"Tragos amargos" Andrew Graves (BL)

CORREA SUELTA

Las manos de Andrew presionaban con insistencia tu pecho, hacían presión y luego se soltaban, estimulando el paso de aire y estabilizando tu respiración.

-¿¡En que mierda estabas pensando enfermo!?-
Exceptuando este momento, la voz de Andrew siempre se había escuchado sarcástica y aburrida, nunca antes habías escuchado su voz ni habías visto que hiciera una expresión que transmitiera tanta emoción como en este momento, se sentía como si quisiera que respiraras con desespero pero al mismo tiempo quisiera ahorcarte hasta la muerte con sus propias manos, a pesar de lo horrible que te sentías en ese momento, te concentraste en ese pequeño detalle, te hacía sentir el pecho más ligero.

-Andy, lo arruinaste.- Tu mismo sentiste como todos los nervios del cuerpo de Andrew se contraían como si se hiciera más pequeño, lo sabías, la coraza fría de Andrew, era un escudo difícil de roer, para todos menos para Ashley.

Andrew evitó mirar a su hermana, hasta que comenzaste a toser y a respirar con más normalidad, cuando te estabilizaste, se alejó de ti y miró a su hermana, esperando sus palabras con la cabeza baja.

-Te haz vuelto débil Andy, tu no eres así.- Le dijo, sus ojos rosas brillaban con tal intensidad que jurabas que te dolía la vista. -Tu y yo hablaremos mañana por la mañana, no tengo energía ahora para ti.- Dijo la chica para inmediatamente darse la vuelta e irse a la habitación, cerrando con llave la puerta tras ella.

Viste a Andrew sentarse en el posa brazos de sillón, estaba en silencio y mordisqueaba sus uñas con ansiedad, querías hablarle ¿Pero con que derecho? Causaste problemas entre los hermanos y todo era culpa tuya, debiste usar la ventana.

-¿Que voy a hacer...?- Escuchaste a Andrew susurrar con ansiedad mientras pasaba sus manos repetidas veces por su cabello, si ya era pálido ahora parecía un muerto, qué lastima que no podías hacer nada.

Andrew pareció olvidar que estabas ahí, te diste la vuelta y fingiste dormir para que pudiera pasar su episodio ansioso sin vergüenza alguna, deseabas consolarlo, deseabas agradecerle por salvarte aunque no deseabas ser salvado, ¿Pero quién eras tú para eso?