Perdón yo.

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Ya no confío en nadie, en nada, no confío.

Todos los malditos días llorando, a veces en público, otras en silencio, otras pidiendo a quien me escuche en privado que acabe con mi sufrimiento.

Me siento atrapada, observada. En mi propio cuarto creo que tengo cámaras que me espían. Y no lo aguanto.

Quiero cumplir 18, irme, no volver.

Odio mi cara, lleno de granos, marcas, ojeras profundas y oscuras, mis ojos pequeños por las lágrimas, mis labios agrietados, mis asquerosas cejas, todo, lo odio todo. Mi cuerpo sin figura ni alma, feo e inútil. Odio mi personalidad, porque un día lloro y quiero que desaparezcan las personas que me hacen daño, pero al día siguiente las perdono y las ayudo con mi vida. Odio sentirme insuficiente. Odio que me odien. Odio no encajar. Odio mi vida.

Quiero irme y no volver, me da igual si es por independizarme o por morirme.

Se me quitan las ganas de cumplir mis sueños. Porque sé que no seré escritora. Sé que trabajaré en algo que no me llenará. Sé que no tendré a nadie que me apoye.

Odio este dolor en el pecho. Odio ver borroso por las lágrimas. Odio mi vida.

Desde pequeña he intentado sobrevivir como fuera y ahora no sé cómo.

De pequeña tuve que ver como mi padre maltrataba a mi madre. Tuve que aguantar bulling durante nueve años. Tuve que aguantar ser la hermana mayor responsable. Tuve que hacerme la fuerte, yo, una niña, una maldita niña joder, no aguantaba y nadie lo veía y sigo sin aguantar u nadie lo ve. Me intenté matar, pero no fui valiente.

Me refugié en los libros de romance y misterio. Encontré mi alegría en Nicki Nicole, Lit Killah, en Tiago PZK, Maria Becerra, Emilia Mernes y Duki. Encontré mi pasión por la escritura, pero no sirvió.

No me veo ya como Alice Kellen o Ariana Godoy, no me veo como una gran escritora. Ya no me veo, porque ya estoy cansada.

De ser la hija perfecta, la hermana perfecta, la amiga que aconseja y cuida, la nieta buena. Harta estoy.

¿Acaso alguien intenta ser perfecto para mí? ¿Acaso alguien me va a cuidar o aconsejar alguna vez? Porque estoy cansada de ser tan buena con los demás...

Nunca me he mostrado yo misma con nadie, como mucho son mi madre.

¿Dónde están las amigas que siempre estarían a mi lado?

Ser mejores amigas no sólo es estar en los momentos felices, también es estar en los malos y yo estoy en cada uno de los suyos, pero nadie, nadie, maldita sea, nadie está en los míos.

A veces se agradece un abrazo, un halo de esperanza en la otra persona que te pueda contagiar.

Creo que seguiré igual, con todo el peso del dolor en el pecho.

Me gustaría que alguien me entendiera por una vez, me gustaría estar cómoda con alguien.

Poderme reír libremente sin importar como me vea porque esa persona me verá perfecta, poder llorar, poder hablar de lo que sea. Y no me refiero a un novio o algo así, me refiero a una persona sin importar si es chico o chica o lo que sea.

¿Por qué la gente normal no es cómo la de los libros?

Vale, en muchas historias, en casi todas, hay alguien malo, pero también está esa persona que te escucha y entiende.

¿Qué tengo que hacer para que me vaya bien? Si lo sabes, si alguien está leyendo esto, si sabes que tengo que hacer dímelo, por favor, lo suplico.

De que me sirve ser la mejor si no soy feliz, de que. No sirve nada.

¿Mi lista de sueños se cumplirá alguna vez? Porque no lo creo.

Me voy a ir escuchando canciones tristes.

Perdón si no te ha gustado lo que escrito, aunque ni siquiera sé si esto lo leerá alguien. Todo esto es culpa de las lágrimas de un sueño frustrado, de una chica anónima rota, de alguien que nunca sabrás si está bien. Me pido perdón por si mi yo del futuro lee esto y se da cuenta de lo mal que estaba, lo siento.

Lo siento.

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