¡Más brutal!

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No todas las personas son iguales en esta vida, y no todos son capaces de sobrellevar con la misma carga que otras, desde la forma más metaforica como las emociones, hasta la más literal, como lo puede ser el trabajo; pero si alguien había que sabía como aguantar esta segunda opción, ese era Scott.

Hatchet podía ser un jefe bastante complicado de aguantar para la mayoria, pero hasta el momento, el más reciente interno seguía sin entender del todo a sus horrorizados compañeros, pues no se le hacía más terrible que otros sujetos que había tenido que soportar.

Además, también contaba con la opinión de su otra compañera, Izzy, quien decía que no era tan malo una vez lo conocías bien.

Aún si lo llevaba bien, había sido una mañana agitada, entre preparar el reto y evitar que a sus compañeros se los comiera una rana gigante, por lo que en esos momentos antes del desayuno solo buscaba descansar, peinando un poco su cabello y guardando la navaja suiza que tenían como único medio de defensa.

Lamentablemente descansar era imposible en esos lados.

—Oh, tú eres el hombre trabajador, ¿No es así? —Conjunto a un marcado acento ruso en su voz y unos labios tan rojos como la sangre, Scott fue tomado por sorpresa por uno de los campistas, quien le observaba de pies a cabeza.— ¿Paseando tan temprano?

—El trabajo empieza desde que el sol se levanta para nosotros...— Respondió, ligeramente nervioso por la mirada sobre él, la cual estaba lejos de darle una buena espina, haciéndole retroceder un par de pasos hasta sentarse sobre uno de los muchos troncos cortados.

—Bueno, tienes razón, como dicen por ahí, al que madruga, Dios le da más dinero.

—No estoy seguro de que la frase fuera así... —Se forzó a sonreír, volviendo a alejarse un sutilmente cuando se sentaron a un lado suyo.— ¿Te llamabas Mike, no es así? —Su sonrisa se esfumó instantáneamente cuando vió la forma en que se fruncía el entrecejo ajeno por un par de segundos.

—Claro... Por ahora digamos que si. —Tras eso, dió un par de palmadas en su espalda, sin quitar la mano al terminar con estas.— ¿Qué estabas haciendo por acá de todos modos? ¿Ocultando un objeto de inmunidad, quizá?

—No, no tengo idea de dónde está, y de todos modos no podría decir nada, lo lamento...

—¿No? ¿Y no puedes darme una pista o algo?  —Insistió, siendo la gota que derramó el vaso en el pobre intento de calma del interno.— Seguro podríamos llegar a un buen acuerdo si lo conversamos...

—¡No puedo, no quiero problemas, lo lamento! —Tras ello, Scott se levantó visiblemente alterado.— Por favor, solo busca como el resto de participantes, eh... ¡Buena suerte! —Y salió corriendo como si de un cervatillo asustado se tratara, dejando la particular escena tan rápido como pudo.

Por eso mismo, siquiera escucha la risa que dejó escapar el supuesto Mike luego de ello.

—Ah, Svetlana, como siempre, sigues siendo la mejor... —Murmuró para si, jugueteando con la navaja suiza que hace no mucho yacia en el bolsillo de Scott.

Definitivamente sería útil.

***

—Es fácil tomar el control en las mañanas, y claro que iba a aprovechar de buscar el tótem de inmunidad... —Mientras usaba la cámara de confesiones, quien se había hecho llamar Svetlana aprovechaba de peinar su cabello con un par de ondas, sonriendo orgullosa en el proceso.— No conseguí eso, pero había visto a los pasantes usar esas navajas y no pude resistir la oportunidad, ah... Seguro me lo agradecerán más tarde.

Aún así, no pensaba irse por un buen rato.

***

Por otro lado mucho más despreocupado por la competencia, Jo y Zoey estaban maquillándose en el baño, ignorando completamente el hecho de que seguramente aquellos arreglos no llegarían intactos hasta el medio día.

¡Drama total; La venganza de la isla! (Clichés opuestos AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora