ᴛᴡᴇɴᴛʏ-ᴛʜʀᴇᴇ

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Tres días, tres malditos días habían pasado ya desde que el quirk de su hijo se había manifestado quemando su pecho, y durante esos tres días su vieja había secuestr-- digo, se había hecho cargo de su niño, lo peor, es que cada vez que iba a buscarlo el niño se negaba totalmente a salir de la casa de sus padres.

¿Es que ahora era odiado?.

Carajo, ¿Por que esa mierda era tan difícil?.

Sus ojos se desviaron desde su escritorio a los papeles que estaban regados por su lado, esos papeles de diseños que Shinsō le había pedido revisar, también estaba la remodelación, y... Sus estudios sobre la piel humana, porque pensaba expandir también sus habilidades más allá de las modificaciones corporales.

Gruñó, cansado, porque realmente, vivir de la nada a ser padre y de nuevo ser "solo" no era algo que disfrutaba.

Su mocoso fue un dolor en el culo desde el comienzo, tuvo que aprender mil mierdas, desde como cargarlo a qué hacer si tenía fiebre. No va a negar que cambiar pañales con mierda le parecía asqueroso, pero el amor hacía su enano era mayor que eso.

Diablos, necesitaba un respiro, se estaba volviendo tan llorón.

Tomó su celular y su chaqueta, también su billetera, iría por algo a la tienda, quizás hasta compraría cigarros, una cerveza, solo para abrirla y dejarla allí, porque no ha bebido una gota desde que su hijo llegó, porque jamás ha pensado tener una gota en su sangre que pudiera impedir algo hacía su bebé.

Jodido mocoso, ¿Por qué demonios era tan difícil? ¡Y claro! También se había llevado a Kirishima con él, porque el niño sabe que Kirishima no puede sufrir daños, no es nada justo.

Le dolía mucho pensar en la cara de su hijo cuando huía de él por debajo de las mesas para no ser tocado.

Por suerte la noche estaba fría y podía descansar su mente con ello, un poco, porque apenas eran tres días desde que no los tenía a su lado, desde que no sentía su piel o su calor y ya sentía como si su vida no tenía sentido.

Esa mierda le había pegado uno.

El vapor salió de su boca y se imaginó de inmediato a Kirishima regañandolo por no usar bufanda a pesar que recién salió de un resfriado, sonrió con gracia mientras alzaba el cuello de su chaqueta para usarlo de corta viento.

No evitó sentirse tonto, porque sus pensamientos de inmediato rodean los dos seres más importantes de su vida.

Fue al konbini, pero solo compró bebidas y onigiris, con ellas volvía a casa, terminando de trabajar, ese mismo día arreglaría las cosas.

Bien, no se esperaba llegar a su trabajo y tener todo el maldito día ocupado, ¡Con suerte tenía tiempo para comer algo! ¿Qué mierda pasaba? ¿Había rebajas y él no estaba enterado?.

Gruñó frustrado, era ya la tercera puta nariz que perforaba como una pura vaca, su técnica realmente hacía que todo fuera rápido y fácil de llevar, pero está molesto, ha atendido a demasiadas mujeres ese día, sus gritorios y quejidos son asquerosos, no porque sean de mujeres, si no que son tan malditamente falsos que le asquean.

A la mierda salir temprano, lo bueno es que alcanzó a decirle a Kirishima que estaría ocupado.

Tomó su herramienta mas leal, el sujeta lengua, para tirar la pobre lengua de un chico que quería atravesarla por completo, de lado a lado, sinceramente ese era uno de los piercing que más le gustaba colocar, la forma que atravesaba la piel le gustaba, y quizás habían más motivos pero los ignoraba, solo sentía que su día sería bueno al atravesar una lengua, quizás debería hacerse él el mismo trabajo.

Family [KiriBakuShima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora