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-Así que Yunho al fin te pidió el divorcio, se estaba tardando en darse cuenta de que su esposo era un grandísimo imbécil.

-No empieces tu también Jiheon.

-No te quieras hacer la pobre víctima conmigo Song, no olvides que soy tu amiga desde la universidad, te conozco y por eso respeto la enorme paciencia que ese chico te tuvo todos estos años.

El hombre solamente suspiro recostando su espalda desnuda en la cabecera de la cama de su compañera, la cual hizo lo mismo que él cuidando que su desnudez no se viera con la suave sabana de seda, efectivamente ambos habían terminado teniendo unas cuantas rondas de sexo, ya que el pelinegro llegó hecho un demonio después de la conversación con su esposo, o ex esposo, ya ni él lo sabía.

Jiheon se giró observándolo a detalle, Mingi seguía siendo igual de atractivo desde que lo recuerda, pero ahora era extraño, habían cosas que ella no comprendía, realmente poco o nada le importaba tener una relación de amigos con derechos, era su vida y le daba igual acostarse o no con alguien; si, moralmente era incorrecto acostarte con un hombre casado, pero al menos evitaba que al baboso gigante se le pegara alguna infección por buscar mujeres de la vida fácil.

-Intento comprenderte, pero no puedo, ¿por qué te casaste con él en primer lugar si nunca lo amaste?

Un silencio lleno la habitación y esa fue la respuesta que la chica pensó que recibiría, tomo su bata celeste, colocándola en su cuerpo mientras se colocaba de pie y caminaba hacia la puerta; sin embargo, al estar en el marco de la misma una voz apareció de repente.

-Yo lo amo, lo amo tanto que duele.

-Estás bromeando, ¿verdad?, lo heriste todo este tiempo, ¿qué clase de amor es ese?

-El único amor que vi durante toda mi vida.

-Mingi, lo humillaste, lo privaste de muchas cosas en todo este tiempo, eso es enfermizo.

-¿Siquiera recuerdas a sus amigos?, desde siempre quisieron alejarlo de mí, Yunho me pertenecía desde que empezamos a salir en la universidad, tenía que hacerlo, dejarlo solamente a mi lado sin los entrometidos.

-Mingi, ¿nunca pensaste que necesitas ir con un psicólogo?

-Tú eres psicóloga, trátame tú que llevas varias veces diciéndome lo mismo.

-No puedo tratarte yo al ser cercana a ti, es mejor que vayas con alguien que sea imparcial, ¿estás escuchando lo que dices?, justificas el abuso que ejerces sobre Yunho, lo exiliaste a sus amigos, a su trabajo, lo tratas como si fuera una puta basura mientras que vienes aquí para desquitarte, lo abandonas y lo usas además de presumirlo como si fuera un premio. Él es una persona Mingi, ¿siquiera notaste que todo esto le afecta?

-Él solo se amarró a mí, es un cobarde, no va a abandonarme porque depende de mí.

-Todos tenemos un límite, no te sorprendas cuando un día regreses a tu casa y veas que él ya no está ahí para recibirte, él te ama y eso solo lo lastima.

Mingi solamente gruñó molesto mientras que la chica salía de la habitación para preparar algo de té, ella para poder dormir y Mingi para calmar sus nervios, no era la primera vez que ella insistía en que necesitaba ayuda.

Song Mingi era un enorme misterio para muchas personas, con una conocida doble personalidad con la que termino amarrando a aquel castaño a una joven edad y con el que con el matrimonio logró tener solo para él siguiendo el consejo de su padre, para entender a Mingi era necesario cavar más a fondo, retomando la infancia, la era donde la personalidad de los niños y niñas empieza a formarse, los apegos, los lazos y afectos nacen con la primera relación que tienen, su familia.

Second chance  «Yungi»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora