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Capítulo 22



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⟨ M A Y O   1 9 9 8 ⟩

Alhena y Adhara se aparecieron en las inmediaciones de la casa de Muriel, fuera de las protecciones. Desde que descubrieron que Ronald acompañaba a Potter, los Weasley se vieron obligados a recluirse. Poco después, ellas también se vieron obligadas a mantenerse ocultas por su estrecha relación con esa familia.

Ellas estaban escondidas la mayor parte del tiempo en la casa Tonks, sobre todo desde que el pequeño Teddy Lupin llegó a sus vidas, saliendo en contadas ocasiones para participar en el programa de radio de Lee Jordan, «Pottervigilancia». La Orden del Fénix prácticamente era historia.

Caminaron los metros que las separaban a la puerta de entrada. No estarían ahí de no ser por Adhara. Había recibido un mensaje en el galeón falso que Granger les dió para el Ejército de Dumbledore. Alhena lo había desechado, sinceramente. Lo veía como un tiesto inútil. Ahora sabía que estaba equivocada.

Cuando casi pisaron el porche de entrada, los gemelos y Ginny salían por la puerta mientras dentro se escuchaban los gritos de su madre.

—¿Qué hacéis aquí? —preguntó George mientras cerraba la puerta de entrada con cuidado.

Adhara levantó el galeón en respuesta, Ginny hizo lo mismo.

—Sabíamos que seríais tan idiotas como para acudir —señaló Alhena.

—Así que vamos a acompañaros —completó Adhara.

—Oh, ni hablar —terció George de brazos cruzados mirando a Alhena.

—¿Ni hablar qué, Weasley? —preguntó la mayor con una ceja alzada—. ¿Permites a tu hermana pequeña volver a entrar a Hogwarts donde están los torturadores Carrow pero no a tu novia que, por si lo has olvidado, es mayor que tú, libre y sabe defenderse?

—¿Podemos discutir ésto cuando lleguemos al cabeza de puerco? —interrumpió Fred —. Mamá va a tardar dos minutos en descubrir que es una broma y verá que no estamos.

Alhena sintió y se apresuraron a salir de las protecciones para aparecerse. Alhena tardó sólo un segundo más que el resto. Respiró profundo con los ojos cerrados y luego agitó la varita al abrirlos. Sonrió satisfecha y se apareció.

—¡Ésto es el colmo! —se quejó Aberforth. Lee Jordan se apareció en el lugar—. ¡Mi pub no es una estación de ferrocarril! ¡Al final llamaréis la atención!

—Hola a tí también, Aberforth —gruñó Alhena—. ¿Tendrías la amabilidad de darnos paso a Hogwarts para que tu pub deje de parecer estación de ferrocarril?

El dueño del pub bufó y señaló a un cuadro. Se apresuraron a entrar por un pasadizo desgastado y casi en penumbra, cada vez más empinado. La finalizar encontraron una puerta. Fred, que iba al frente, la abrió sujetando con la otra mano su varita y les invadió la luz. Se encontraron con una estancia cubierta de hamacas, banderines y tapices de todas las casas, salvo la de las gemelas, cuyos colores verde y plateado surgieron en un rincón cuando ellas pusieron un pie dentro. No les extrañaba ser las primeras Slytherin en aquél extraño lugar, siempre habían sido las ovejas negras de su sala común.

—Aberforth está un poco mosqueado —dijo Fred como saludo—.  Quería echar una cabezadita, pero su bar se ha convertido en... ¿Cómo dijo? Ah sí. En una estación de ferrocarril.

* Buenas o Malas Intenciones * Weasley's twins fanfic [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora