Aliento fantasmal {TERMINADA}

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¿Qué tan lejos llegarías por amor a alguien?.

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Capítulo 6: Pompus Pep
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Es curioso. La vida avanza muy rápido, y Daniel es quien no sabe como predecir lo que va a suceder. El muchacho ya había pasado lo peor, ¿verdad?; se enfrento a Alpas, fantasmas, una casi muerte, huye de sus padres al ser su mayor rival, ¿que más podría esperarle a un chico, ahora, de 18 años?, ya nada le sorprendería realmente. 

Ha vivido los últimos cuatro años en secreto, teniendo aguantarán grandes, rivales como; la cazadora Valery,  los tipos de Blanco, incluso sus mismos padres. Pero, ¿que había de Vlad?, el hombre se portaba amable con el, incluso, sin saberlo, le confesó que el también era un mitad fantasma. Aunque no fue la gran cosa cuando lo descubrió. Sólo el parecido con Plasmius ya se le había hecho sospechoso. Así, como si no le importara más, tal vez quería que el se diera cuenta que podrían entenderse mutuamente,  ¿quiza?.

Aun así, continuo con su vida casual; encuentro con amigos, salidas, diversión, pelear con fantasmas, oye, incluso lograron hacer que Tucker y Valery salieran antes de entrar a la preparatoria. Oh, ese momento, cuando fue la última visita de su tío Vlad a su hogar.

Aun recuerda con detalle aquel dia; estacionó el auto como era habitual, uno de último modelo, incluso más reciente que el que traía el día anterior. Mostrando así que realmente no le importaba desechar autos como si de juguetes se trataran. Cosas de ricos, quizá, nunca los entendería.

Ingreso a su casa y cenaron como lo habían hecho por varios días, en esos momentos. Se podría decir que incluso, fue el mismo día en que la cazadora  lo atacó, cuando está estaba en su semana de celo. Si, sin duda era aquel día, del cual también descubrió su identidad.

La sonrisa coqueta de Vlad seguía en sus labios, aún sentía incomodidad cuando la veia; era tan brillante, tan extravagante, tal vez, solo era para el, bueno, así lo hacia sentir cuando veía como le sonreía al resto de los Fenton. 

¡pero que pensaba!, ¡no!, eso no era real, solo se había equivocado de pensamiento. Ese hombre que le doblaba la edad no podía fijarse en el de tal forma, fue amable solamente, y quería mostrarle que realmente  estaba preocupado como alguien cercano, ajá.

Pero, esa forma en que lo miraba, aquella forma en que murmuraba su nombre, oh siquiera le dirigía la palabra, lo hacia con un acento, especial. Dulce, como si solo fuera exclusivo para el. Incluso, podría asegurarse que solo era para el.