Izuku y Bakugou llegaron al restaurante puntualmente. El ambiente era acogedor, con luces tenues y una suave música de fondo que creaba una atmósfera íntima. Se sentaron en una mesa junto a la ventana, desde donde podían ver las luces de la ciudad parpadeando en la distancia.
A medida que avanzaba la cena, Izuku se sentía cada vez más relajado. Disfrutaban de una conversación amena, riéndose y compartiendo historias. La tensión que Izuku había sentido anteriormente comenzó a disiparse, y su corazón se llenó de calidez al ver a Bakugou sonreír genuinamente.
Bakugou decidió que era el momento de abordar los temas más serios que habían quedado en el aire. Se aclaró la garganta y miró a Izuku a los ojos, dispuesto a hablar con sinceridad.
—Izuku, hay algo que quiero hablar contigo. —dijo Bakugou, su tono serio pero cálido—. Sobre lo que pasó en la galería con Todoroki...
Justo en ese momento, una voz familiar interrumpió la conversación.
—¡Izuku, Bakugou! —dijo Todoroki, acercándose a su mesa con una sonrisa—. ¡Qué sorpresa verlos aquí!
Izuku se volvió hacia Todoroki, sorprendido pero contento de ver a su amigo.
—¡Todoroki! —exclamó Izuku, levantándose para saludarlo—. ¡Qué bueno verte! ¿Qué te trae por aquí?
Bakugou, aunque algo molesto por la interrupción, se forzó a sonreír y saludó cortésmente a Todoroki. Este tomó una silla y se sentó, uniéndose a ellos por un momento.
—Estoy en la ciudad para unos asuntos de la galería —explicó Todoroki—. Justo iba de camino a casa cuando los vi. Es bueno verlos juntos. ¿Cómo han estado?
Después de intercambiar algunas palabras sobre sus actividades recientes, Todoroki se volvió hacia Izuku con una expresión seria pero amable.
—Izuku, de hecho, quería invitarte a mi próxima exposición. —dijo Todoroki, sacando una invitación de su bolsillo—. Va a ser una muestra especial de algunas de mis nuevas obras. Me encantaría que vinieras.
Izuku, emocionado por la invitación, tomó la tarjeta con una sonrisa.
—¡Claro, Todoroki! Me encantaría ir. Sabes que siempre disfruto de tus exposiciones. —respondió Izuku con entusiasmo—. ¡Gracias por invitarme!
Bakugou observó la interacción, sintiendo una mezcla de emociones. No sabía que Todoroki e Izuku hablaban tan a menudo, y la emoción en los ojos de Izuku al aceptar la invitación lo hizo sentir una punzada de inseguridad. ¿Podría Todoroki estar intentando acercarse más a Izuku? ¿Es posible que Izuku disfrute más de su compañía? Bakugou se preocupó ante la idea de ser reemplazado como la persona más importante para Izuku, especialmente después de ver la emoción con la que aceptó la invitación a la exposición.
Sin embargo, decidió no dejar que sus inseguridades lo afectaran en ese momento.
—Bueno, no quiero interrumpir su cena —dijo Todoroki, levantándose—. Solo quería saludarlos y asegurarme de invitar a Izuku. Nos vemos en la exposición. ¡Cuídense!
Con una última sonrisa, Todoroki se despidió y se fue, dejando a Izuku y Bakugou nuevamente solos en la mesa. Izuku, aún emocionado por la invitación, se volvió hacia Bakugou.
—¡Eso fue inesperado! Todoroki siempre tiene las mejores exposiciones. —comentó Izuku, tratando de contener su alegría.
Bakugou sonrió, aunque con una leve sombra de preocupación en sus ojos. Sabía que aún había cosas por resolver entre ellos, pero decidió esperar hasta que estuvieran en un lugar más privado para continuar la conversación.
—Sí, parece que será un evento interesante. —respondió Bakugou, tomando la mano de Izuku sobre la mesa—. Pero ahora, vamos a concentrarnos en disfrutar el resto de nuestra noche.
Izuku asintió, sintiéndose más tranquilo y agradecido por el apoyo de Bakugou. La noche continuó con risas y conversaciones, pero ambos sabían que había más por discutir en los proximos días
Después de la inesperada aparición de Todoroki, la cena en el restaurante continuó, pero la atmósfera se había vuelto más tensa. Bakugou apenas había tocado su comida, perdido en sus pensamientos. Izuku, por su parte, intentaba mantener una conversación ligera aunque su mente seguía volviendo a Bakugou y a cómo se había mostrado durante la velada.
Cuando finalmente terminó la cena, Bakugou se ofreció a llevar a Izuku a su casa. El trayecto fue mayormente silencioso, una mezcla de emociones flotando en el aire. Bakugou estacionó frente a la casa de Izuku y se giró hacia él, con una expresión más suave que de costumbre.
—Me alegra que aceptaras salir hoy, Izuku —dijo Bakugou, su voz más baja de lo habitual—. Ha sido... interesante.
Izuku sonrió, aunque sus ojos reflejaban la confusión que sentía.
—Gracias, Kacchan. Yo también disfruté el tiempo contigo. —Izuku vaciló un momento antes de continuar—. Y también fue interesante ver a Todoroki.
Bakugou asintió, sintiendo una punzada de inseguridad al recordar la emoción de Izuku al hablar de la exposición de Todoroki. Se inclinó hacia Izuku y le dio un beso suave en la mejilla, un gesto que contenía más de lo que las palabras podrían expresar.
—Nos vemos pronto, Izuku —susurró Bakugou antes de retirarse.
Izuku, con un ligero sonrojo en las mejillas, asintió y se despidió con una sonrisa, entrando a su casa. Bakugou observó la puerta cerrarse detrás de él, y luego se quedó un momento en el auto, mirando al frente sin realmente ver nada. Una serie de pensamientos y sentimientos lo inundaron mientras conducía de regreso a su casa.
De vuelta en su estudio, Bakugou se dejó caer en una silla, mirando la pintura inacabada. Los tonos amarillos que antes le parecían vibrantes y llenos de posibilidades ahora se veían apagados y vacíos. La presencia de Todoroki, la emoción de Izuku por su exposición, y la incertidumbre de su propia relación con Izuku lo abrumaban.
Bakugou sabía que debía hablar con Izuku, aclarar sus sentimientos y definir su relación. Pero cada vez que intentaba encontrar las palabras, sentía que se le escapaban. Temía que no pudiera expresar adecuadamente lo que Izuku significaba para él, y esa inseguridad lo consumía. Se sentía atrapado entre su deseo de proteger lo que tenía con Izuku y el miedo de que podría perderlo si no actuaba pronto.
Mirando fijamente la pintura, Bakugou exhaló con frustración. Tenía tanto que decir, pero las palabras simplemente no salían. Solo sabía una cosa con certeza: necesitaba encontrar la manera de asegurarle a Izuku que nadie más podría ocupar su lugar. Con esa determinación, Bakugou decidió que en su próxima cita sería honesto y abriría su corazón, sin importar cuán difícil fuera.
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Pinceles y Pasiones: Amor en Color
FanfictionEn un tranquilo estudio de pintura en el corazón de la ciudad, residía Bakugou Katsuki, un artista apasionado y de gran talento. Sus lienzos eran una explosión de colores y emociones, pero en su vida faltaba un detalle crucial: una musa que pudiera...