—Por favor alumnos, hagan sus parejas —pidió la profesora de Química.
Rápidamente todos empezaron a rodar sus mesas para colocarse junto a sus parejas, Becky miró a todos ajena a la situación.
Estuvo a punto de preguntarle a la profesora Phon si podía hacerlo solo hasta que Freen tomó su mesa y se sentó enfrente de ella.
—¿Puedo ponerme contigo? —preguntó recibiendo un asentimiento por parte de la castaña.
—Por favor verifiquen bien los ejercicios, los puse en pareja precisamente para que puedan consultar con su compañero —dijo la profesora dejando una hoja por pareja—. Tienen una hora y media para terminar el examen, comiencen ahora.
Cada una estaba concentrada en los ejercicios que se habían repartido, hablaban únicamente cuando Freen tenía una duda en cierta parte y Becky le explicaba detalladamente.
Luego de verificar nuevamente los ejercicios, entregaron la hoja dejándoles unos veinte minutos libres mientras esperaban que los demás terminaran.
Becky se sumergió en su celular ignorando a la pelinegra, a Freen ya no le estaba gustando esa barrera que se había creado.
—Phi.
—¿Mmm? —respondió mientras seguía con la vista en el celular.
—¿Por qué estás actuando así? —preguntó directamente.
—¿Así cómo?
—Tan... Distante —la castaña la miró, haciendo que las mejillas de Freen se tornaran de un leve color rosa—. Uh, desde el día de la fiesta de Milk ha estado rara, ¿Hice algo que la incomodara?
Armstrong miró los ojos color que la miraban con cierta tristeza, sintió como su corazón se aceleraba por lo que rápidamente le quitó la mirada y siguió viendo su celular.
—No hiciste nada, estamos como siempre —finalizó sin querer seguir hablando de eso.
Sabía perfectamente que había creado una especie de barrera con Freen, que ahora cada vez que la pelinegra intentaba acercarse, ella tomaba su distancia.
Y es que tenía miedo de que Freen se diera cuenta del efecto que causaba en ella, como su corazón latía rápidamente cada vez que sus pieles chocaban ante el más mínimo roce, lo estúpida que se ponía cada vez que estaba con ella y que al mirarla a los ojos, no pudiera ocultar los miles de sentimientos que sentía.
Estaba siendo egoísta con la pelinegra, pero no sabía que más hacer para que ese sentimiento desvaneciera.
No hablaron más en lo que restaba de hora, en el almuerzo fueron con los demás chicos y después asistieron a sus últimas clases. En la hora de salida Becky tomó sus cosas y salió lo más rápido que pudo de allí, siendo detenida por Freen a unos metros de la escuela.
—¡Becky Armstrong! —la llamó, haciendo que la nombrada frenara en seco.
—¿Por qué gritas?
—¿Por qué me ignoras? —preguntó frustrada.
—No te estoy ignorando.
—¿Entonces por qué ya no me saluda en las mañana? ¿Por qué no me contesta los mensajes? ¿Por qué haces como si no existiera en los almuerzos? —el nudo en su garganta estaba empezando a doler, pero necesitaba sacar todos esos pensamientos.
La castaña se quedó callada, sin saber qué responder.
—Freen...
—Phi, por favor —tomó las manos de la castaña—. ¿Qué te hice? ¿Por qué me tratas así?
Sus ojos se habían aguado y sentía que en cualquier momento las lágrimas saldrían a relucir.
—Freenky, tu no has hecho nada —aclaró—. Es solo que... —se detuvo sin saber si era correcto decirlo.
—¿Qué? —preguntó ansiosa.
—Yo he tenido un sentimiento extraño, desde hace tiempo —comenzó a explicar, su ritmo cardíaco aumentando cada vez—, jamás me he sentido así con nadie, y luego de pensarlo varias veces... Creo que estoy enamorada de ti.
Freen abrió los ojos como plato, su corazón acelerándose ante tal confesión.
—Pero eso no está bien, yo no debo sentir esto —alejó sus manos de las de la pelinegra—. Tú apenas vas saliendo de una relación, y se supone que eres mi amiga.
Las esperanzas de Freen cayeron de golpe, ahora sintiendo como su corazón se agrietada un poquito.
—Phi...
—Lo siento Freen, pero no creo que esta amistad sea correcta —finalizó para irse antes de que la pelinegra pudiera contestar.
Freen vio como Beckyse iba de allí, dejando su corazón roto y un sentimiento de tristeza.
ESTÁS LEYENDO
Yellow ┊ Freenbecky ┊
Fanfiction"Eres el sol amarillo que ilumina mis días grises" Desde los trece años, Becky recuerda haber pasado por varias escuelas gracias al trabajo de su madre, y aunque antes se negaba a esos repentinos cambios, aprendió a que era mejor no encariñarse con...