Izuku cerró la puerta detrás de él y se apoyó contra ella, dejando escapar un suspiro profundo. Su mente estaba enredada en una mezcla de emociones, pero sobre todo, había una felicidad cálida que irradiaba desde el punto donde Bakugou lo había besado en la mejilla. El gesto, aunque pequeño, había sido un paso importante para ellos, e Izuku no podía evitar sentir su corazón acelerarse al recordarlo.
Se dirigió a su habitación, donde se dejó caer en su cama, mirando el techo con una sonrisa en los labios. El día había sido especial; Bakugou había sido considerado y cariñoso de una manera que Izuku no siempre veía. Sin embargo, a pesar de la felicidad que sentía, había algo que lo inquietaba, una punzada persistente que se negaba a desaparecer.
Izuku recordó la pintura en el estudio de Bakugou, esos tonos amarillos tan distintos del verde al que se había acostumbrado. Se había sentido incómodo al ver el cambio, como si simbolizara algo más profundo que simplemente una nueva dirección artística. No podía evitar pensar que tal vez Bakugou estaba explorando nuevas inspiraciones, quizás incluso nuevas personas, para sus obras.
"¿Qué significa ese amarillo? ¿Acaso ya no soy su musa? ¿Está Kacchan buscando algo más, alguien más?" Estos pensamientos se repetían en su mente, creando una maraña de dudas e inseguridades. A pesar de la conexión que sentía con Bakugou, no podía evitar temer que alguien más pudiera influir en él, que su lugar en la vida de Bakugou no fuera tan sólido como creía.
Izuku giró sobre su costado, mirando su reflejo en el espejo de su habitación. Se sentía dividido; por un lado, el beso de Bakugou había sido un gesto de afecto claro, algo que Izuku había anhelado por mucho tiempo. Pero por otro lado, la pintura y la presencia de Todoroki en la cena le habían hecho cuestionar si realmente conocía los sentimientos de Bakugou.
Mientras se acurrucaba bajo las sábanas, Izuku decidió que debía hablar con Bakugou. Necesitaba entender lo que estaba pasando, tanto en la mente de Bakugou como en su propia. La próxima vez que se vieran, tenía que encontrar el valor para expresar sus preocupaciones y preguntar abiertamente qué significaban esos cambios en el arte de Bakugou. Solo entonces podría calmar la tormenta de dudas que agitaba su corazón y encontrar la paz que buscaba en su relación.
Con esos pensamientos, Izuku cerró los ojos, permitiéndose descansar con la esperanza de que pronto encontraría respuestas. Aunque la incertidumbre persistía, sabía que enfrentar sus temores era el primer paso para construir algo más fuerte con Bakugou.
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A medida que pasaban los días, Izuku no podía sacar de su mente el beso en la mejilla que Bakugou le había dado. La ternura del gesto lo hizo sentir especial, pero la inquietud persistía. La pintura en el estudio de Bakugou seguía rondando sus pensamientos, y no podía evitar preguntarse si su lugar en la vida de Bakugou estaba siendo desafiado por algo o alguien más.
Finalmente, decidió que era el momento de hablar con Bakugou. Había estado posponiendo la conversación, temeroso de lo que pudiera descubrir, pero la creciente ansiedad le hizo entender que debía aclarar sus sentimientos para poder avanzar.
Un día, después de su clase de arte, Izuku se dirigió al estudio de Bakugou. A su llegada, Bakugou lo recibió con una sonrisa, notando de inmediato que Izuku parecía inquieto.
—¿Todo bien, Izuku? —preguntó Bakugou, mientras dejaba a un lado un pincel que estaba usando para su última obra.
Izuku respiró hondo, tratando de reunir el valor necesario para hablar.
—Kacchan, hay algo de lo que necesitamos hablar —empezó, mirando a Bakugou con seriedad—. He estado pensando mucho en los últimos días, especialmente después de nuestra cita y la pintura que vi en tu estudio.
Bakugou frunció el ceño, sintiendo una punzada de preocupación. Sabía que algo no estaba bien, pero no esperaba que Izuku abordara el tema de esa manera.
—¿Qué pasa con la pintura? —preguntó Bakugou, intentando mantener un tono tranquilo mientras ocultaba su inquietud.
Izuku se acercó, sentándose en una esquina del estudio. Sus ojos estaban llenos de determinación y vulnerabilidad.
—He visto el cambio en tu arte. Hay mucho amarillo ahora, y antes el verde predominaba. Me hizo pensar que tal vez estás buscando algo nuevo o a alguien nuevo que te inspire. No puedo evitar sentir que me estoy quedando atrás.
Bakugou se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de Izuku. Se dio cuenta de que había fallado en comunicar sus verdaderos sentimientos y cómo el cambio en su arte no tenía nada que ver con Izuku.
—Izuku, lo que ves en mi pintura no tiene nada que ver con lo que siento por ti. El amarillo es simplemente una fase en mi trabajo, un experimento con nuevas técnicas —dijo Bakugou, acercándose a Izuku y tomando su mano—. Tú sigues siendo una gran parte de mi inspiración, y mi arte es solo una manera de explorar diferentes aspectos de lo que siento.
Izuku miró a Bakugou, con lágrimas comenzando a formarse en sus ojos. Se sintió aliviado y comprendido, pero aún había una parte de él que necesitaba asegurarse de que su lugar en la vida de Bakugou era inamovible.
—No quiero que pienses que estoy cuestionando tu arte —dijo Izuku, con una voz temblorosa—. Solo quiero saber que mi lugar en tu vida es seguro, que no hay nadie más que pueda reemplazarme en tu corazón.
Bakugou apretó la mano de Izuku, su expresión endurecida por la emoción. Sabía que debía ser honesto y claro.
—Izuku, nadie puede reemplazarte en mi vida. Mi arte puede cambiar, pero lo que siento por ti es constante y verdadero. Si alguna vez dudas de eso, por favor, házmelo saber, y te lo demostraré.
Izuku sonrió a través de sus lágrimas, sintiéndose reconfortado por las palabras de Bakugou. Se acercó y lo abrazó, sintiendo el calor y el amor que emanaba de él.
—Gracias, Kacchan. Eso significa mucho para mí.
Bakugou rodeó a Izuku con los brazos, sintiendo un alivio palpable. Sabía que aunque enfrentaran desafíos, lo más importante era la conexión que compartían.
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Pinceles y Pasiones: Amor en Color
FanfictionEn un tranquilo estudio de pintura en el corazón de la ciudad, residía Bakugou Katsuki, un artista apasionado y de gran talento. Sus lienzos eran una explosión de colores y emociones, pero en su vida faltaba un detalle crucial: una musa que pudiera...