Nueva musa...

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Una semana había pasado desde el incómodo encuentro en la galería con Todoroki. Bakugou no podía dejar de pensar en la tensión que había surgido y en cómo había afectado su relación con Izuku. Era el momento de aclarar las cosas y dar un paso adelante. Decidió llamar a Izuku para invitarlo a una cita especial, con la esperanza de resolver sus inquietudes y fortalecer su conexión.

Bakugou marcó el número de Izuku, y después de unos momentos, escuchó la voz familiar al otro lado de la línea.

—Hola, Izuku. —La voz de Bakugou sonaba más suave de lo habitual—. ¿Tienes un momento?

—¡Hola, Kacchan! Claro, ¿qué pasa?

—Quisiera invitarte a salir. —Bakugou se apresuró a decir—. Estoy pensando en ir a un restaurante a comer. ¿Te gustaría acompañarme?

Izuku, sorprendido y emocionado, respondió con entusiasmo pero también con nerviosismo.

—¡Eso suena genial! Pero, ¿a qué exposición iremos?

Bakugou se rió, un poco nervioso. No quería que la cita pareciera como una salida convencional o como un intento de resolver el conflicto de manera indirecta.

—No, esta vez no será una exposición. Solo quiero pasar un buen rato contigo en un restaurante. —Bakugou aclaró—. ¿Qué opinas?

Izuku se quedó en silencio por un momento, sopesando la invitación. Finalmente, con un tono emocionado pero nervioso, respondió.

—Me encantaría. ¿A qué hora te vendría bien?

—¿Qué te parece a las siete de la noche? —sugirió Bakugou—. Te veré en el estudio a esa hora.

—Perfecto, estaré allí. —Izuku respondió con una sonrisa en la voz—. ¡Gracias por invitarme!

Después de colgar, Izuku sintió una mezcla de emoción y nerviosismo. Se dio cuenta de que tenía que prepararse para la cita de manera especial. Sin perder tiempo, decidió llamar a Uraraka para pedirle ayuda con su atuendo.

—Hola, Uraraka, ¿puedes ayudarme con algo? —dijo Izuku cuando escuchó la voz de su amiga al otro lado de la línea.

—¡Hola, Izuku! Claro, ¿qué necesitas?

—Tengo una cita con Kacchan esta noche, y no estoy seguro de qué ponerme. ¿Podrías ayudarme a elegir algo? —Izuku pidió, su voz llena de ansiedad y expectativa.

—¡Por supuesto! —respondió Uraraka con entusiasmo—. Estaré en tu casa en media hora. ¡No te preocupes, vamos a encontrar el atuendo perfecto!

Izuku colgó con una sensación de alivio. Sabía que Uraraka siempre tenía un buen ojo para la moda, y confiaba en que ayudaría a que se viera perfecto para su cita. Mientras esperaba a su amiga, no podía evitar pensar en cómo se desarrollaría la noche y en las posibles respuestas que tendría para sus inquietudes con Bakugou.

La hora de la cita había llegado, e Izuku estaba emocionado por pasar tiempo con Bakugou. Después de llegar al estudio de Bakugou, tocó el timbre y esperó ansiosamente.

Denki Kaminari, quien estaba en el estudio de Bakugou para ayudar con algunas tareas, abrió la puerta con una sonrisa.

—¡Hey! ¿Qué haces por aquí? Katsuki está en el vestidor, cambiándose. Pasa, él te recibirá en un momento.

Izuku, aunque sorprendido por la presencia de Denki, agradeció el acceso y entró al estudio. A medida que cruzaba la sala, notó la atmósfera creativa del lugar y su atención se dirigió rápidamente hacia un lienzo grande en el centro del estudio. La pintura que Bakugou había estado trabajando dominaba la sala, y la abundancia de amarillo en la obra le sorprendió. Los tonos dorados y cálidos contrastaban drásticamente con el verde que solía predominar en el arte de Bakugou.

Izuku sintió un nudo en el estómago mientras miraba la pintura. Su mente comenzó a girar en torno a las posibilidades. *¿Es este el nuevo estilo de Kacchan? ¿Acaso alguien más ha influido en su arte?* pensó. El amarillo brillante parecía ocupar el lugar del verde que había asociado con los sentimientos y la inspiración de Bakugou hacia él. Esto lo llevó a cuestionar si Bakugou había encontrado una nueva musa, una nueva fuente de inspiración que lo reemplazara a él.

La presencia de Denki en la sala solo aumentó la ansiedad de Izuku. *¿Qué significa todo esto? ¿Está Kacchan cambiando? ¿Me está reemplazando?* La inseguridad comenzó a apoderarse de él, creando un conflicto interno en su mente.

Mientras Izuku se sumergía en sus pensamientos, Bakugou salió del vestidor, con una expresión de sorpresa al ver a Izuku ya en el estudio, aun faltaban 15 minutos para las 7.

—Izuku, lo siento por la espera. Voy a estar listo en un momento —dijo Bakugou, intentando sonar casual mientras se acercaba a él.

Izuku se giró lentamente hacia Bakugou, la duda aún presente en su mente.

—No hay problema —respondió Izuku, su voz temblorosa—. Solo estaba mirando la pintura. Es... diferente.

Bakugou notó la incomodidad de Izuku y se acercó más, comprendiendo que había algo más profundo detrás de la expresión de Izuku.

—¿Qué pasa? —preguntó Bakugou, preocupado—. ¿No te gusta?

Izuku trató de ocultar su ansiedad, pero sus sentimientos eran evidentes. La pintura en la que Bakugou había estado trabajando ahora representaba un enigma para él, con su brillante amarillo en lugar del verde que había llegado a asociar con su relación.

—Es solo que... el estilo es diferente. —Izuku hizo una pausa, tratando de articular sus pensamientos—. No estoy seguro de qué pensar.

Bakugou se dio cuenta de que la reacción de Izuku no era simplemente sobre la pintura. Decidió abordar el tema de frente.

—Es un nuevo estilo. El amarillo es solo una experimentación en mi arte. —Bakugou tomó las manos de Izuku—. No significa nada en particular.

Izuku sintió un alivio al escuchar las palabras de Bakugou, pero la duda aún persistía. Miró el lienzo una vez más, y aunque comenzó a relajarse, la incertidumbre seguía en el aire.

Denki, al notar la preocupación en Izuku, se despidió cortésmente.

—Creo que es mejor que me vaya. Nos vemos pronto, Izuku. —Le dio un abrazo a Bakugou—. ¡Que tengan una linda cita!

Izuku escuchó a Denki salir, sintiendo una mezcla de alivio y dolor. Bakugou, al notar la preocupación en los ojos de Izuku, se apresuró a cambiarse.

—Espera un momento, voy a cambiarme. —Bakugou se movió hacia el vestidor nuevamente.

Izuku se quedó solo en el estudio, la tensión entre él y la pintura creando un conflicto interno. Mientras tanto, Bakugou se apresuró a cambiarse, intentando preparar todo para su cita.

Cuando Bakugou regresó, encontró a Izuku aún contemplando el lienzo. Sin embargo, la presencia de Bakugou hizo que la atmósfera cambiara. Juntos, se dirigieron hacia su cita, con Izuku sintiéndose un poco más aliviado pero aún con dudas que necesitaban ser abordadas.

Pinceles y Pasiones: Amor en ColorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora