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Los cuatro se prepararon para viajar hasta la Hilandera; salieron tomando el autobús noctámbulo a las cuatro de la tarde. El viaje hasta el antiguo hogar de la pelinegra fue más rápido de lo que hubiera sido si viajaban en cualquier autobús muggle.

Hemos llegado— habló el joven que vendía los boletos —Lamento no poder llevarlos mas adentro pero ese barrio es muy peligroso. 

Esta bien, muchas gracias. 

Regulus y Charity vieron por todos lados el barrio donde Severina había nacido y crecido, no era para nada igual a lo que ellos acostumbraban estar. Caminaron unas cuadras más hasta llegar a una vieja casa cercada con un pequeño huerto y un viejo buzón con un pequeño letrero que decía "familia Snape" por lo que no era necesario ser un genio para saber que esa era la casa.

Miren eso, ¿quién querría vivir en ese cuchitril?— mencionó Riley al ver la vieja casa.

Riley, ese cuchitril era mi hogar— la pequeña tapó su boca y bajó la mirada, sus mejillas se tiñeron de rojo por la vergüenza. Su madre se acercó y levantó su cabecita —Hey, está bien pequeña— abrazo a su hija demostrándole que no estaba molesta por el comentario. Se separaron al escuchar la puerta principal abrirse.

Eileen Snape salio de su casa con una regadera de plástico que usaría para regar su pequeño huerto pero al ver a los tres adultos y a la niña quedó petrificada con la mano en la perilla al ver a las cuatro personas, sus ojos fueron escaneando a cada uno hasta que se detuvo en la mujer de cabellera negra con ojos color negro.

Sevi...— la voz de la mujer mayor sonó débil. Esta se acercó a Severina —¿De verdad eres tu Severina?

Riley, Regulus y Charity veían el reencuentro con una sonrisa, estaban felices por ambas en especial la menor de todos ya que esperaba siempre ver esa sonrisa en su madre. 

Hola mamá— Eileen arrojo la regadera sin importarle donde fuese a dar y luego abrazo a su hijita, al fin sus oraciones habían sido escuchadas y su bebe había vuelto a casa sana y salva. madre e hija quedaron en medio del agradable silencio de todos pero fue interrumpido al escuchar una voz masculina proveniente del interior de la casa. 

Severina se tenso al escuchar la voz de su padre, los miles de recuerdos donde le gritaba a ella y a su madre por supuestamente engañarlo al no decirle que era una bruja, las veces en las que arrojaba botellas cerca de su cabeza y le tocaba esquivarlas y por supuesto esas veces que golpeaba a su madre y ella no podía hacer algo para ayudarla por el simple hecho de haber nacido mujer, antes de perder su memoria solía pensar que, ¿si hubiera nacido hombre algo hubiese cambiado?

Tobias Snape había despertado de una pequeña siesta después de comer el delicioso almuerzo de navidad que su esposa preparo, al levantarse de su cama bajo las escaleras y fue hasta la cocina pero ella no estaba, fue cuando la llamo para saber su ubicación.

¿Eileen?— se estremeció por el frió, ahí fue cuando el hombre se percato que la puerta estaba abierta y se escuchaban voces afuera por lo que fue a ver que sucedía.                 

Sirius Black corría por la ciudad en su forma animaga tratando de seguir el rastro del autobús noctámbulo, en su apartamento había estado atento viendo por la perilla de su puerta cuando su hermano llegó acompañado con la otra mujer y aún más cuando vio que volvían a salir pero esta vez acompañados de Severina y Riley. 

Ladraba a cuanta persona se le atravesara en su camino y solo descansaba para retomar fuerza para apurar la corrida para no perder el rastro. Tenia que cuidar de ellas, aun si ellas no querían volver a verlo. 

RECUERDOS PERDIDOS || female Severus ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora