15 de Abril de 2020.
Pasos cautelosos y temblorosos rechinaban en las rejillas del suelo en la central hidroeléctrica de la ciudad de Lodwar. Un desierto habitado, un lugar en el estado de Turkana que prometía ser la metrópolis africana del futuro, gracias a quienes querían alzar el continente al pedestal en donde merecía estar la cuna de la civilización humana. Con su mirada a las tuberías encima de él, sostenía un arma sofisticada, capaz de neutralizar a lo que fuera más allá de la concepción de persona. Siendo solo un muchacho más que un hombre, no podía evitar tener miedo, prometió hacer lo que fuera necesario para mantener a su madre víctima de una enfermedad terminal, pero pronto descubriría que todo tiene un límite. Un rugido interrumpió el silencio que se había mantenido por tanto tiempo, manteniéndolo alerta de todo lo que lo rodeaba.
El metal bajo sus pies resonaba con intensidad, y su sombra se manifestaba gracias al potente brillo de una luz color azul celestial. Tragando profundo, volteo listo para derribar a su objetivo, notando que no podía mover un solo musculo del cuerpo estando en su presencia. El pánico lo consumió hasta los huesos, por más que quería apretar el gatillo era incapaz, no todos reaccionaban de la misma manera a lo que no entendía. Sus reflejos jugaron en su contra, haciendo que soltara la única salvación que tenía. Un puño de cristal azulado se apoyó en el arma, destruyéndola por el peso. Se escuchaban gritos de desesperación que abundaban en cada rincón, para que todos y cada uno de los que se encontraban allí supieran que a lo que más le temían, habia llegado.
Una llamada en el teléfono casi como un grito hizo que Kayru Yego saliera de la comodidad del sueño a las siete de la mañana de ese mismo día, de piel oscura, cuerpo bien formado, y sin un solo cabello en su calva y brillante cabeza. Kayru tomo el teléfono vibrante en su mesa de noche y atendió, era su hermana Chanya, que le notificaba que lo necesitaban para supervisar el cierre de una fuga en la central, a lo que este respondió que en menos de una hora estaría llegando. El señor Yego como una bala se dio un fugaz baño, al salir se colocó una camisa de mangas largas color blanca de rallas verticales delgadas azules, un pantalón de color caqui, y zapatos marrones, asegurándose de tener puesto el reloj y de llevar la billetera en el bolsillo trasero. Rápidamente fue a la cocina y se sirvió un vaso de jugo de naranja, tomando su carnet de la central y las llaves del auto para salir de la casa.
Subió a su Pontiac Vibe del 2010 color verde pino para ir camino al trabajo. Por las calles observaba como casas eran construidas, y a lo lejos apreciaba lo que sería el primer rascacielos en la ciudad, el progreso llego para quedarse. Se detuvo al ver una señal del intenso rojo de un globo que dice alto. Observo a una señora vendiendo bocadillos en la acera, lo que hizo rugir su estómago, ya que solo tomar jugo de naranja no le sería suficiente hasta el almuerzo. Llamo a la mujer y le pidió una porción de tarta de leche a la que se le llamaba Melktert. Un autobús repleto de personas paso frente a Kayru en lo que le pagaba en efectivo a la señora y le agradeció por su servicio instantáneo. Por fin llego a la Central Hidroeléctrica de Lodwar, con su estómago satisfecho, mostrando su identificación para entrar. Saliendo del auto partió de inmediato al sistema principal, más específico en el sector 12, donde se encontraba su hermana y varios trabajadores.
Lo primero que hizo es preguntar por lo que se ha hecho, esta le respondió que la tubería colapso, tras eso se colocó una manguera para que el agua fuera a los tanques de emergencia en lo que el remplazo aparecía. El señor Yego se encentraba allí solo para supervisar el remplazo de la pieza, tarea incapaz de realizar su asistente, que era Chanya. En menos de una hora, la pieza de repuesto fue traída y colocada, pero no todo acababa ahí, Kayru como supervisor tenía que asegurarse de que no hubiera problema alguno, una tarea que le tomaría más de una hora en cumplir, revisando que todo estuviera en orden en circulación de su funcionamiento. En un pestañar se hizo medio día, la hora de almuerzo no podía ser interrumpida, así que se optó por continuar con la labor después del descanso. Uno del personal que llego para la instalación, sin que lo vean, coloco un controlador magnético en la tubería, que repercutiría más tarde. En el comedor de las instalaciones, Kayru a través del teléfono celular investigaba sobre la Corporación Moliere en lo que almorzaba carne y patatas asadas, acompañadas de arroz blanco y ensalada en salsa, con un café con leche caliente.
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Los Iluminados: Parte Uno
Science FictionLos Iluminados: Parte Uno: El 11 de marzo de 2019, un día especial en el que los cielos del mundo se cubrieron con auroras boreales y la tierra bajo nuestros pies se estremeció, sin saber que era una advertencia de algo más. Más de un año después de...