¿Por cuánto me fui?

Capítulo 15: "Día final"

—¿Están todos listos? Esta es nuestra única oportunidad. —Fal levanta el puño en señal de unión y todos hacen lo mismo.

Con todo el alboroto me despertaron y antes de abrir bien los ojos ya me tenían caminando otra vez.

—Es mejor que te prepares y ponte esto. —Sango me tira un conjunto que parece digno de un ninja.

—¿Para que es esto? —pregunto inocentemente.

—Para esto. —uno de los bandidos me entraga una daga.

Me quede en shock, nunca pensé en matar a alguien, y aunque “ya lo habia hecho”, me pegó muy fuerte, tanto que tuve un trauma. ¿Y ahora me lo dicen como si nada? ¿Cuál era mi plan...?

—¡Muy bien gente, el día de hoy nos reunimos para liberar a nuestro pueblo de la pobreza y la esclavitud de sus vidas tristes y miserables!. —Fal se sube a una roca y alza la voz. —¡Ésto es por todos y para todas las personas que viven aquí! ¡Liberaremos a nuestro pueblo! —levanta el puño y los demás lo siguen.

—¡Ésto es por ti mamá! —el enano alza la voz y levanta el puño.

—¡Ésto es por mi hermana! —se une otro.

Todos hacían algo por sus familiares, no sé el motivo exacto, pero se sabe por sus ojos qué su razón no es sólo por que sí.

—¡Entonces síganme! —Fal sale corriendo con el rostro tapado gracias al conjunto.

Los demás lo siguen gritando “libertad” y las armas mirando hacia el cielo. Aunque creí que no habría nadie, la respuesta fue más rápida de lo que creí, olas de flechas calleron y no dieron a muchos.

Sólo dos murieron atravesados. Uno por un contacto directo al corazón y murió desangrado, el otro le cayo una flecha directo a la cabeza.

—¡No tengan miedo! ¡Sigan! ¡Sigan! —Fal repetía eso todo el tiempo mientras avanzaba, cubría a sus compañeros y los ayudaba a levantarse.

La segunda oleada de flechas llego y esta vez fueron más certeras, cayeron alrededor de dieciséis personas y nisiquiera hemos pasado un tercio.

—¡Estamos más cerca, lancen las bombas! —Fal dio la orden y en cuestión de segundos ráfagas de bombas incendiarias.

C

ayeron sobre los muros, que sorprendentemente no eran tan altos.

—¡Avancen! —siguió liderando el camino.

Llegamos a la puerta gracias a las bombas, pero toda la madera se empezaba a encender y los caballeros restantes estaban dentro.

—¡ibertad! ¡Libertad! —cargaron todos contra la gran puerta de madera prendida en fuego.

—¡Es tu turno! —Fal me mira a los ojos después de ser apuñalado.

—¡Haré tiempo! ¡Rápido! —Sango me cubre mientras estoy parado en el medio, en shock.

Los nervios me invaden, mis piernas no responden, no tienen fuerza y caigo al suelo, vomito y miro al rededor, el olor a sangre y mierda es inconfundible, este es uno de los tantos escenarios ficticios qué he tenido, mas sin embargo no puedo hacer nada. Tengo miedo.

—¡DESPIERTA! —Sango grita lo más que puede.

Algo dentro de mí empieza a reaccionar, es una sensación de cosquilleo, parecida a la exitacion.

—No lo imaginaba de ti, ex-joven príncipe. —un soldado se acerca lentamente.

Las extremidades de mi cuerpo no son controladas por mi, siento como si estuviera enterrado en cemento.

Y cuando menos lo esperaba... sangre salpica sobre mi rostro.

—Prín... ci... pe... —fueron las últimas palabras que salieron de él después de que mi mano entrará en su corazón y lo explotara.

—Lo hicimos bien... —dice Fal antes de caer muerto.

E

sto ya sucedió. Y volverá a pasar.

—¡Todos arrodillence ante su rey! —solté un grito tan fuerte, que me heló la sangre.

Todos los presentes ahí cayeron de rodillas, otros tan fuerte que se la fracturaron, aún con armadura.

—Fal, gracias por ayudarme a ganar esta batalla, tu sacrificio será recordado por mí durante siglos. —sostengo entre mis brazos el cuerpo ya frio de él.

Con lagrimas pasando por mis mejillas camino mirando al frente con Fal en los brazos. Postro su cuerpo en un pequeño pozo que hice.

—Vine para salvarlos, para vengar a mi hermana, a mi madre. Y a mí mismo. —juntando mis manos comienzo a crear una especie de bola de fuego.

—¡Libertad! ¡Libertad! —todos los mercenarios gritaban.

—Liberenme. —lanzando la bola de fuego, todo se evaporó en cuestión de segundos.

Incluso yo.