★彡[ᴋɪʀᴀ]彡★

Capitulo 5

Detesto mi situación, estar tan cerca de Kira en toda la clase añade un nivel de estrés y pánico a mi vida. Escuchar cómo raspa su pupitre, que aparentemente hace en todas las aulas, me perturba los oídos y me provoca un escalofrío. El hecho de no querer o no poder hacer nada es lo que más me perturba.
A pesar de que no cruzamos palabra ni intercambiamos notas, el simple hecho de que no se aparte de mí resulta suficiente para inquietarme. Al finalizar la clase, se levantó apresuradamente y salió con sus cosas, desconozco su destino, pero no me interesa; de hecho, me reconforta tenerla lejos por un tiempo.

Estando cerca de ella, pude percibir una inquietud que cambió y se extendió a lo largo de la clase. En ciertos momentos, se agitaba, se mordía los dedos, ya que apenas tenía uñas que morder. Su respiración se volvía agitada y se enredaba el cabello mientras golpeaba su cráneo, para luego pasar a rayar el pupitre con extrema ansiedad. En ocasiones, parecía quedarse adormecida, y ciertos espasmos de escalofrío la ponían en alerta, haciéndome saltar de sorpresa. Su incesante enfoque en escribir quién sabe qué en ese cuaderno negro nunca cesaba. Esa joven claramente tiene problemas mentales graves; no estoy seguro si se trata de esquizofrenia u otra condición, pero viniendo de alguien capaz de cometer un asesinato, justificaría bastante su comportamiento.

Alzo la cabeza, que había dejado apoyada en la mesa mientras Kira se marchaba, para descubrir que el aula está vacía, incluso la profesora no está presente. Recojo mis cosas rápidamente y salgo de allí en busca de ayuda, buscando una manera de poner fin a este terror que me rodea. Me dirijo hacia la dirección, con la esperanza de que el director pueda proporcionarme indicaciones al respecto. Corro por los pasillos, sin encontrar a nadie a mi alrededor; las aulas aún no han concluido, por lo que me pregunto: <<¿Dónde se ha ido todo el mundo?>>. Al llegar, me encuentro con la oficina completamente cerrada y desierta. No hay nadie cerca, intento abrir la puerta pero está cerrada con llave.

-¡𝘉𝘶𝘦𝘯𝘢𝘴! -𝘭𝘭𝘢𝘮𝘰 𝘢𝘭 𝘵𝘰𝘤𝘢𝘳 𝘭𝘢 𝘱𝘶𝘦𝘳𝘵𝘢-. ¿𝘏𝘢𝘺 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘱𝘳𝘦𝘴𝘦𝘯𝘵𝘦? -𝘊𝘰𝘯𝘵𝘪𝘯ú𝘰 𝘨𝘰𝘭𝘱𝘦𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘶𝘳𝘨𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘺 𝘥𝘦𝘵𝘦𝘳𝘮𝘪𝘯𝘢𝘤𝘪ó𝘯, 𝘴𝘪𝘯 𝘵𝘦𝘯𝘦𝘳 𝘪𝘥𝘦𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘰𝘥𝘳í𝘢𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘳 𝘩𝘢𝘤𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘯𝘵𝘳𝘰-. ¡𝘌𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘶𝘳𝘨𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢, 𝘤𝘢𝘳𝘢𝘫𝘰!

Entro a la oficina, nervioso y con la puerta cerrada de golpe. Sé que hay alguien dentro, al menos la secretaria. Dudo unos segundos, sin saber qué hacer, cuando de repente, una hoja se desliza por debajo de la puerta. "Lo sabía", pienso. Recojo el papel, que tiene letras impresas. Parece una de esas listas aburridas de reglas que me dieron cuando empecé a trabajar aquí, pero hay algunas cosas resaltadas en un verde claro fluorescente: