"Detrás de las cámaras, dos actores, Patrick y Vera, comparten una química que va más allá de la pantalla. Trabajando juntos en un proyecto, descubren una conexión emocional y física que no pueden ignorar. Pero, ambos están casados y tienen que mant...
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Patrick
Me sentí atraído por ella desde el momento en que la vi en el set. Algo en su mirada me llamó la atención, y no pude evitar sentir una conexión. Cuando nos paramos frente a frente en el sótano, sentí un escalofrío. No era solo el miedo que estábamos interpretando, era algo más.
Después de la toma, me acerqué a ella y le pregunté sobre su inspiración para el personaje. Quería saber más sobre ella, sobre lo que la hacía vibrar. Y cuando empezamos a hablar, me di cuenta de que había encontrado a alguien especial.
Su voz es suave, como un susurro en mi oído. Me habla sobre sus miedos, sus pasiones, y yo me siento cómodo, como si estuviera hablando con un viejo amigo. Pero no es solo amistad lo que siento, es algo más profundo.
La invité a cenar, y ella aceptó. Estoy emocionado de verla fuera del set, de conocerla mejor. Y cuando estamos juntos, siento que el tiempo se detiene. Solo existimos nosotros dos, sumergidos en nuestra conversación..."
Patrick y Vera llegan al restaurante
La cena fue en un pequeño restaurante italiano en el corazón de la ciudad. El ambiente era acogedor, con velas en las mesas y música suave de fondo.
"Me encanta este lugar", dijo ella, mirando a su alrededor. "Es tan romántico".
"Sí, lo es", respondí, sonriendo. "Me alegra que te guste".
Pedimos la comida y comenzamos a hablar sobre nuestras vidas, nuestros sueños y nuestros miedos. La conversación fluyó fácilmente, como si hubiéramos conocido durante años.
"¿Qué te inspiró a ser actriz?", le pregunté, curioso.
"Siempre me gustó actuar", respondió. "Me encanta perderme en un personaje y explorar sus emociones".
"Entiendo", dije. "Yo también me siento así cuando estoy en el set. Es como si fuera otra persona".
Después de cenar, decidimos dar un paseo por el parque. La noche era cálida, el cielo estaba lleno de estrellas. Caminamos en silencio, disfrutando del momento.
De repente, se detuvo y me miró. Sus ojos brillaban en la oscuridad.
"¿Qué pasa?", le pregunté, curioso.
"Nada", respondió, sonriendo. "Solo estaba pensando en lo mucho que me gusta estar contigo".
Me sentí como si hubiera recibido un golpe en el pecho. Nadie me había dicho algo así antes.
"Me gusta estar contigo también", dije, mirándola a los ojos. "Pero... no sé si deberíamos estar haciendo esto".
Se miró abajo, como si supiera exactamente lo que estaba pensando.
"Tienes razón", dijo. "Estamos casados. No deberíamos estar aquí".
Asentí, sintiendo una mezcla de alivio y decepción.
"Lo siento", dije. "No quiero ponerte en una situación incómoda".
"No es tu culpa", respondió. "Es mía también. Me gusta hablar contigo, me gusta tu compañía".
Nos quedamos allí un momento, mirándonos, sin saber qué hacer después.
"Deberíamos regresar", dije finalmente.
Asintió y comenzamos a caminar de regreso al coche.
Aunque no pasó nada más, sentí que algo había cambiado entre nosotros. Algo que no podía ignorar...
Patrick
Después de despedirnos, regresé a mi casa en silencio. Mi esposa, Dagmara, estaba leyendo un libro en el salón.
"Hola, ¿cómo te fue?", me preguntó, sin levantar la vista.
"Bien", respondí, tratando de sonar lo más normal posible. "Solo fue una cena de trabajo".
Dagmara asintió y siguió leyendo. Me senté a su lado y comencé a ver televisión, pero mi mente estaba en otra parte. Pensaba en Vera, en su sonrisa, en su risa.
Al día siguiente, recibí un mensaje de texto de Vera: "Hola, espero que estés bien. ¿Te gustó el restaurante?"
Me alegró recibir su mensaje, pero traté de no mostrar demasiado entusiasmo. "Hola, sí, me gustó. Gracias por recomendarlo".
Y así comenzamos a enviar mensajes de texto, hablando sobre nuestras vidas, nuestros trabajos y nuestros intereses. Era como si hubiéramos encontrado un amigo en el otro.
Mientras tanto, Vera regresó a su casa y encontró a su esposo, Renn, viendo televisión en el salón.
Vera
"Hola, ¿cómo te fue?", le preguntó Renn, sin levantar la vista.
"Bien", respondió Vera, tratando de sonar lo más normal posible. "Solo fue una cena de trabajo".
Renn asintió y siguió viendo televisión. Vera se fue a la cocina a preparar una taza de té, pero su mente estaba en otra parte. Pensaba en Patrick, en su sonrisa, en su sentido del humor.
Durante los siguientes días, Patrick y Vera continuaron enviando mensajes de texto, hablando sobre sus vidas y sus intereses. Pero ninguno de los dos se atrevía a mostrar sus verdaderos sentimientos. Estaban casados, y no querían lastimar a sus cónyuges.
Pero a medida que pasaban los días, sus mensajes se volvían cada vez más personales. Comenzaron a compartir sus miedos, sus sueños y sus pasiones. Y aunque no lo sabían, estaban creando un vínculo que podría cambiar sus vidas para siempre...