Ada:
Durante estos días había hablado con mi madre sobre lo sucedido con mi padre. El cual no volvió a aparecer en casa. Ahora, además de cuidar de mi hermano, también tenía que cuidar de mi madre, se pegaba llorando día sí y día también, ya no podía ir al instituto. Volvería dentro de unos días cuando todo estuviera más tranquilo en casa.
Como supuse, mi padre le había sido infiel.
Sabía que mis padres estaban la mayoría de noches de fiesta, y que siempre discutían, pero ¿Ponerle los cuernos? Jamás me hubiera imaginado eso.Ahora, estaba consolando a mi madre, mientras ayudaba a hacer la tarea a mi hermano.
No había vuelto a ver a Lamine, y mejor. Me sentí bastante vulnerable cuando él presenció la escena del otro día.
Prefería no verlo. Pero eso no fue posible cuando llamaron al timbre.-¡Voy!-Grité mientras me levantaba del sofá y dejaba a mi madre llorando.
Abrí la puerta y me lo encontré con una sonrisa de oreja a oreja, pero a la vez, parecía tímido.
-Pff, ¿qué quieres?-Pregunté dejándome caer en el marco de la puerta.
-Saber cómo estás.-Dijo.
-Estoy bien, ya puedes irte.-Hablé, le iba a cerrar la puerta en la cara pero puso la mano antes de que me diera tiempo. -Escucha, creo que ahora no es el mejor momento para que vengas de visita.-Hablé vacilando, pero a la vez bastante seria.-Mi madre está llorando como una loca y mi hermano necesita atención. No tengo tiempo para tíos.-Una vez dicho eso, volví a intentar cerrar la puerta, tampoco sirvió porque volvió a poner la mano.
-¿Qué? ¿Quién te ha dicho que quiera algo contigo?
-Por algo habrás venido.
-Sí, quería proponerte una cita.
Este chaval es gilipollas. ¿No está viendo lo que está pasando en mi casa? ¿Cree que voy a tener tiempo de "una cita"?
Reí falsamente. -Creo que no te ha quedado claro. Tú eres un famoso rico que está aburrido y no sabe que hacer con su vida. Yo, soy una persona que tiene que luchar para comer día tras día. Vete a perder el tiempo con otra, y no me hagas perder el mío.-Le volví a cerrar en la puerta, está vez, lo conseguí.
Quizás era muy borde con el pobre chaval que solo querría ser mi amigo, pero la verdad, es que no tenía tiempo para las tonterías de éste.
Volví al sofá.
Lamine:
Esa chica me preocupaba y bastante. Pero más me preocupaba mi interés por ella. Quiero decir, no me sé ni su maldito nombre, y no la puedo sacar de mi cabeza. No me iba a dar por vencido, desde el día en el que la vi llorar con su hermano en la acera, sabía que esa chica valía oro. Y quería ayudarla. Pero ella no me lo permitía.
Llegué a La Masía de nuevo, y estaba Héctor tal cual me fui, tumbado en la cama mirando el móvil.
Un vago.
-Héctor, tío, estoy hecho un lío y necesito tu ayuda.
-Mhh.-No quitó la vista del móvil.
-¿Puedes mirarme?-Me miró.-Hay una chica...
-¿Una chica?, ¿cómo se llama?, ¿cómo la has conocido?, ¿habéis foll-
-¡Héctor!
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LA FUERZA DEL AMOR-Lamine Yamal
Roman pour AdolescentsAda, una chica enfocada en sus estudios y con problemas familiares. Lamine, un chico enfocado en el fútbol que intenta que no se le suba la fama a la cabeza. Por cosa del destino ellos se encuentran en una cafetería y lo demás ya es la ☆fuerza del a...