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días despues●

Ada:

El chico no se había vuelto a presentar en mi casa, y lo agradecía. Ya iba al instituto, porque mi madre parecía estar mejor, mucho mejor. Yo diría que demasiado, porque cada finde semana se trae a un chaval nuevo.

Hoy era domingo y me acababa de levantar, bastante tarde, al entrar al salón me encontré con otro hombre diferente a la de la semana pasada, tenía barba, el pelo canoso, y unas grandes ojeras, mi madre estaba a su lado, viendo una serie juntos. Mientras que, mi hermano Ethan jugaba con su tablet.

Tan adorable.

-Buenos días.-Hablé entrando al salón. Mi hermano solo me sonrió, mi madre y su ligue ni me miraron.

Fui a la cocina para comer tortilla que sobró anoche, y mientras desayunaba sentada en uno de los taburetes de la encimera, me llegó un mensaje de mi amiga diciéndome que si esta noche podría salir de fiesta. Obviamente le dije que sí.

(...)

Era por la tarde. El ligue de mi madre, que había descubierto que se llamaba Alberto, seguía metido en casa, y no tenía mucha intención de irse.

Desde la semana pasada, mi madre no ha parado de traer hombre, ya he hablado con ella sobre esto, pero ni caso, le importaba lo más mínimo mi opinión.
Echaba un poco de menos a mi padre. Realmente, mucho. Que se haya ido de la nada, era un cambio bastante brusco. Aunque nunca se comportó como un verdadero padre, se le quería.

Ahora me encontraba en mi habitación, preparándome para salir. Mi hermano estaba esperando que yo estuviera lista para llevarlo a casa de mi abuela a dormir.

Me puse un vestido negro con un escote, y de zapatos las Converse falsas.

Cogí mi bolso y todo lo necesario y me fui con mi hermano.
Una vez dejé a mi hermano con mi abuela, fui a la discoteca con Nerea.

Una vez allí, ella se encontró con un grupo de amigas que conocía y me dejó completamente sola. Fui a la barra para no parecer una subnormal parada enfrente de todas ellas.
Al llegar a la barra me sobresalté al notar una mano en mi hombro. Al girarme, estaba de nuevo él.

Daba miedo, me lo encontraba en cada sitio que iba.

-¿Me estás siguiendo o qué?-Pregunté cogiendo mi refresco.

-¿Yo?-Rió.

-Sí, tú, te encuentro en todas partes.-Dije.

-Casualidades. -Se encogió de hombros.

-¿Vienes mucho por aquí? Nunca te había visto en esta discoteca.-Hablé. Por alguna razón, esta vez fui yo la que dio tema de conversación.

-No salgo mucho, solo salí hoy porque era el cumpleaños de mi mejor amigo.-Explicó y yo asentí.-¿Vienes sola?

-No, he venido con una amiga...-Miré en dirección a Nerea, la cual ni se había dado cuenta de que yo no estaba.-Pero se ha encontrado con otras amigas.

-¿Estás sola?-Volvió a preguntar.

-No, no estoy sola. Estoy con mi amiga, solo que...-Pensé.-Vale, sí, ahora estoy sola.

LA FUERZA DEL AMOR-Lamine YamalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora