fin?

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Los días que siguieron a la revelación sobre el amigo de Yoongi estuvieron llenos de tensión y dudas. Aunque parecíamos estar más cerca de descubrir la verdad, algo no encajaba. Sentía que estábamos viendo solo la punta del iceberg, pero no sabía qué era lo que faltaba.

Intenté mantener mi rutina normal, pero la sensación de ser observada nunca desaparecía. Yoongi, siempre atento y dispuesto a ayudar, seguía apareciendo en los momentos más inesperados, como si siempre supiera dónde estaba. Su presencia, que antes me brindaba consuelo, ahora me ponía nerviosa.

Una tarde, mientras estaba en mi apartamento, decidí revisar las cartas y las fotos nuevamente. Esta vez, traté de recordar cualquier detalle que pudiera haber pasado por alto. Mientras examinaba una de las fotos, noté algo inquietante: un reflejo en una ventana, apenas visible, pero definitivamente allí. Era un reflejo de alguien que parecía estar tomando la foto.

Mi corazón se aceleró. ¿Podría ser esta una pista clave? Decidí mostrar la foto a Namjoon y al resto del grupo. Cuando vieron la imagen, todos quedaron en silencio, tratando de identificar la figura en el reflejo. Aunque no era clara, había algo familiar en la postura y la forma.

Namjoon frunció el ceño, mirando la foto detenidamente.

—Podría ser cualquiera —dijo finalmente—, pero parece alguien que conocemos. Deberíamos mostrar esto a un profesional para ver si pueden mejorar la imagen.

Decidimos llevar la foto a un experto en edición de imágenes para ver si podían aclarar el reflejo. Mientras esperábamos los resultados, la tensión continuó aumentando. Yoongi, sin saber nada sobre nuestro descubrimiento, continuaba actuando de manera extraña, a veces excesivamente preocupado por mi seguridad.

Finalmente, recibimos una llamada del experto en imágenes. Nos dijeron que habían logrado mejorar ligeramente el reflejo, pero que la imagen seguía siendo borrosa. Sin embargo, la silueta era más clara, y todos coincidimos en que se parecía a alguien que conocíamos, aunque no podíamos identificarlo con certeza.

Mientras discutíamos qué hacer a continuación, recibí un mensaje de Yoongi, preguntándome si podía verme. Me sentí incómoda, pero decidí que lo mejor era enfrentarlo y tratar de obtener alguna respuesta.

Nos encontramos en un parque cercano. Yoongi llegó luciendo tranquilo, pero había algo en su mirada que me inquietaba. Después de un breve intercambio de cortesías, decidí ir al grano.

—Yoongi, ¿hay algo que quieras decirme? —pregunté, tratando de mantener mi voz firme.

Él me miró, su expresión se volvió seria.

—¿Qué quieres decir?

—He estado recibiendo estas cartas y fotos por un tiempo, y últimamente han sido más... personales. No puedo evitar sentir que alguien cercano a mí podría estar involucrado.

Yoongi no respondió de inmediato. En cambio, su rostro se endureció, y por un momento pensé que se iba a ir. Pero luego, para mi sorpresa, empezó a hablar, su voz baja y cargada de emoción.

—tn, no quise que las cosas fueran así. Solo quería protegerte, estar cerca de ti.

Sentí un nudo en el estómago mientras sus palabras resonaban en mi mente. Todo encajaba: sus constantes apariciones, su excesiva preocupación, su conocimiento de mi vida. Pero antes de que pudiera decir algo, Yoongi continuó.

—Lo siento pequeña. Sé que debí habértelo dicho antes, pero no sabía cómo. Te he estado cuidando porque... —vaciló, buscando las palabras adecuadas—. Porque te amo. Siempre lo he hecho.

La confesión me dejó sin palabras. La realidad de que Yoongi era el acosador me golpeó con fuerza, llenándome de miedo y confusión. Retrocedí un paso, sintiendo que el mundo se desmoronaba a mi alrededor.

—Yoongi, esto no está bien. No puedes hacer esto —logré decir, mi voz temblando.

Él se acercó un paso, sus ojos llenos de una mezcla de tristeza y determinación.

—No quería asustarte. Solo quería estar cerca de ti, protegerte. Por favor, no me odies.

La situación era surrealista. Yoongi, mi amigo, alguien en quien confiaba, había sido el acosador todo este tiempo. No sabía qué hacer ni cómo reaccionar. La única cosa clara era que necesitaba alejarme de él.

—Yoongi, necesito que te vayas —dije, tratando de mantener la calma.

Él me miró por un largo momento, y luego, sin decir una palabra más, se dio la vuelta y se fue. Me quedé allí, en el parque, sintiendo una mezcla de alivio y terror. Había descubierto la verdad, pero ahora el verdadero desafío era lidiar con las consecuencias.

Llamé a Namjoon y le conté todo. Él, junto con el resto del grupo, se mostró comprensivo y preocupado. Decidimos que lo mejor era que no me quedara sola por un tiempo. Mientras Yoongi no representara una amenaza directa, todos estábamos de acuerdo en que necesitaba ayuda.

Aunque el misterio del acosador había sido resuelto, sabía que el camino hacia la recuperación apenas comenzaba. La traición de un amigo cercano había dejado una cicatriz profunda, y sería un largo proceso para sanar y seguir adelante.

mi acosador (yoongi y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora