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¿Ustedes conocen el rumor, de, que el primer hijo siempre nace siendo igual al padre?. Bueno, alguna veces, estos pueden llegar a odiar a su progenitor  por el daño que le hizo a su madre.

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Capítulo 9: Dante
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El clic de la puerta sonó. ¿Hace cuanto que lleva haciendo la misma rutina?, estaba cansado. Ya habían pasado cinco meses desde que se entero de su embarazo, de que su "rival" abusara de él, y de que llevara dentro un hijo que no deseaba. Estaba devastado, adolorido, y con un odio inminente creciendo dentro de el.
Odiaba Wisconsin, odiaba el castillo, odiaba las clases particulares de este último mes fuera de su casa, odiaba comer. Odiaba su embarazo, y odiaba a Vlad, sobre todo a ese tipo, lo detestaba con todo su ser.

auh, cálmate —

Grito con enojo, cuando la criatura dentro de el se movió, recordandole porque estaba viviendo este infierno solitario. ¿Porque el debía estar encerrado en un castillo como doncella?, el merecía libertad, como la que tenía Vlad, eso merecía. El tipo salía y entraba cuando quería, llegaba a la hora que deseaba y con quien fuera. Por todos los fantasmas, ¿porque no podía salir?.

¡Carajo, dije que te calmes! —

Volvió a reclamarle a la criatura dentro de el, quien volvía a darle una patada. Cualquier madre o omega amaría eso, que su hijo jugará con el, pero Daniel era distinto. Odiaba que esa cosa en su vientre se moviera, que fuera señales de vida. Lo odiaba y lo detestaba. Por su culpa perdió contacto con su novia, con sus padres, con su único amigo. Ahora era solo el con esa cosa en un enorme castillo.
Solitario, y lo detestaba.

Daniel, ¿porque no has cenado? —

Interrogó el de cabello platinado, llamando a su puerta y abriéndole con cuidado. Había vuelto a casa temprano, que novedad.

— no tengo hambre —

Se defendió, ocultandose entre las mantas de su cama, molesto por escuchar al quien menor quería ver.

— vamos Daniel, deberías comer, el niño debe tener hambre —

un suspiro pesado fue su respuesta. Y claro, su última charla. Su rutina era muy incompleta. A veces se saltaba los almuerzos y dejaba la cena, en otras ocasiones pasaba días sin comer completamente. Su cuerpo cada vez se veía más delgado de lo que alguna vez imagino. Y oh, pobre Vlad, debía darle vitaminas para mantenerlo vivo entre la poca comida que llegaba a consumir.

Aliento fantasmal {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora