𝐍𝐨𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐞𝐜𝐞𝐦𝐨𝐬 - C͟a͟p͟i͟t͟u͟l͟o͟²⁸

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No tiene idea de donde está, pero el lugar huele horrible, como si estuviese en un contenedor de basura, pero eso es imposible porque siente que está en un lugar amplio, además que tiene sus piernas totalmente estiradas hacia el frente, también puede sentir como su espalda está pegada a; algo duro y áspero, por lo cual sabe que es una pared de seguro de una casa que no se terminó de hacer, quiere tocar el sitio para guiarse con el tacto, pero con sus manos atadas hacia adelante Es imposible.

Lo que más le tiene preocupado es Pedri, no pudo dormir absolutamente nada anoche por estar comiéndose la cabeza con lo que le pudo ocurrir, también porque estaba en alerta, en que nadie le hiciese nada, para su buena suerte nadie se acercó para lastimarle… Por ahora.

—Buen trabajo   —Escuchó una voz femenina mientras escucha los pasos de zapatos con un enorme tacón que provoca el ruido desagradable


—Te lo dije, lo haría bien   —Arrugó su nariz con asco al escuchar la voz masculina, que es la de Ancelotti

—Y sí que lo hiciste bien, ¿Pedro sospecho?   —Pregunto parándose al frente de Pablo con una sonrisa divertida al ver su estado


—No para nada, no le hice daño como me ordenaste en unas horas despertara   —Al escuchar eso pudo tranquilizarse un poco, pero ahora las dudas empezarán invadir su cabeza

—Perfecto  —Se puso de cuclillas, le cogió la parte de su cara estrujado este con fuerza, Pablo jadeo de dolor   —  No entiendo que pudo ver mi hijo en ti, eres un asqueroso híbrido que no tiene valor alguno   —Escupió su rostro para después levantarse

Al escuchar la palabra; (Hijo), logró darse cuenta de quien se trata...

«Rosy»

Su corazón se estrujó, sorprendiéndose que ella esté de lado de ese hombre.

—¿Por qué le odias?   —


—Por su culpa mi hijo Intervino en vuestro negocio, de lo contrario seguiríamos disfrutando de todo el…


Negó con la cabeza, mejor se quedó callada, ahora necesita hacer algo para dejar traumado a Pablo de por vida.

—Que traigan al imbécil ese  —Ordenó, Pablo se tensó cuando sintió unas manos detrás de su cabeza   —Quitáselo   —Ancelotti asintió, deshizo el nudo para después quitarle el pañuelo que tenía vendado sus ojos.

—Aquí esta señora   —Escuchó decir a alguien más, una voz desconocida

—Gracias, que se arrodille   —Le cogió de los hombros empujando su cuerpo hacia abajo, hasta que hizo caer de rodillas, jadeo de dolor

—Por favor no me hagan nada  —Suplicó con la voz débil, esa voz...

Esa voz la reconoció al instante con miedo levanto la cabeza, cuando miro hacia al frente confirmo que es; (Félix), su corazón se estrujó cuando vio los golpes en todo su cuerpo y su cara con moretones y sus ojos levemente hinchados como un pequeño globo, paso saliva con dificultad...

—Tu mejor amigo está aquí porque es la herramienta que me ayudara a darte un poco de dolor o quizás más de lo que puedo imaginarme   —No miro Rosy, siguió observando a Félix quien después de unos segundos noto que está cara a cara con Pablo

Llevándose una amarga sorpresa de verlo en la situación en la que está, pero suspiro un poco aliviado de ver que no tiene ningún golpe en su cuerpo, gimió de dolor cuando Rosy le cogió del pelo, haciendo su cabeza hacia atrás

𝐍𝐨𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐞𝐜𝐞𝐦𝐨𝐬 - 𝐆𝐚𝐝𝐫𝐢 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora