¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
BECKER CONTINUABA AÚN EN EL almacén, ni siquiera sabía porque lo hacía. Tenía demasiadas ganas de salir detrás de Bellamy, el miedo de que ya se hubiese ido lejos del lugar, que se haya marchado como lo había dicho, hacia que sus ojos se humedecieran aún más.
Estaba sentada en el suelo, pensando en todas las posibilidades que podría haber para un buen futuro para él. Decidió que era buena idea disipar todo pensamiento malo volviendo a tomar el rifle de antes, se coloco en posición sin demasiadas ganas, cuando quiso apretar el gatillo todo se torno borroso y parecía como si su alrededor se moviese.
De repente, su mente comenzó a vagar por los recuerdos del pasado, como si una puerta se hubiera abierto en su cerebro.
Vio a su padre, débil y enfermo, acostado en la cama. No sabía como, tenía apenas tres años cuando él murio, sentia que recordarlo era algo imposible. Después se dio cuenta que ya no estaba en el almacén, sino en el Arca. La escena se volvió borrosa y luego se clarificó, mostrando el rostro de su padre con una sonrisa débil, diciendo sus últimas palabras
— Giulia, siempre te amaré. Cuída de tu madre. De ti. No cometas nada malo. — murmuro en hilo de voz, la castaña sintió que se iba a quebrar en ese instante
— Lo siento, yo... Papá, no pude hacerlo. No pude hacer ninguna de las dos cosas. — ella se arrodillo s un lado de la cama y dejó salir todas sus lágrimas, queriendo sujetar con fuerza la mano de su padre
— Lo sé. No puedes cuidar de nadie, eres débil. Una inútil. También una asesina. —la voz de su padre se hizo grave y distorsionada, ella frunció el ceño sintiendo como su pecho se encogía ante aquellas palabras
— Juro que trate de hacer lo mejor. Papá... perdóname. Lo suplico.
— No me llames así. Yo no soy padre de una asesina.
La escena cambió y Giulia vio a su madre, con lágrimas en los ojos, abrazándola
— ¿Mamá?
— Giulia— su madre se separó de ella, volvió a ver su rostro, no pudo evitar colocar una mano sobre su mejilla y acariciarla —. Te has convertido en una asesina. — sentenció, la chica una vez más sintió una punzada en su pecho
— Solo quería justicia. Quería justicia por ti. No debí hacerlo. No debí. — repitió, agachado la cabeza
— ¿Crees que yo quería eso? — el tono de la mayor se endureció y ahora mostraba un semblante indiferente — Hiciste justo lo que nunca hubiese querido. Mataste a alguien.
— Te decepcione.
— Es más que eso. ¿Qué dirían todos? Becker, la hija del ingeniero Spencer Becker es una asesina. Una vergüenza para tu padre. Para mi. Agradece que ninguno seguía vivo para verlo. — espetó muy duramente
