Las cosas habían mejorado.
Luego de la "pelea" con Som Phon, éste había tomado distancia con Freen y no se le había acercado ni a dos metros de ella.
Freen pudo volver a sentarse con sus amigos sin tener miedo de que Som Phon la viera y la amedrentara, éstos dándole un abrazo al verla.
—Creo que lloraré —dijo luego de darse un abrazo.
—¡Nada de lágrimas! —dijo Billy—. Debemos salir, hoy habrá una fiesta en casa de Milk, ¿qué tal si vamos?
—Me gusta la idea —dijo Freen, lo demás estando de acuerdo—. Becky phi, ¿Le gustaría venir con nosotros?
Todos miraron a Becky poniéndola nerviosa.
—¿De verdad quieren que vaya?
—¡Claro! Ya eres una de nosotros —dijo Faye.
—¡Sería nuestra primera salida los siete juntos! —exclamó Babe.
—¿Aceptas? —propuso Nam.
Becky lo meditó un poco, jamás había podido disfrutar de esas clásicas reuniones de amigos, por lo que salir un poco de la rutina no estaría mal, ¿Cierto?
—Está bien, iré.
—¡Listo! Los paso buscando más tarde, Becky, pásame tu ubicación para ir a buscarte —dijo Babe.
—No te arrepentirás, las fiestas de Milk son las mejores —le aseguró Nam.
No le vendría nada mal salir como un adolescente normal, ¿cierto?
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Se veía por octava vez en el espejo, arreglando su cabello y quitando arrugas inexistentes de su camisa.
Jamás había ido a una fiesta, por lo cual tuvo un pequeño asesoramiento por parte de Nam.
Estaba nerviosa, no lo negaría, jamás fue fan de las grandes reuniones llenas de gente, sin embargo, a veces tenía que salir de su zona de confort para poder experimentar.
Escuchó el timbre de su casa, supo de inmediato que se trataba de los chicos por lo que tomó su billetera, teléfono y llaves y luego salió de su habitación casi que corriendo por las escaleras.
—... ¡Es un gusto conocerte! —escuchó la alegre voz de su madre.
Pudo visualizar como su madre casi que aplastaba a Freen, quien le correspondía el abrazo como podía.
—Mamá, la estás incomodando —se quejó la castaña al llegar a su lado.
—Lo siento, Becca siempre ha sido muy reservado, es la primera vez que me presenta a sus amigos —se excusó la pelinegra—. Puedes llamarme Rawee.
—Es un gusto conocerla, señora Rawee —dijo Freen con una sonrisa.
—Bien, ya nos íbamos, no queremos llegar tarde —interrumpió Becky tomando a Freen de la muñeca y saliendo de allí.
—¡Diviértanse! —gritó alegremente la pelinegra.
—Phi, ¿Su madre está disponible? —preguntó sin ningún tipo de pudor Babe.
—¡Babe! —le regañó Love, dándole un zape.
—Mi madre está disponible, pero no para ti, imprudente.
—Bueno, al menos lo intenté —dijo La mayor alzándose de hombros.
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No está tan mal. Pensó Becky al analizar bien el ambiente.
Es cierto que no era muy su estilo, sin embargo, estar con los chicos hacía que se olvidara de todo su alrededor, algo dentro de ella se sentía completo.
Ya no se sentía tan sola.
—¿Todo bien? —preguntó Freen.
—Sí, aunque quisiera tomar algo de aire —confesó.
Freen le hizo una seña para que la siguiera y luego de avisarle a los chicos, caminaron entre la multitud de gente hasta poder salir, a lo que parecía, el patio de aquella enorme casa.
—Tanta música hacía que se me quisieran reventar los tímpanos.
—Sí, aturde las primeras veces, es cuestión de acostumbrarse.
—¿Has venido varias veces? —preguntó la castaña mirando a la pelinegra.
—Sí, Som Phon era mucho de venir a las fiestas de Milk, y había momentos donde me escapaba hasta aquí para tomar un respiro —explicó con una sonrisa triste.
Becky se quedó observando a Freen mientras ella observaba la hermosa luna llena que adornaba el cielo.
Un remolino de emociones se instalaron en el pecho de Becky al ver los hermosos ojos de Freen, quitó rápidamente la mirada, sintiendo sus mejillas arder.
—¡Oigan, Billy consiguió unos snacks, vengan a comer! —las llamó Faye.
—¡Ya vamos! —dijo Freen levantándose de la fuente—. ¿Sucede algo, phi? —preguntó al notar algo extraña a Rebecca.
—Ve adelante, voy en unos minutos —le dijo.
No muy segura, Freen se fue de allí dejando a Becky a solas.
¿Qué diablos acababa de pasar?
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Yellow ┊ Freenbecky ┊
Fanfiction"Eres el sol amarillo que ilumina mis días grises" Desde los trece años, Becky recuerda haber pasado por varias escuelas gracias al trabajo de su madre, y aunque antes se negaba a esos repentinos cambios, aprendió a que era mejor no encariñarse con...