Bakugou se encontraba en su estudio, rodeado de pinceles, lienzos y el inconfundible aroma de la pintura fresca. Sin embargo, a pesar del entorno familiar y de su amor por el arte, se sentía inusualmente frustrado. Había estado trabajando en una nueva pieza durante horas, pero cada vez que intentaba avanzar, algo lo detenía. Su mente volvía una y otra vez a la noche anterior, a la presencia de Todoroki y a la forma en que Izuku había interactuado con él.
Con un suspiro exasperado, Bakugou arrojó el pincel sobre la mesa, dejando una marca de pintura roja en la superficie. Se pasó una mano por el cabello, despeinándolo aún más, y miró el lienzo frente a él. La imagen comenzaba a tomar forma, pero se sentía incompleta, carente de la pasión y la fuerza que solían caracterizar sus obras.
"¿Por qué estoy tan bloqueado?" se preguntó en voz alta, aunque sabía la respuesta. Las palabras de Todoroki, su tono frío y la atención que Izuku le había prestado, todo eso había quedado grabado en su mente. No solía ser inseguro, pero la forma en que Todoroki había hablado con Izuku, como si compartieran un lenguaje secreto del arte, lo había dejado inquieto.
Con los ojos cerrados, intentó concentrarse, buscando en su interior la chispa que encendía su creatividad. Pero en lugar de inspiración, solo encontró una mezcla de celos y frustración. ¿Era posible que Todoroki pudiera ofrecerle a Izuku algo que él no podía? ¿Qué significaba eso para su relación?
Bakugou abrió los ojos y miró su obra inacabada. Era una mezcla de colores intensos, pero carecía de dirección. Parecía un reflejo de sus propios pensamientos, caóticos y sin resolución. Necesitaba despejar su mente, encontrar un camino a seguir, tanto en su arte como en su vida personal.
Decidido a obtener respuestas, Bakugou salió de su estudio y se dirigió a la galería donde Todoroki solía exhibir sus obras. Al llegar, lo encontró hablando con unos admiradores, pero no dudó en interrumpir.
—Todoroki —llamó Bakugou, su voz firme y su mirada intensa—, necesito hablar contigo.
Todoroki levantó la vista y, al ver la expresión seria de Bakugou, asintió brevemente a sus admiradores antes de acercarse.
—¿Qué ocurre? —preguntó con su habitual tono calmado.
Bakugou lo miró fijamente, intentando medir sus palabras para no parecer desesperado.
—¿Qué intentas hacer con Izuku? —preguntó directamente, sin rodeos.
Todoroki frunció ligeramente el ceño, pero su expresión permaneció neutral.
—No sé a qué te refieres.
—No te hagas el tonto. —Bakugou apretó los puños, luchando por mantener la calma—. Anoche, en la galería, noté cómo lo mirabas y cómo te dirigías a él. ¿Estás interesado en Izuku?
Todoroki lo miró fijamente durante unos segundos antes de responder.
—Izuku es un joven talentoso y apasionado por el arte. Es natural que alguien como yo admire esas cualidades.
Bakugou sintió una punzada de ira, pero intentó mantener el control.
—¿Solo admiración? ¿O hay algo más?
Todoroki entrecerró los ojos, evaluando la situación.
—Si estás preguntando si tengo intenciones románticas hacia él, la respuesta es no. Sin embargo, eso no significa que no me importe su bienestar o que no valore su compañía.
Bakugou respiró hondo, tratando de calmar su corazón acelerado. A pesar de la respuesta de Todoroki, no podía sacudirse la sensación de que había una competencia tácita entre ellos. Una competencia que no quería perder.
—Izuku y yo tenemos algo especial —dijo Bakugou finalmente, su voz más baja pero firme—. No permitiré que nadie se interponga entre nosotros.
Todoroki lo miró con una leve sonrisa.
—No estoy aquí para interponerme, Bakugou. Solo espero que lo que tienes con Izuku sea lo suficientemente fuerte como para no necesitar estas confrontaciones.
Bakugou se quedó en silencio, procesando las palabras de Todoroki. Con un último vistazo a su rival, se giró y se fue, decidido a hablar con Izuku para aclarar cualquier malentendido y fortalecer su relación.
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Pinceles y Pasiones: Amor en Color
FanfictionEn un tranquilo estudio de pintura en el corazón de la ciudad, residía Bakugou Katsuki, un artista apasionado y de gran talento. Sus lienzos eran una explosión de colores y emociones, pero en su vida faltaba un detalle crucial: una musa que pudiera...