededor ¿Dónde estaba? ¿Cómo es que había llegado ahí? Era un enorme desierto, sin arena, el suelo bajo él eran grietas de dónde salía vapor sulfúrico. Iba vestido con unos pantalones rasgados, con una camisa negra que se pegaba a su cuerpo debido al sudor, debido a la debilidad de su cuerpo tardó en ponerse de pie.

¿Por fin se había vuelto loco? No podía recordar mucho, sólo algunas escenas que se reproducían en su cabeza, de él estando cerca del féretro de su padre, Daniel tomando a Taehyung y a su hijo y después un dolor insoportable. ¿Había muerto al fin y llegado al infierno? Caminó siseando por las quemaduras en las plantas de sus pies, el silencio era atroz, no había lugar a donde ir ¿Así sería su castigo? Rio para sí mismo, no esperaba menos, aunque había imaginado que sería torturado hasta la eternidad.

Podía sentir las miradas sobre él, lo estaban observando, pero, ninguno se acercaba, no les tenía miedo, él jamás había experimentado el temor, no como los demás, desde niño supo que era diferente, la forma en la que jugaba, y como pensaba, recordaba muy poco, sin embargo, la ansiedad de buscar algo que no era posible encontrar siempre lo acompañó. Ahora estaba vagando por el desierto del infierno, sin sentir nada.

Un estruendo sobre él lo hizo parar, miró hacia arriba, relámpagos enormes azotaban la oscuridad, gritos y lamentos, sonidos mosntruosos, no podía verlos, pero estaban ahí, y se acercaban. Apretó las manos, sería devorado, estaba completamente seguro de ello. Un dolor atroz en su pecho le dejó sin aliento, era como si fuera atravesado por algo, tosió tirando sangre entre aquellas grietas, era desesperante, su vista era nublada por las lágrimas de dolor, sintió que era tomado por garras que desgarraron su cuerpo, dió un grito de dolor y todo quedó oscuro.

















Sus ojos revoloteaban bajo sus párpados, su cuerpo se sentía ligero, el dolor que había experimentado ya no estaba ahí. Un aroma diferente, algo especial, era adictivo, otras veces lo había sentido, algo que le llamaba, abrió los ojos, lo primero que vio fue el techo de una casa, no la reconocía, parecía vieja y descuidada, se sentó, estaba sobre una alfombra sucia, en medio de unos sillones casi destruidos, la chimenea estaba prendida, lo cual era bueno, porque podía escuchar el viento golpeando las ventanas, era frío. Se levantó casi tambaleándose, caminó hacia donde sentía el aroma, llegó a una pequeña cocina, había un comedor cuadrado sólo con dos asientos, la pequeña cocina estaba ocupada por alguien.

Se quedó mirándolo, escuchando mientras tarareaba una melodía que desconocía por completo. Era mucho más bajo que él, pequeño, su cabello rubio caía en sus hombros con caireles. Se volvió llevando dos tazas de café, aunque usaba una camisa negra ancha podía ver su vientre hinchado, sus ojos verdes apagados y sin vida lo observaron, una ligera sonrisa se dibujó en sus labios, caminó hasta la mesa y se sentó, lo miró expectante, Jungkook se sentó frente a él.

—Has crecido demasiado Jungkook.

La voz de Jimin era dulce, demasiado, como un canto.

—¿Dónde estamos?

—Está es la casa de Daegu, o al menos una copia de ella, aquí viví con GiYoon, Yoongi y Jimin.

—¿Por qué estoy aquí? —susurró.

—No lo sé, no entiendo por qué estás aquí, no deberías de estarlo.

—¿Estamos en el infierno? —preguntó con una mueca.

Arlequín (KookV/GiMin/Yoonmin/Sope/Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora