××Amargo Recuerdo××

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Caleb levantó su muñeca y mira la hora en su reloj, ya son las siete de la noche, desvía su mirada y ve a Aedus quien permanece en la misma postura desde que llegaron, sentado sobre el capó del auto juega con sus dedos de vez en cuando. Caleb pensó que Aedus miraba fijamente la puerta de la casa Gale, sin embargo nota que su hermano esta perdido en sus pensamientos, ¿como lo sabe? , pues Aedus cada vez que se pierde en su cabeza muerde ligeramente su labio inferior justo como lo hace ahora.

La mente de Aedus es un caos desde que vió la propiedad ya que le traía unos recuerdos indeseados.

El ceño del joven se frunce al notar que la imagen de su madre aparece como una pequeña película, mostrandola a ella bajar junto a dos pequeños de un taxi en esa misma calle. Hace doce años los trajó a conocer a su padre.

Las imágenes siguen, ve como su madre toma en brazos a Caleb y sujeta la mano de él. Avanzan a la puerta y Aedus toca el timbre como su madre pidió. Un hombre los recibe afuera.

Por supuesto que recuerda la conversación, su madre grita que necesita ayuda para cuidar de los pequeños, el hombre responde que no puede, que estar con ella fué un error, que no puede encargarse de nadie además de él, que su vida es un desastre y que se largue por dónde vino.

Aedus sigue a su madre molesta que lo dejó frente aquel hombre que apesta a licor. Y antes de desaparecer calle abajo el pequeño voltea a ver la casa de su "padre" una última vez y mira a una niña viéndolo desde la venta del segundo piso. La niña le sonrió y Aedus le devolvió la sonrisa.

—das miedo—habló Caleb sacándolo del aquel viaje al pasado

—¿por qué? —indaga confuso.

—te he visto sonreír porque de verdad lo sientes una sola vez, eso fué cuando la abuela nos regaló un pedazo de pastel en año nuevo, te veías feliz....

¿sonrió? ¿sonrió por felicidad?

—si, mamá había muerto y la abuela estaba trabajando día y noche para "mantenernos", aunque en realidad era para no vernos y recordar que por nuestra culpa mamá se suicidó, entonces para que nos fuéramos a dormir porque seguíamos despiertos para ver los fuegos artificiales nos dió un pedazo de pastel, era de chocolate.

Un silencio incómodo se apoderó de los hermanos.

Caleb sabia que Aedus no se culpaba por la decisión que su madre tomó, de hecho ni siquiera él lo hace, porque saben que su madre nunca los amó, ellos fueron el producto del amor unilateral de su progenitora, también la razón del recuerdo constante del hombre que la engaño con dulces mentiras ya que tanto Aedus como Caleb era un retrato de Robert Gale.

Un dos de Marzo, su madre, Natalia Philipp Darwin tomó un cuchillo y cortó sus venas desangrándose en el piso de la casa de su madre. Lo hizo mientras sus dos hijos de tan sólo siete y cinco años la miraban sentados desde una esquina de la habitación. Los niños vieron la sangre por primera vez, no lloraron ni sintieron temor, solo vieron como la mujer que les dió la vida dejaba de respirar.

Los hermanos no se inmutaron, vieron a su abuela gritar, y llorar por la muerte de su hija, soportaron el interrogatorio de la policia, fueron al funeral y nada, no soltaron ni una lágrima.

Su abuela los culpó ya que si ellos no hubieran nacido, Natalia seguiría viva.

Su media hermana tampoco tuvo suerte, su madre la había abandonado y Rober la utilizaba como cajero automático.

—¿crees que está molesta? —inquiere Aedus.

—¿quien?

Dany, quiso responder el muchacho.

No sabe porque pero por un instante sintió curiosidad por la respuesta que le daría su hermano a la pregunta de....¿estara molesta porque la maté?. Obviamente Norman le disparó pero por orden suya.

—olvídalo—de un salto se baja del capó

—¿ que haces ? —dice viendo que camina en dirección a la casa

—estoy aburrido—se encoge de hombros—veré si encuentro lo que necesito

Caleb corre para alcanzarlo

—Norman y Lexi lo harán por nosotros.

—no me refiero a eso—Aedus lo ve de reojo—Dany también nos dejó un recuerdo.

Ambos entran sin hacer ruido y se dirigen a la cocina sin prender siquiera una luz, la oscuridad no es obstáculo, moverse en la sombras es su mejor opción si no quieren ser vistos.

Dany una vez les dijo que si algo le pasaba que fueran a esa casa en Rouge Hill, les dió indicaciones de como encontrar una caja de metal escondida en la cocina, la clave para abrirla es una combinación, el día de su cumpleaños.

—gracias hermana—Aedus sonrie al abrir la caja.

—¿de donde sacó tanto? —Caleb agarra un fajo de billetes.

Debe haber cientos.

—también tenía secretos...

Un ruido interrumpe a Aedus quien automáticamente saca el arma de su cintura poniéndose en alerta. Se escucha la puerta abrirse y las luces de la sala se encienden, los pasos se oyen más cerca y dos hombres aparecen, uno de ellos enciende la luz de la cocina y el otro pregunta...

—¿quienes son ustedes?

Caleb mira que Aedus escondió el arma detrás de su espalda y no entiende porque.

—estamos aquí para ver a Dany—miente Aedus

—¿como la conocen? —dice el hombre de cabello rubio.

—es nuestra hermana—confiesa

—mentira—dice el hombre de cabello castaño—la conocemos desde la infancia, ella no tiene....

—puedo probarlo—responde sonriendo.

Los hombres se acercan sin sospecha y es ahí cuando Aedus saca el arma y les dispara en las piernas, ambos gritan de dolor.

Aedus avanza a ellos y apunta al castaño directo a la cabeza mientras le dice al otro que si se mueve en un segundo tendrá los sesos de su amigo en la cara.

Y así, Aedus esta listo para que la otra parte del plan empiece sin retraso.

AEDUS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora