𝗖𝗔𝗣𝟭𝟭- 𝗖𝗼𝗱𝗶𝗰𝗶𝗮

401 60 31
                                    

- Un rey sin codicia, no puede llamarse así mismo rey.

Narra Canute

Podía escuchar cada respiración entrecortada, cada pequeño jadeo que me volvía loco. Estaba completamente hechizado por su belleza, su piel tan suave y clara, desnuda, expuesta como una obra de arte que se deslizaba bajo mis dedos.

Mi mano se movió lentamente, casi como si saboreara cada centímetro de su cuerpo, desde sus labios ardientes, siguiendo el contorno de su cuello.
Mis labios no pudieron esperar más y comenzaron a recorrerla en una tormenta de pequeños besos, sintiendo el temblor en su piel.

Cada gemido que escapaba de sus labios me incendiaba aún más, un sonido que resonaba en mi mente y me llevaba al borde del deseo.
Sentí cómo su cuerpo reaccionaba a cada toque, a cada beso, y mientras mi mano exploraba más abajo, tocando su centro de placer, deslicé mis dedos dentro de ella.

La humedad y el calor me envolvieron, y sus gemidos, tan intensos y llenos de éxtasis, me empujaban a seguir explorando, a llevarla más allá de cualquier límite conocido.

Podía sentir cómo cada segundo se alargaba, como si el tiempo mismo se detuviera para nosotros. No quería que ese momento terminara, quería quedarme atrapado en la sensación de su cuerpo temblando bajo el mío, en su respiración acelerada que marcaba el ritmo de mi deseo.

Cada caricia era un nuevo descubrimiento, cada gemido una promesa de más placer, más intensidad.
Quería explorar cada rincón de su ser, hundirme en la calidez de su piel, memorizar cada sonido que escapaba de sus labios y cada estremecimiento de su cuerpo.

Mis dedos seguían jugando dentro de ella, profundizando, mientras mis labios bajaban más, recorriendo el contorno de sus senos, saboreando cada centímetro de su piel con hambre voraz. Sentía cómo se retorcía debajo de mí, cómo sus manos buscaban desesperadamente algo a lo que aferrarse mientras yo no paraba de provocarla. Cada vez que ella se acercaba al borde, yo la mantenía ahí, al filo, sin dejarla caer, estirando el placer hasta que la anticipación la volvía loca.

No podía dejar de pensar en lo hermosa que se veía así, perdida en ese mar de sensaciones. Y cada vez que sentía que su cuerpo se tensaba de placer, que estaba a punto de explotar, me detenía un poco, solo para prolongar ese momento, para hacer que durara un poco más.

Porque no quería que esto terminara. Quería que fuera interminable, como si pudiéramos quedarnos en ese lugar, en ese instante, para siempre, donde solo existíamos ella y yo, atrapados en este fuego insaciable que nos consumía.

Sin embargo no podía esperar más. La necesidad de hacerla mía se volvía insoportable, como si todo mi ser estuviera ardiendo de deseo por ella.

La tensión entre nosotros había alcanzado un punto en el que ya no podía contenerme. Su cuerpo, su piel, sus gemidos, todo me llamaba, me pedía que la reclamara de una vez, que la hiciera completamente mía.

Mis manos se deslizaron por sus caderas, aferrándola con firmeza mientras mi boca continuaba su recorrido por su cuello y clavícula, dejando marcas de mi deseo en su piel.
Podía sentir cómo sus piernas se enredaban alrededor de mí, acercándonos aún más, como si su propio cuerpo también suplicara por lo que ambos deseábamos.

Mi respiración se aceleraba junto con la suya, y cada segundo que pasaba me volvía más loco por tenerla.

Justo cuando la tensión llegaba a su punto máximo, cuando sentía que estábamos a un suspiro de entregarnos completamente el uno al otro..

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 23 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝗩𝗲𝗻𝗴𝗮𝗻𝘇𝗮, 𝗻𝗼 𝗮𝗺𝗼𝗿 ⚔️ 𝐓𝐡𝐨𝐫𝐟𝐢𝐧𝐧 𝐲 𝐓úDonde viven las historias. Descúbrelo ahora