La verdad duele

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Las siguientes 24 horas fueron un infierno para Patrick

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Las siguientes 24 horas fueron un infierno para Patrick. Se sintió perdido y solo, sin saber qué hacer para ayudar a Vera. Pasó horas en la habitación del hospital, sosteniendo su mano y hablando con ella, aunque sabía que no podía escucharlo.

Lloró hasta que no tuvo más lágrimas que derramar. Se sintió culpable por no haber podido protegerla, por no haber podido evitar que sufriera. Se acordó de las cosas hirientes que le había dicho, de las palabras que había usado para alejarla de él.

"¿Cómo pude ser tan cruel?", se preguntó. "¿Cómo pude lastimarla así?"

Pero a medida que pasaban las horas, Patrick comenzó a sentir una sensación de determinación. Sabía que no podía darle la espalda a Vera ahora. Tenía que luchar por ella, por su amor, por su felicidad.

Se acercó a la cama y miró el rostro de Vera. Estaba pálido y delgado, pero aún era hermoso. Patrick se sintió atraído hacia él, como si fuera un imán.

"Vera, mi amor", susurró. "Por favor, despierta. Necesito saber que estás bien. Necesito pedirte perdón por lo que te dije".

Y entonces, justo cuando Patrick pensaba que no podía aguantar más, escuchó un sonido suave. Era el sonido de la mano de Vera moviéndose.

Patrick se levantó de un salto y se acercó a la cama. "Vera, ¿puedes oírme?", preguntó, su voz temblando de emoción.

Y entonces, Vera abrió los ojos. Miró a Patrick y
frunció el ceño.

"Patrick", susurró. "¿Por qué me dijiste esas cosas?"

Patrick se sintió como si hubiera recibido un golpe en el estómago. Sabía que se lo merecía.

"Lo siento, Vera", dijo, tomándole la mano. "Lo siento mucho. Fui un tonto, un cobarde. No sabía cómo manejar mis sentimientos".

Vera miró a Patrick con ojos llenos de dolor y desilusión, su voz temblando de rabia y tristeza. "¿Cómo pudiste hacerme esto, Patrick?", preguntó, su tono cortante. "¿Cómo pudiste decirme que no significaba nada para ti?

Patrick se sintió como si estuviera siendo desgarrado por dentro, su rostro contorsionado de dolor y arrepentimiento.

"Lo siento, Vera", repitió, cayendo de rodillas al lado de la cama, su voz quebrada. "Lo siento mucho. Fui un tonto, un cobarde. No sabía cómo manejar mis sentimientos. Me gustabas tanto, Vera... Me gustabas tanto..."

Vera desde la cama, su mirada furiosa y dolida. "Me gustabas?", gritó. "Me gustabas? ¡Eso es todo! ¡Solo me gustabas! ¡No te importaba mi corazón, no te importaba mi amor!"

Patrick se cubrió el rostro con las manos, sollozando descontroladamente. "Lo siento, Vera", repitió, su voz ahogada por las lágrimas. "Lo siento mucho. No sabía cómo decirte que me gustabas, que quería estar contigo... Pero no sabía cómo..."

"Entre tomas y miedos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora