Amigos del hielo

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Las amistades en los programas de ese estilo eran algo que siempre venía con el tiempo, algunas formándose de manera mucho más rápida que otras y claramente destacando a los ojos del resto; en esos momentos Dakota y Sam parecían la definición perfecta de ello, pasando prácticamente todo el tiempo juntos.

Ambos eran reconocidos por hablar bastante, pero definitivamente el joven músico era quien más destacaba por ese aspecto, o al menos por la falta de filtro que este tenía a la hora de hablar con su supuesto amigo, quien ya conocía prácticamente toda su vida y sus más vergonzosos secretos.

Para ser justos, Dakota tampoco parecía impresionada con ninguno de estos, dandole aún más confianza a la hora de confesar.

Aún así, esa mañana cada uno estaba por su cuenta, con Sam habiéndose propuesto así mismo la noche anterior el despertar temprano para buscar el tótem de inmunidad; estas ganas se esfumaron apenas abrió los ojos, pero de todos modos lo intentó.

—Nunca entenderé a la gente que se despierta temprano por gusto, esto es peor que la cárcel... —Hablaba con el mismo, principalmente para ignorar los terroríficos ruidos del bosque y los particulares insultos en ruso que no entendía, los cuales se alzaban entre los árboles cada cierto tiempo.

—¿Despierto desde tan temprano? —Encontrarse con algún compañero en plena búsqueda no era extraño, no obstante, la voz le tomó por imprevisto, llevandose un golpe en la cabeza antes de encontrar a Dawn.— ¿A qué se debe el milagro?

—Hola Dawn, solo... Intentaba hacer un poco de ejercicio, Dakota me enseñó una rutina. —Mintió, sin estar seguro de porque ocultaría algo tan normal como buscar la inmunidad.

—¿Si? Que raro que no te esté acompañado, siempre van juntos.— No creía en su excusa, pero no le importaba ni un poco; a falta de vínculos oficiales, se veía forzada a mínimamente intentar tener una buena relación con sus compañeros en caso de una eliminación, y mientras más idiotas eran bajo su perspectiva, más fácil sería.— Cuando se hagan novios nos haremos los sorprendidos.

Incluso si era una obvia broma, la nerviosa risa del hombre le llamó la atención, demasiado alterado para ser una respuesta habitual.

—¿Como se te ocurre? Yo no soy gay, o sea, no juzgo a los que si, ¿Pero yo? No, no, soy cien por ciento heterosexual. —Aclaró, llevando a la científica a alzar una ceja, dándose cuenta de que Sam no era tan idiota como pensó; era peor.

Aún así y con probablemente el próximo reto a la vuelta de la esquina, no le era conveniente distraerlo, por lo que simplemente asintió con su cabeza.

La estupidez humana siempre le sorprendía.

***

—Improvisé un rápido estudio con mis recuerdos de la temporada pasada, y todos me llevan a lo lamentablemente importante que es la relación social para llegar lejos. —Dawn explicó mientras corregía un par de pequeños detalles en su cuaderno, no muy contenta con sus propias palabras.— No es necesario ser su amiga, pero si el tener una relación decente con la mayoría, y quizá generar cierta discordia entre ellos para no estar en la mira.

Simplemente continúo con los trazos unos segundos antes de sonreír repentinamente al recordar cuando en la mañana vió a la planta carnívora gigante atacando a los pasantes, al menos eso era interesante.

***

Se mostró a un Mike algo desorientado, intentando procesar haber despertado en medio del bosque y lo seguido que esto estaba pasando.

—Con todos estos años, pensé que finalmente había aprendido a mantenerlos bajo control, pero Svetlana se está dando demasiadas libertades últimamente... —No estaba seguro de que decir, solo de querer hacerlo.— No tengo problemas con que salgan, ¡Pero tienen que hacerlo cuando yo lo permita solamente!

¡Drama total; La venganza de la isla! (Clichés opuestos AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora