Tenkyo Vs Tomura

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Como una araña tejiendo su tela en la oscuridad, Tomura tramaba cada movimiento con precisión para llevarse consigo al fruto de su obsesión, Bakugo, a un mundo donde solo ellos dos existieran. Un refugio en el que nadie podría interferir en su relación mágica.

Tomura estaba seguro de que Bakugo tenía el poder de revivir su corazón muerto, el mismo corazón que alguna vez perteneció a Tenkyo, quien había sido asesinado por el monstruo de su padre y los hipócritas que se hacen llamar héroes. Ninguno de esos falsos héroes acudió en su ayuda ni lo salvó.

Tomura había nacido como consecuencia de una oscura sociedad, condenada a la extinción por la falsedad e hipocresía que infestaban sus almas, cargadas del lujurioso deseo de adulación. Sin embargo, la aparición de Bakugo, con su mirada escarlata, hizo que Tomura se diera cuenta de su error. Tenkyo no estaba muerto, solo estaba extremadamente dolido y demasiado débil para salir a la superficie.

Bakugo podría ser la medicina que curara la grave enfermedad que su alma padecía. Pero esa medicina era en extremo caprichosa. Bakugo solo lo veía como un enemigo, un monstruoso enemigo al que debía destruir con su explosivo poder, junto al gran héroe "Deku". Este sentimiento incentivaba aún más a Tomura a querer eliminar a Izuku Midoriya, el verdoso sujeto que solo sabía robarle a Bakugo.

Esa tarde, Tomura se encontraba en la soledad de su habitación, con su aspecto real: su negra y sedosa cabellera cayendo por sus hombros, su oscura mirada clavada en un punto fijo de la pared del frente, su piel blanca y lisa, tan pálida como demacrada. Su auténtico aspecto físico era conocido solo por él y su maestro. Nadie más debía verlo así, ya que se sentía vulnerable e indefenso con esa apariencia.

Tomura se acercó al espejo de tamaño natural sujeto en la pared para contemplarse a sí mismo. El reflejo mostraba al joven de cabellos celestes y arrugas alrededor de sus ojos. Su malvada mirada despertaba una furia total en él, en Tenkyo, quien seguía atrapado en la misma oscuridad en la que no solo su padre, sino también su maestro, lo habían sumergido. Esa oscuridad lo devoraba día a día, aprisionándolo cada vez más.

—Yo soy tú, no te creas puro ni nada por el estilo. Estás infestado por dentro gracias al veneno de la furia y la venganza —le decía el reflejo con crueldad.

—¡No! —Tenkyo golpeó el espejo con su furia, fragmentando el vidrio.

De pronto, el reflejo cambió, mostrando a un Tenkyo fragmentado en varios pedazos. Las crueles carcajadas de Tomura retumbaron en la habitación, volviéndose intensas y desgarradoras. Tenkyo se tapó los oídos en un inútil intento de escapar de ese monstruo que solo sabía destruir todo lo que él había amado y deseado ser. Llorando intensamente, se dejó caer al suelo, sintiéndose extremadamente débil.

Su negra cabellera volvía a cambiar, tornándose celeste. Su rostro regresaba a su tonalidad demacrada y aspecto envejecido debido a las arrugas formadas junto a sus ojos. Se levantó para mirarse al espejo, comprobando que este volvía a estar tan sano como antes, sin un solo rasguño.

Del otro lado, estaba el reflejo de Tenkyo, atrapado dentro del espejo, intentando salir sin éxito alguno. Golpeaba el vidrio desde su interior, pero este no se rasgaba siquiera. Tomura sonrió con intensa crueldad.

—Olvídalo, Tenkyo. Estás condenado a desaparecer por siempre. Y Bakugo no te ayudará, ya que para él solo existe el héroe Deku. Tú eres tan solo su enemigo, al que debe despedazar con sus propias manos.

Tomura salió de su habitación una vez más, siendo presa de la intensa oscuridad, tras haber encerrado su propia luz en un recóndito sector de su mente. Fuera, en el bar, tanto Dabi como Toga lo contemplaron sonriendo.

—Sí que te tomaste tu tiempo esta vez, Tomura —le dijo una risueña Toga— Dormiste más de tres horas de siesta.

—Estaba cansado —fue la única respuesta de Tomura — ¿Alguna novedad?

Más Allá De La Locura  (TomuBaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora