ғᴏʀᴛʏ-ɴɪɴᴇ

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El día había llegado, un día lleno de significado y promesas. El sol brillaba en el cielo azul claro, bañando todo con una luz cálida y suave. El jardín del santuario estaba decorado con flores de temporada y linternas de papel, creando un ambiente sereno y festivo. El aroma a incienso llenaba el aire, y el sonido del agua fluyendo en el estanque cercano añadía un toque de tranquilidad al lugar.

Kirishima se encontraba en una habitación del santuario, vestido con un kimono tradicional negro, con detalles en rojo que reflejaban su personalidad vibrante. Miraba su reflejo en el espejo, sintiendo una mezcla de nervios y emoción. Había soñado con este día desde que Bakugō le pidió que se casara con él. Recordó el momento en que Bakugō, con una mezcla de timidez y determinación poco característica, le había entregado el anillo y le había pedido que fuera su esposo.

Midoriya, el padrino, entró en la habitación con una sonrisa amplia y cálida. Llevaba un kimono verde oscuro que realzaba sus ojos esmeralda.

—Estás increíble, Kirishima —dijo con entusiasmo, colocando una mano en el hombro de su amigo.

Kirishima sonrió, sintiendo que sus nervios disminuían un poco.

—Gracias, Midoriya. No puedo creer que este día haya llegado.

Mientras tanto, en otra habitación, Bakugō se preparaba con la ayuda de Todoroki, su damo de honor. Bakugō llevaba un kimono negro con detalles dorados, que resaltaba su porte imponente y seguro. Shoriki, su hijo de 12 años, estaba junto a él, también vestido con un kimono tradicional. Bakugō ajustó el obi de Shoriki con manos firmes pero gentiles.

—Papá, ¿estás nervioso? —preguntó Shoriki, mirando a su padre con curiosidad.

Bakugō sonrió levemente y sacudió la cabeza.

—Un poco, pero estoy más feliz que nervioso. Hoy es un día importante para todos nosotros.

Todoroki, vestido con un kimono azul con detalles en plata, observó la interacción con una sonrisa tranquila.

—Todo saldrá bien, Bakugō. Hoy es un día para celebrar.

Los invitados comenzaron a llegar al santuario, cada uno vestido con kimonos elegantes. Aizawa y Shinsō, una pareja que compartía un vínculo profundo con Bakugō, se saludaron con Uraraka, Ashido y Kaminari, quienes no podían contener su emoción. La atmósfera estaba llena de risas y conversaciones animadas.

Finalmente, llegó el momento de la ceremonia. Kirishima y Bakugō se encontraron en el centro del jardín, frente al altar decorado con flores y ofrendas. El sacerdote comenzó la ceremonia, recitando oraciones y bendiciones en japonés antiguo. Kirishima y Bakugō intercambiaron anillos y promesas, sellando su unión no solo ante la ley, sino también ante los dioses y sus seres queridos.

Shoriki, con ojos brillantes, observaba a su padre y a Kirishima con orgullo y amor. Sabía que este matrimonio no solo era una unión entre dos personas que se amaban, sino también una promesa de una familia unida y feliz.

Cuando llegó el momento del ritual de sake, Bakugō y Kirishima bebieron de las copas ceremoniales, simbolizando la unión de sus vidas y destinos. Midoriya y Todoroki, como padrino y damo de honor, también participaron en el ritual, ofreciendo palabras de apoyo y buenos deseos.

Después de la ceremonia, todos se dirigieron a un salón cercano para la recepción. Las mesas estaban adornadas con arreglos florales y velas, creando una atmósfera acogedora y festiva. La comida era una deliciosa selección de platos tradicionales japoneses, preparados con esmero y dedicación.

Durante la recepción, hubo discursos emotivos y momentos de risas. Aizawa y Shinsō compartieron anécdotas sobre su amistad con Bakugō, mientras que Uraraka y Ashido recordaron los tiempos compartidos con Kirishima. Kaminari, siempre el alma de la fiesta, animó el ambiente con sus bromas y comentarios ingeniosos.

Finalmente, Bakugō y Kirishima se levantaron para el primer baile como esposos. La música suave llenó el salón mientras se movían juntos, rodeados de amigos y familiares que los animaban y aplaudían. Bakugō miró a Kirishima a los ojos, sintiendo una gratitud profunda y un amor inquebrantable.

—Te amo, Kirishima. Gracias por ser parte de mi vida y por ayudarme a criar a Shoriki. No puedo esperar a pasar el resto de mi vida contigo.

Kirishima sonrió, sus ojos llenos de lágrimas de felicidad.

—Yo también te amo, Bakugō. Gracias por confiar en mí y por quererme. Prometo estar a tu lado siempre.

El resto de la noche se llenó de celebraciones, bailes y momentos inolvidables. Bakugō y Kirishima, rodeados de sus seres queridos, sabían que habían comenzado un nuevo capítulo en sus vidas, uno lleno de amor, apoyo y felicidad.

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⏰ Última actualización: Jul 24 ⏰

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