Escenas robadas II

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F.- Marta, si yo entiendo perfectamente que te preocupe tu trabajo, pero la vida es lo que hay cuando sales de el, nosotras, nuestras escapadas, nuestros momentitos a solas, para mi eso es la vida, noches como las de ayer....

M.- Y lo sé....si me levanto todos los días con una sonrisa es porque se que voy a estar contigo. Fina yo ahora mismo podría renunciar a todo menos a ti.

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Narra Marta

Madrugué un poco, no quería llegar tarde a la cita con el abogado para ultimar el contrato para firmar con Patricia Lambert, Fina seguía durmiendo, me encantaba verla dormir, tapada solo con la sábana, dejando su pelo suelto sobre la almohada podía pasarme horas y horas mirándola..... a partir de ahora tenía que intentar sacar más momentos para vivir con ella, mas ratitos que fueran nuestros todos los días... tenía algo pensado para el fin de semana pero no quería compartirlo con ella todavía...últimamente todos nuestros planes se habían esfumado por una cosa o por la otra.

Ya remoloneaba Fina y parecía despertarse....

M.- Cariño

F.-Uhmmmm.- dijo con voz somnolienta todavía...

M.-Me bajo  a desayunar, en media hora tengo que estar en el despacho del abogado de la empresa

F.-Uhmmmm vale

M.- Duerme un ratito más, tu que puedes

F.- Te esperaré sentada en el banco que hay enfrente del edificio

M.- Vale...te dejo las llaves puestas en la puerta

F.- Te recuerdo que tengo mis propias llaves querida

M.-Je, je, je.... luego nos vemos

F.-Vale

M.-Te quiero

F.-Y yo a ti

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Narra Fina

Amanecí sin Marta en la cama, tenía trabajo a primera hora y se marchó pronto, yo me tomé mi tiempo, me día una buena ducha, todavía notaba el olor a sexo en mi piel o sería mi subconsciente que estaba recordando la noche pasada.

Dejé todo recogido y eché la llave de la puerta, a esas horas los otros tres pisos ya estaban en marcha me fijé en los carteles que había en las puertas y uno era de una asesoría bancaria, otro de un abogado laboral y otro era un periódico de pequeña tirada de tintes socialistas, poco a poco este país estaba cambiando en muchos aspectos, nos estábamos abriendo al exterior, a la modernidad, comenzábamos a oir temas como derechos de las mujeres, divorcio, etc....pero todo iba todavía despacio, muy despacio a veces.

Esta época que nos había tocado vivir era difícil para las mujeres lo que en el futuro se llamaría el techo de cristal, el síndrome de la impostora y muchas más historias y derechos que poco a poco las mujeres irían consiguiendo con mucho esfuerzo y convencimiento.

Ni que decir que el amor entre dos mujeres estaba prohibido, por no decir que se consideraba aberrante, pecado mortal, y para ello existían cárceles donde se metían a las "invertidas" y descarriadas a hacerlas entrar en razón.

A veces era la propia familia la que ponía la denuncia y otras veces "la social", policía que estaba al acecho de buscar homosexuales debajo de la piedras.

Di un breve paseo y ya espere a Marta sentada en el banco, hacía un mañana preciosa, soleada, perfecta para caminar por el retiro y perderse en sus caminos.

Soñando en libertad. Escenas robadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora