Epílogo

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6 MESES DESPUÉS

Becky

Al inicio del año escolar, pensé que todo sería igual que los últimos años, pero creo que en este punto sabrán que no fue así.

Empecé a salir con Freen desde aquella vez, donde hecha un remolino de emociones le confesé mis sentimientos y ella los suyos, aclarando nuestras dudas e inquietudes.

Me esforcé cada día por hacerla feliz y recompensar las mil y una veces que me equivoqué, aún si eso implicara verme como una idiota.

Luego de dos meses, le pedí ser mi novia, y obviamente ella aceptó.

Al inicio fuimos el tema de conversación de la escuela por una semana, no fue del agrado de muchos, en especial de cierto tipo que no voy a mencionar, pero no fue un problema.

Conocí a los padres de Freen, estaba muy nerviosa al inicio, puesto que no me sentía lo suficientemente buena para ser la novia de su hija, pero para mí fortuna les caí bien, incluso me han invitado a comer un par de veces.

Y si hablamos de mi madre... Ugh, qué vergüenza.

Con sólo decir que la noche que la llevé a cenar le mostró el vergonzoso álbum de mis fotos de pequeña, ¡Incluso le ofreció algunas para que las tuviera!

Mi relación con Freen ha ido mejor de lo que pensé, pero ahora que acabaron las clases, llegó el momento que había temido desde el inicio.

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—Mamá —llamó la castaña acostándose en las piernas de Rawee quien estaba viendo la televisión.

—¿Saldrás con Freen? Procura no venir después de las once, ya empezó a hacer frío —dijo mientras seguía mirando el televisor.

—No, no es eso —Becky se sentó, muy dudosa por lo que iba a decir—. Nosotras... ¿Nos iremos?

La mujer volteó a ver a su hija, bajándole volumen al televisor y poniendo toda su atención en ella.

—¿Irnos? —preguntó con una ceja alzada.

—Es decir, que si nos vamos a mudar...

—Aún no me han dicho nada sobre irnos a otro lado, ¿No te quieres ir? —la castaña negó con la cabeza gacha.

—No, me gusta estar aquí, tengo a Freen y a mis amigos, me siento en casa y no me gustaría dejarlos —confesó con las mejillas sonrojadas, decirlo en voz alta le parecía muy cursi.

La mujer miró con una sonrisa, jamás pensó ver a aquella faceta de su hija, y le gustaba ver que al fin había encontrado su lugar.

—Pues, puedo hablar con mi jefe y tener mi puesto fijo aquí y así no tener que mudarnos otra vez, ¿Te parece? —propuso amando el brillo que se formó en los ojos de su pequeña.

—¡Si! —exclamó con una sonrisa, levantándose de golpe—. D-digo, sí, me parece bien —se recompuso de inmediato—. Saldré con Freen —informó yendo hasta la puerta.

—Está bien, no olvides lo que te dije —le recordó con una sonrisa, su hija era muy tierna aunque quisiera evitarlo.

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Freen esperaba a su novia en uno de los columpios del parque mientras miraba su teléfono, se sobresaltó al sentir un repentino beso en su mejilla, pero la sonrisa de su novia la tranquilizó.

—El cielo está hermoso, ¿No crees?—dijo Becky mientras se sentaba en el otro columpio.

—¿Y esa sonrisa? —preguntó curiosa.

—¿Qué? ¿No puedo estar feliz por ver a mi hermosa novia? —Freen le dio un golpe en el brazo haciéndola reír.

—Obvio que puedes, pero algo me dice que no es por eso.

—Mm, ¿Qué tal si compramos un helado y luego te digo? —propuso mientras se levantaba y extendía su mano a la pelinegra.

—Eso es trampa, pero acepto —tomó la mano de Rebecca mientras esta la veía con una sonrisa victoriosa.

Luego de comprar los dichosos helados, buscaron un banco para sentarse.

—¿Ahora sí me vas a decir?

—Hablé con mi mamá sobre quedarnos —explicó, Freen se tensó—. Cálmate, nos quedaremos, hablará con su jefe le pedirá un puesto fijo aquí.

—¡Te quedarás! —eso fue lo único que escuchó Freen.

Ella también había pensado sobre eso los últimos días, no sabía cómo abordar el tema con Becky y escuchar que se quedaría hizo que se sintiera aliviada.

—¿Pensabas que me iría?

—Mm, puede ser, tal vez... —confesó algo apenada por tener esos pensamientos.

Becky tomó la mano de Freen y la entrelazó con la suya, La pelinegra la miró a los ojos.

—Freen, jamás me iré sin ti, quiero que siempre lo tengas en mente —dijo sin despegar su mirada de esos ojos color chocolate—. Eres el sol amarillo que ilumina mis días grises, sin ti, mis días volverían a ser opacos, sin brillo, hiciste que encontrara mi lugar en el mundo, no podría dejarte nunca.

Freen sonrió mientras algunas lágrimas se escapaban de sus ojos, Becky podía ser muy romántica algunas ocasiones.

—Deja de hacerme sentir que no te merezco y mejor bésame, por favor —pidió haciendo reír a Rebecca.

—Soy yo la que no te merece, conejita —respondió para luego juntar sus labios en un amoroso beso.

A Becky jamás se le cruzó por la cabeza terminar enamorada de una chico de cabellos negros con sonrisa bonita, tampoco pensó que ella le hiciera ver lo bonito que podía ser el amor, y lo vital que pueden ser los amigos en tu vida.

Jamás se le cruzó por la cabeza llegar a ser tan feliz como lo era actualmente, la Becky de hace unos meses no se creería las miles de cosas que pasaron.

Pero la Becky de ahora agradecía todo aquello que pasó en el pasado, porque ahora, en la actualidad, podía disfrutar de lo que trajeron aquellas cosas.

FIN 

Yellow ┊ Freenbecky ┊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora