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GIULIA
LA MAYORIA EN EL CAMPAMENTO escuchaba el discurso de Jaha. A excepción mía. Era el día de la unidad, para mi el día de la tragedia. Había despertado con ganas de salir al bosque, no sabía bien a hacer qué, pero sin duda no me quedaría a disfrutar un día que sinceramente odiaba. Aunque fuese la celebración por el día en el que todas las estaciones se unieron, para mi aquello tenía otro significado.
Empaque lo necesario en mi mochila, el machete, raciones, y algunas balas, que por supuesto le había suplicando a Raven que me diera, la había visto tan empeñada en seguir y seguir elaborando balas, que supuse podría tener algunas buenas, y di gracias que así fuera.
La chica de piel trigueña me miró confundida e interesada, apreté los labios sabiendo bien que tenía conmigo la mochila y a un costado de mi cinturón el machete, por supuesto que estaba interesada en saber que planeaba hacer.
—Suéltalo, adelante. —le dije, Raven torció un poco los labios y soltó un largo suspiro, pasándome aún más balas
—¿A dónde vas? —inquirió finalmente
—Afuera.
—Está claro —añadió obvia—. Pero, ¿a que?
—Mi mente ha estado demasiado ocupada, pensando y analizando los últimos días, Ave —confesé, Raven me prestaba plena atención esperando a que continuará—. Necesito salir de aquí. Despejar mi mente.
—Saliendo al bosque donde hay terrícolas acechando. Claro —enunció con un semblante incrédulo—. Si quieres que te maten, no es la forma.
Entendí muy bien su tono de voz, reí un poco ante lo dicho y negué rápido con la cabeza, Raven aún no quitaba su semblante por lo que tuve que volver a estar sería antes de aclarar mi garganta y decir algo.
—No quiero que me maten. Quedarme aquí y ver como festejan el día de la tragedia, si que me matará. —me encogí de hombros
—¿Día de la tragedia? —indagó la chica, frunciendo el ceño y soltando una pequeña risa
—¿Te cuento sobre mi vida o puedo irme? —mencione, elevando una ceja. Estaba impaciente por salir y ver qué podría hacer allá afuera, pero claro que Raven no me dejaría ir tan fácil
—Puedes irte —quise celebrar, pero en cuanto elevo el dedo índice supe que había algo más—. Después de hablarme sobre ti.
