¡Mueranse Todos!

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Tenkyo estaba en el jardín, sus lágrimas caían como una tormenta imparable, no solo por los intensos dolores físicos, sino por la traición desgarradora de su hermana.  No le resultaba posible olvidar aquello

Ella, en quien había confiado ciegamente, había revelado su verdadera lealtad. Nunca debió haber depositado su fe en ella, y el odio de su padre se manifestaba en cada golpe, llenando a Tenkyo de una oscuridad insoportable.

Estaba solo, completamente solo, abandonado por su familia que nunca acudía en su ayuda. Ni siquiera los héroes, aquellos íconos de esperanza, se habían dignado a salvarlo. ¿Para qué servían entonces? Solo para adornar revistas y pantallas de televisión, malditos hipócritas. Merecían desaparecer, eran basura.

En medio de su desconsuelo, su don emergió, oscuro y poderoso. Las flores bajo sus manos se marchitaron instantáneamente, aterrorizándolo. Retrocedió, pero al tocar una maceta, esta se desintegró en polvo en un parpadeo.
-¿Qué... qué me está pasando? -susurró, asustado.

Tenkyo no entendía lo que ocurría, solo veía cómo todo lo que tocaba se convertía en polvo. En ese instante, su hermana apareció en el jardín, con lágrimas en los ojos y arrepentimiento en su rostro.
-Tenkyo, perdóname... yo... yo tuve miedo de papá y... y... -balbuceaba.

-¡Maldita! -respondió el niño con odio feroz- ¡Eres una maldita mentirosa! ¡Desaparece!

Se abalanzó sobre ella, y al tocarla, la convirtió en polvo. Sus lágrimas continuaban, pero su risa se volvió maniaca. Había tocado fondo. Si su familia lo despreciaba tanto como para golpearlo y verlo sufrir, que se fueran al mismísimo infierno.

Sus abuelos salieron al jardín y, al ver la escena, se horrorizaron. Tenkyo no les dio oportunidad de escapar. Eran cómplices del monstruo de su padre. Con un placer oscuro, se lanzó sobre ellos y los vio desintegrarse en polvo.

-¡Tenkyo! -gritó su madre, corriendo hacia él para abrazarlo y calmarlo.

Pero era demasiado tarde. Tenkyo ya no quería saber nada de su familia. Esa casa era un infierno para él. Tocó a su madre y la convirtió en polvo.

Su padre, el monstruo, salió de la casa y empalideció al ver la escena. Las palabras de su madre, la heroína Nana Shimura, resonaban en su mente: "Solo deseo que seas feliz, mi querido niño". Pero la felicidad nunca llegó, y ahora enfrentaba las consecuencias de su odio.

-¡Tenkyo! ¡Maldita sea, detente! -gritó su padre, acercándose con un palo para golpearlo de nuevo. Pero Tenkyo lo miró con odio y aberración.

-¡Muere, maldita basura inmunda!

Sin darse cuenta, Tenkyo desató todo su poder, destruyendo no solo a su padre, sino toda la casa, que se convirtió en polvo y escombros. Se manchó con la sangre de su familia, y eso le proporcionó un retorcido placer y una calma momentánea. Rió como un loco, echando la cabeza hacia atrás, mientras su cabello cambiaba a un celeste azulado.

Salió de las ruinas, perdido y abrumado, caminando sin rumbo por las calles de la ciudad. La razón regresaba, golpeándolo con una crueldad superior a la de su padre. ¿Qué haría ahora? ¿A dónde iría? ¿Qué sería de él?

Se apoyó en una pared, pero unos adolescentes bravucones se acercaron para golpearlo e insultarlo. Sintió el impulso de tocarlos y convertirlos en polvo, pero se contuvo. Cerró los puños, soportando las agresiones mientras era arrojado lejos.

Ahora, acurrucado en un callejón oscuro y solitario, lloraba desconsoladamente. Nadie acudió en su ayuda, ningún héroe lo haría jamás. Pero quien se le acercó no era un héroe, sino el peor de los villanos.

-Pobre de ti, pequeño, tan solo y sin nadie que te dé una mano -la voz del adulto sorprendió a Tenkyo, quien lo miró asombrado-. ¿Dónde están los héroes? Estás solo, ¿verdad? Pobre de ti... Tenkyo Shimura.

El adulto le extendió la mano con una sonrisa.
-Ven conmigo, niño, yo te ayudaré. Anda, ven aquí.

Sin dudarlo, Tenkyo colocó su pequeña mano sobre la del adulto que se mostraba amable.
-Yo cuidaré de ti, Tenkyo Shimura.

Ambos se perdieron en la oscuridad de la noche lluviosa.

Cuando el mayor de los hermanos Shimura volvió a casa, la encontró destruida, con muchos policías alrededor. Gritó de horror, llorando desconsoladamente mientras se arrojaba a los escombros, buscando algo de su familia muerta.

Encontró una foto de su padre junto a su madre, la gran heroína. Un héroe se acercó para consolarlo.
-Muchacho, no encontramos a tu hermano menor, pero los demás están muertos.

-¿Tenkyo? ¿No encuentran a Tenkyo? ¿Dónde está?

-Lo ignoramos, pero lo buscaremos. Ven con nosotros.

Así, el mayor de los Shimura fue rescatado por los héroes y llevado a un lugar seguro, un destino totalmente diferente al de su hermano menor, Tenkyo Shimura.

Así, el mayor de los Shimura fue rescatado por los héroes y llevado a un lugar seguro, un destino totalmente diferente al de su hermano menor, Tenkyo Shimura

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Más Allá De La Locura  (TomuBaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora