Los Iluminados: Parte Uno

Capítulo 9: Oveja Negra.

20 de abril de 2020.

Detroit, hogar dulce hogar, una frase que Alice Campbell no tenía la dicha de recitar, no con sus gafas de sol y gorra, vestida con una chaqueta color café encima de una blusa azul de botones blancos, y jean negro como sus botas corte alto con cordones verdes, y suelas grises. Iba caminando por la ciudad con el disfraz de una actitud despreocupada, advertida con anterioridad de que ya no era bienvenida en su hogar desde que revelo su verdadera naturaleza a todos sus conocidos, nada comparado a los últimos días que pasaron, conoció a personas que se movían en mareas de grises hablando del bien y el mal, vio como una se despidió de este mundo por intervención de otra, las dudas que tenía sobre el nacimiento de sus dotes fueron casi resueltas, pero ya nada sería igual, en tan poco tiempo Alice regreso como una persona diferente.

La señorita Campbell se acercó a una edificación de dos niveles, planta baja y primer piso, llamada Cassonato's, un restaurant donde la comida italiana estaba a la orden del día. Llego a la parte trasera donde estaban los contenedores de basuras, y una escalera de emergencia que conducía a una ventana. Es por allí que logro entrar y encontrarse con una mujer mayor que solo buscaba algo en su habitación. La señora sorprendida se acercó a ella y el abrazo, su nombre era Renata, conocía a Alice desde que era una niña, pero nadie sabía de la cercanía de ambas, el contacto perfecto para ocultarse en momentos en los que lo necesitaba con urgencia.

Una computadora de escritorio podía apreciarse en una de las esquinas del cuarto, la señorita Campbell le pregunto a su amiga secreta de la infancia si podía usarla, a lo que esta no veía ningún problema, más bien se disculpaba porque no poder quedarse mucho tiempo para hablar, teniendo que ser eso dentro de unas horas cuando el restaurant cerrara las puertas al público. Lo primero que hizo Alice es ingresar por la red a una web de noticias local para actualizarse de todo lo que se perdió, no solo se enteró que un día después de su partida fue fichada como la más buscada por el departamento de policía, tres días después cometieron un robo al banco central, todo fue obra de una sola persona, aunque no era así como lo tildaban en el encabezado, lo describían como un monstruo humanoide de piedra y cristal azulado enorme con las características físicas de un toro, creyendo que guardaba una posible relación con el vigilante alado desaparecido cuya identidad ya fue revelada.

Ahora dos eran multitud, no solo tenía que detenerlo, también protegerlo de Eric, porque aunque era una noticia local, no dudaba en que ese maniaco al igual que su padre tenían ojos y oídos en todas partes.

Se hizo de noche y el restaurant no abriría hasta el otro día, apareciendo Renata en su habitación ante Alice con la cena en las manos, un sabroso plato de espagueti con carne molida y queso rallado en la parte superior, una comida capaz de levantar los ánimos de cualquiera. Renata hablo sobre lo que sucedió en la ausencia de la señorita Alice, como las autoridades querían darle caza, y la aparición de una bestia que no hizo más que empeorar su condición con la ley. Sin embargo, la señora no vía la necesidad de estar en su contra, la conocía desde hace años, no importaba lo que le haya pasado, sabía que era una buena persona, y la apoyaba en su cruzada por limpiar Detroit de toda la escoria criminal, solo si se guiaba por la moral ideal que todo policía debería tener.

El pensar de Renata trajo a su memoria a Felix, tenía la firme certeza de que se encontraba bien, pero se preguntaba qué opinaría ahora de su mejor amiga, quien le oculto que a quien admiraba estaba frente a su narices y no lo sabía, si seguiría los erróneos ideales de su padre como todos los demás en la ciudad solo porque no pudo estar a su lado cuando el más que nunca la necesitaba. No le importaba cuál fuera el camino que haya optado por tomar, lo vería con los riesgos que implicaba, que estén respirando en su nuca esperando una llamada que les permita atraparla, usando su amistad para sacarle ventaja, con el señor Alfred a la cabeza, deseoso de impartir la injusticia que broto a través de las raíces de la venganza. No tenía otra opción, la única forma de detener y salvar a ese poderoso criminal era sabiendo su identidad, información que solo alguien como el señor Myers podría otorgarle.