7. No te vallas

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Lía había pasado la noche en vela, pensando en su decisión. Sabía que dejar a Jackson sería difícil, pero también sabía que era necesario para su seguridad y bienestar. Su abuela había pasado por una experiencia similar en el pasado y la había apoyado en su decisión de irse. Habían planeado salir de la casa en la tarde del siguiente día, mientras Jackson estaba fuera.

Sin embargo, los planes de Lía se complicaron cuando Jackson regresó a casa antes de lo esperado. Había estado bebiendo con sus amigos y estaba claramente ebrio. Cuando entró en la casa, su andar era tambaleante, y su mirada, borrosa.

—¿Qué pasa, linda? ¿Por qué me miras así, eh? —balbuceó Jackson con una sonrisa desganada.

Lía, llena de enojo y preocupación, respondió con firmeza.

—Primero te metes en líos, y ahora te emborrachas. ¿Qué te pasa, Jackson? ¿No te preocupas por ti mismo? Ya no sé si volveré. Me iré de aquí para siempre.

Las palabras de Lía parecieron atravesar el alcohol en la mente de Jackson. Su sonrisa se desvaneció, y su expresión se volvió sombría. Se acercó a Lía de una manera brusca, lo que la hizo retroceder instintivamente, cubriéndose con los brazos. Pero en lugar de hacerle daño, Jackson la abrazó, apoyando su cabeza en su hombro.

—Si te vas, no me preocuparía por mi vida. Me dejaría matar. ¿Para qué vivir si no hay nadie con quien pueda pasar mi tiempo libre y amar? —dijo Jackson con voz quebrada.

Lía, sorprendida por sus palabras, sintió una mezcla de compasión y tristeza. Por un momento, dudó si realmente quería irse. Jackson, a pesar de sus defectos y el peligro que representaba, seguía siendo alguien a quien amaba. Pero mientras esas emociones se debatían en su corazón, Jackson comenzó a dormirse, incapaz de mantener los ojos abiertos debido al alcohol.

—No me iré... —susurró Lía, pero al mirar a Jackson, se dio cuenta de que él ya estaba dormido, su respiración pesada y constante.

Lía suspiró, sintiendo el peso de su decisión. Mientras observaba a Jackson, que dormía como un niño, se dio cuenta de que sus palabras, aunque sinceras en su estado ebrio, no podían cambiar la realidad de su situación. Jackson estaba atrapado en un mundo peligroso, y ella no podía arriesgarse a quedar atrapada con él.

Al día siguiente, Lía se levantó temprano. Jackson seguía dormido, su rostro relajado, ajeno a lo que estaba a punto de suceder. Con lágrimas en los ojos, Lía preparó sus cosas, y junto con su abuela, dejó la casa silenciosamente. Mientras cerraba la puerta detrás de ella, sintió una mezcla de alivio y tristeza. Sabía que había tomado la decisión correcta, pero eso no hacía que fuera menos doloroso.

Jackson se despertó tarde en la mañana, con un dolor de cabeza pulsante. Cuando abrió los ojos y miró a su alrededor, se dio cuenta de que la casa estaba extrañamente silenciosa. Llamó a Lía, pero no hubo respuesta. Fue entonces cuando notó que sus pertenencias no estaban. La realidad lo golpeó como una bofetada: Lía se había ido.

Jackson se dejó caer en el sofá, sintiendo un vacío abrumador. Pensamientos oscuros inundaron su mente. Recordó las palabras de su padre, quien también había sido parte del mundo del crimen y había perdido la vida por ello. ¿Por qué había seguido el mismo camino? ¿Por qué había desperdiciado su vida en algo tan peligroso? Podría haber sido un empresario, una persona normal con una vida estable y segura.

Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas mientras se daba cuenta de todo lo que había perdido. No solo a Lía, sino también cualquier esperanza de una vida normal. Se sentía como un niño pequeño, abandonado y solo en un mundo que no comprendía.

Jackson lloró amargamente, sin poder contener el dolor que sentía. Sabía que había perdido a la persona que más amaba y que había sido en gran parte su culpa. Mientras las lágrimas caían, se dio cuenta de que debía hacer un cambio, no solo por él, sino también en honor a lo que había compartido con Lía.

THE HORROR LOVE ( EL AMOR DE TERROR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora