Capítulo 23 : Una nueva religión

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Sálvanos, Harry.”

"Muere, Harry."

“Sálvanos, Harry.”

“Muere por nosotros, Harry.”

“Sálvanos, Harry.”

“¡MUERE, HARRY!”

“¡NO HARRY!”

"¡HARRY!"

—¡HARRY!

Harry lanzó un puñetazo hacia quienquiera que estuviera frente a su cara, abrió los ojos y volvió a golpear cuando se dio cuenta de que no tenía su cuchillo.

¿Dónde estaba su cuchillo?

Él debería tenerlo.

—Es violencia doméstica golpear a tu marido.

Harry se estremeció y trató de darle sentido a la figura que agarraba su nariz contra la cama, a la cama misma y a la figura que estaba de pie junto a la extraña cama.

La habitación estaba oscura, pero tenía un olor a humo que le hacía pensar en cuero. Harry entrecerró los ojos en la oscuridad y vio el pelo rojo de... de...

—¿Fred? —susurró. Harry extendió la mano para tocar la parte superior de la cabeza agachada de Fred e hizo una mueca cuando Fred se incorporó y Harry vio su rostro—. ¿Qué te pasó?

—Acabas de golpearlo.

Harry giró la cabeza y vio a Theo de pie junto a la cama en la que estaba Harry.

—No me preguntes si esto es un sueño, y llévate a tu ahijada. —Theo le tendió un pequeño paquete rosa a Harry y Harry tuvo que parpadear un par de veces para entender lo que le estaban ofreciendo.

—¿Rosie? —preguntó Harry. Sentía como si hubiera una capa de niebla en su cabeza, nublando sus pensamientos y obligándolos a moverse lentamente para unir las piezas, mientras que todo lo que estaba fuera de su cabeza se movía más rápido que una Saeta de Fuego.

Theo agarró la muñeca de Harry y levantó su brazo para poder acomodar al bebé en ella.

—Sujétala —dijo Theo. Harry miró la suavidad de las mejillas de Rosie y la suavidad de sus párpados cerrados mientras la voz de Theo lo inundaba con dulzura—. Estás en Moon Lodge, en el dormitorio de Sirius. Hay aproximadamente cincuenta hijos de muggles en el piso de abajo porque acabas de sacarlos a todos de la prisión.

Harry se sobresaltó y fueron las manos de Fred las que mantuvieron sus brazos firmes para que no sacudiera a Rosie.

—Lo hicimos estallar —susurró Fred en el oído de Harry—. Y... y todos están en casa, pero...

Harry giró la cabeza para poder mirar a Fred. El rostro de Fred no era terso, no como las mejillas morenas de Rosie, era áspero y Harry levantó la mano vacilante.

—¿Qué pasó? —preguntó Harry con voz ronca. El rostro de Fred estaba lleno de cicatrices, no como el de Harry, sino como si hubiera tenido la espalda después del dragón. Los ojos de Fred se llenaron de lágrimas y Harry sintió que sus propios ojos picaban en respuesta a la miseria en los de Fred.

No se suponía que Fred fuera miserable. Fred nunca fue miserable.

—Es George —dijo Fred. Sus labios temblaban y las lágrimas que no eran las adecuadas corrían libremente por sus mejillas—. Mi George.

Harry se sintió como un verdadero fantasma mientras descendía flotando las escaleras de Moon Lodge. Estaba oscuro, era tarde y el sonido de una respiración agitada hacía que los dedos de Harry vibraran ansiosamente sobre la manta en la que estaba envuelta Rosie. Ella era un ancla mientras caminaba: una prueba pequeña, suave y cálida de que estaba vivo.

Caos absoluto /// Parte 7 de Harry Potter y Siete Años de Caos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora