back

2.6K 243 5
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




LLEGAMOS A ARGENTINA A ALTAS horas de la madrugada, sentía las piernas acalambradas y el cuerpo agotado. Dios mio, mañana cuando tenga que ir al gimnasio el cuerpo me iba a pasar factura

que mala suerte

arrastré mi valija con pereza y me pare a esperar que papá termine de hablar con alguno de los chicos, quienes lucían tan bien que me hacían repensar por qué yo era la única arruinada

— Lo, ya te vas? —preguntó Rodri— uh que carita de sueño

— tengo que esperar a papá y a Benja, me parece que fue al baño —bostecé— Vos te vas?

— si, no doy más. Necesito tocar cama —dudó unos segundos antes de volver a hablar— Querésss que te alcancé hasta tu casa?

lo pensé unos segundos. Benja tardaba y, aunque él sea rápido, papá igual iba a seguir hablando

acepté el viaje de Rodrigo y me despedí de mis amigos presentes y de papá, quién me guiñó el ojo disimuladamente provocando que suelte una risa tonta. Él no era boludo, más de una vez me preguntó por Rodri, además me gustaba contarle las cosas, era re piola y me entendía sin meterse demasiado

caminamos hacia su auto y me ayudó a guardar mis cosas en el baúl antes de subirnos y emprender viaje a mi casa. Era una noche bastante fría pero gracias a la calefacción de su auto nos manteníamos con calorcito

me tomé la molestia de admirar un poco la tecnología del mismo. La mayor parte era táctil y, para mi, era sorprendente. Mi cara en ese momento debe haber sido bastante graciosa y lo noté cuando lo escuché reír

durante el corto viaje me permitió poner música desde su playlist, y debía admitir que teníamos gustos muy similares

mientras tarareaba dulcemente las melodías él seguía el ritmo golpeando sus dedos contra el volante. Podríamos decir que ambos ibamos en silencio, un silencio cómodo y tranquilo, donde disfrutábamos la melodía de las canciones que nos gustaban

la verdad, no se sintió tan largo el camino, ni siquiera pareció que anduvimos tanto. Al llegar nos bajamos y me ayudó a entrar mi valija y mi bolso porque, según el, "me iba a caer del sueño"

dejó las cosas junto a la puerta y se enderezó a verme. Noté sus facciones totalmente relajadas junto a aquel nuevo look que, debía admitir, me encantaba

su mano se posó en mi mejilla brindandome leves caricias y su paz me inundó nuevamente, pues lo hacía cada que él me abrazaba o tenía este tipo de gestos dulces conmigo

— descansa bien, Lo. Mañana si querés vemos para hacer algo —sugirió

— bueno, dale. Te aviso si estoy libre porque seguramente me van a querer ver en el gimnasio —bufé

dejó salir una risita

— que descanses, Rodri —musité dulcemente

— pero... despedite bien —se inclinó sobre mi sin vergüenza alguna

lo miré directo a los ojos y mis piernas flaqueron ante lo determinado que se sentía a... a qué? darme un beso?

cuando su otra mano se posó en mi cintura para pegar nuestros cuerpos supe que, en efecto, me quería dar un beso. Traté de relajar el cuerpo llevando mis manos a su nuca y tocando su corto pelo rapado

terminó uniendo nuestros labios en un beso corto y bastante tierno, tomandome desprevenida pero siguiéndolo gustosamente

Lola ─ Rodrigo de PaulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora