Capítulo 7: Signo de Fuego.

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19 de abril de 2020.

El astro sol se alzaba en lo alto de los cielos de San Juan, avisando con todo su esplendor que un nuevo día comenzaba para los ciudadanos de la capital de Puerto Rico, el tiempo de descansar pasó para ser momento de ganarse la vida con esfuerzo y dedicación. Los puestos de desayuno abrían ansiosos al público, los centros comerciales ya serian abordados sin problema alguno, la corriente seguiría su curso hasta que la noche se presentara para anunciar el final. Una puerta es tocada con leve fuerza en el Motel Azuquita, al no recibir respuesta alguna del otro lado, hicieron un segundo intento, que logro despertar a Alice Campbell y Mayling Huang, con los cabellos de espanto, señal de que tuvieron un sueño reparador, aunque a simple vista no lo pareciera.

Antes de que la puerta fuera tocada una tercera vez, Alice la abrió, observando a Viktor Ustinov frente a ella, deseándole buenos días, y pidiendo que se alistaran para que en diez minutos lo acompañaran a comprar el desayuno de hoy, dándoles una mochila a cada una. Al cerrar la puerta e indagar el contenido, prendas de vestir y productos de primera necesidad contenían. En el lapso que Viktor estableció, regreso a la puerta para avisar que ya partiría, pero antes de que pudiera siquiera golpearla, se abrió, y Alice junto con Mayling salieron listas para acompañarlo. En el estacionamiento del motel, subieron a la camioneta y aceleraron. En la carretera, la señorita Huang pregunto por Constantin D'Angelo y Kayru Yego, y el señor Ustinov respondió que se quedaron despiertos hasta las seis de la mañana. El vehículo estaciono, Viktor bajo junto con Alice y Mayling, les dio dinero para comprar el desayuno en lo que él iba por jugo de naranja en una tienda de suministros no muy lejos de ahí para acompañar la comida.

Es asombroso como siendo más de las diez, el señor Ustinov parecía que durmió lo mismo que ellas cuando en definitiva no fue así. Compraron del puesto de una señora mayor y robusta, con desbordante felicidad en su forma de ser, llevando biscuit relleno de huevo revuelto, jamón de pollo y queso cheddar, el desayuno perfecto para ser digerido por una dulce bebida cítrica. De vuelta en el Azuquita, todos desayunaban en una misma habitación, sin evitar sentir la tensión en el aire, por más que el niño los relajara el día de ayer, o lo delicioso de la comida que saboreaban, seguían siendo víctimas de secuestro. Para romper el hielo, Victor dijo que quería llevar a la playa a Héctor, ya que su madre trabajaría hoy al medio día y no volvería hasta el final de la tarde, pero Constantin sugiero llevarlo a almorzar en la calle, y que él decidiera que haría el resto del día, una idea simple pero efectiva.

La Trailblazer llego al hogar de los Pérez antes de las doce, Mariana les entrego de Héctor y les deseo un buen día a todos, yéndose para comenzar con su jornada laboral. Héctor pregunto a donde lo llevarían primero, y Constantin le dijo que a almorzar, porque las ideas solo fluían con el estómago lleno. Comían en el restaurante Boronbom, arroz con pollo mechado, acompañado de un Sprite. Para ser un niño delgado, comía como si tuviera seis estómagos viéndose como disfrutaba de lo que se llevaba a la boca. El señor D'Angelo hablo con Héctor, planteándole dos escenarios para este día, uno en la playa nadando en el mar, el otro en el árcade de un centro comercial no muy lejos de ahí. Héctor observo a Viktor, sabiendo que la idea de la playa fue suya, y le respondió que estaría bien donde quiera pasar la tarde, decidiéndose por ir al centro comercial.

El estacionamiento del Perdu Mall poseía tres niveles tan extensos como el mismo centro comercial, abarrotado de tiendas de cosméticos para las mujeres, tiendas de perfumes para los hombres, y tiendas de ropa para todo el mundo, de cualquier tipo, incluso con temática de la cultura popular, representando series como Juego de Tronos, películas como Godzilla, o comics como la Patrulla Condenada. También estaba el Polybius, nombrado así por un videojuego que salió del mercado por contenido audiovisual pragmático, un salón de árcades, desde los más retro hasta los más moderno, entre otra infinidad de juegos. Es a este lugar donde llevaron a Héctor, y lo primero que hicieron fue subir con Constantin a un árcade de motocicleta, ambos se divertían como nunca, no solo el niño, también el, no sabía cuándo fue la última vez que se sintió relajado. Alice y Mayling fueron al baño, Viktor no vio problema alguno con que fueran juntas. En el camino, la señorita Huang se tropezó con un chico y se disculpó. Entrando al baño, la señorita Campbell recibió un teléfono de su compañera, cada una metiéndose en una casilla, siendo esta la que por medio del dispositivo pudo ingresar a la red para buscar cualquier resultado que le otorgara el nombre o apellido Ross que le parecía tan familiar. El señor Ustinov ya sospechaba de la tardanza de las mujeres, y en el momento en que iba a ir por ellas, se aparecieron, terminando Constantin de jugar con Héctor.

Los Iluminados: Parte UnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora